SUSCRÍBETE

Un pasado más presente de lo deseado

“Los monstruos no son los que lo parecen”

Igual que hizo Galdós con Los episodios nacionales, Almudena Grandes nos dejó un gran legado literario que retrata nuestra historia más reciente gracias a Los episodios de una guerra interminable. Ahora, Carme Portaceli se pone al frente de la versión teatral de uno de sus títulos, La madre de Frankenstein, como merecido reconocimiento a esta autora inolvidable.

Una mañana de verano, previa al inicio del último bloque de ensayos, charlamos con la directora sobre esta producción protagonizada por Blanca Portillo, Pablo Derqui, Macarena Sanz, José Troncoso, Belén Ponce de León, Jordi Collet, Gabriela Flores, Ferran Carvajal y David Fernández “Fabu”, que ahora llega al Teatro María Guerrero, del 29 de septiembre al 12 de noviembre.

 

Foto de portada de Geraldine Leloutre

Quedo con Carme Portaceli para hablar el lunes 24 de julio, en plena resaca postelectoral y con el susto aún metido en el cuerpo, sin querer reaccionar del todo, ante la alegría que supone lo que parece un estruendoso batacazo de la ultraderecha en nuestro país. Sin haberlo buscado, parece que hemos elegido el mejor momento para hablar sobre la nueva producción en la que se ha embarcado la directora, La madre de Frankenstein, basado en la novela homónima de Almudena Grandes y que Anna Maria Ricart se ha encargado de adaptar para el teatro.

Una historia ambientada en la postguerra española, situada en el manicomio para mujeres de Ciempozuelos que, a través de sus personajes, dibuja un retrato de aquella España de dobles morales. “Vamos a viajar desde el siglo XXI a un lugar donde las clases sociales es la clave de las relaciones, donde impera el miedo, el temor y el silencio” y que, a día de hoy, aún parece seguir latente. “Es un poco lo de ‘España o Sánchez’ que estamos viviendo -señala Portaceli- Los que dictan quiénes son los buenos españoles y los que no, porque ellos lo deciden así” y rebusca en el libreto de esta nueva producción uno de los parlamentos que se ajusta a lo que quiere decir: “España es mi país Padre Armenteros -dice Germán el protagonista-, por mucho que le joda. Ya sé que le habría gustado que los suyos acabaran con todos los españoles como yo, pero no pudieron y no fue porque no lo intentaran, desde luego, así que España es tan mía como suya, aunque no le guste a usted. Usted no es más español que yo y no tiene ningún derecho a opinar sobre si mi país me conviene o no, eso lo decidiré yo si no le importa”. Unas palabras que provocan en ambos un silencio que nos estremece por cómo nos sitúa frente a un pasado mucho más presente de lo deseado.

 

Un pasado más presente de lo deseado en Madrid
Macarena Sanz, Blanca Portillo y Pablo Derqui en un ensayo de La madre de Frankenstein. Foto de Geraldine Leloutre.

 

ABRIENDO PUERTAS AL MUNDO

Mirando su paso por instituciones como el Teatro Español, o su actual cargo como directora artística del TNC, a Carme Portaceli la define, entre otras muchas cosas, su especial gusto por llevar a escena a las heroínas de los grandes títulos de la literatura universal -ojo, que Anna Karenina es su próximo proyecto-, además de su férrea lucha por situar en primera línea a las mujeres artistas y creadoras, “es un compromiso que he tenido conmigo misma, y que tengo para mis compañeras, porque creo que tiene que ser así”, y un constante empeño por dar proyección internacional a nuestras artes escénicas. De hecho, ella fue quien colocó el lema ‘Una porta al món (Una puerta al mundo)’ en el frente del Teatre Nacional de Catalunya. “Hago una programación enormemente paritaria, lo primero, diversa lo siguiente, y abro la puerta a todo aquel y aquella que forma parte de nuestra sociedad. Barcelona es una ciudad profundamente cosmopolita donde vive gente de muchos lugares, de muchos sitios, que hablan muchas lenguas, que tienen muchas razas y, por primera vez en la vida, estamos teniendo esta gente dentro”. Por eso mismo, al hacerle referencia a los últimos actos de cancelación y censura habidos en diferentes localidades de nuestro país, muestra una gran preocupación por el retroceso que supone “Yo lo he vivido muy preocupada porque eso no es admisible en pleno siglo XXI. Es una locura. ¿Cómo podemos llegar hoy en día a estar otra vez allí? ¿En que mundo viven? Tienen que salir de la calle Jorge Juan, no pueden estar ahí solamente ¡Es que hay más mundo que ese mundo! Eso es una incitación al odio”.

 

Un pasado más presente de lo deseado en Madrid
Carme Portaceli directora de La madre de Frankenstein.

 

UNA DECISIÓN DE LA PROPIA ALMUDENA

Al preguntar a Portaceli el por qué de la elección de La madre de Frankenstein de entre todos los títulos de la autora, nos confiesa que fue una propuesta de la propia Almudena Grandes: “Cuando yo estaba en el Español, ella me hacía los coloquios, y estaba encantada, ¡y nosotros ni te cuento! Los días que ella moderaba los coloquios la gente hacía cola para entrar a escucharla. Era maravillosa. Yo le cogí un cariño enorme, era una mujer extraordinaria. Una de las veces que vino a hacer un coloquio sobre Jane Eyre, le dije: ‘Almudena, querría llevarte una novela al escenario’ y se quedó muda, no me dijo mucho, luego nos despedimos y pensé: ‘igual no le gusta nada la idea, no le voy a insistir”, y por la noche me escribió un WhatsApp y me dijo: ‘Cuando me has dicho esto no te he dicho nada porque me ha impactado muchísimo. Me he quedado muy emocionada y con un vértigo enorme’. Entonces hablamos y le propuse Los besos en el pan y ella me propuso Los aires difíciles. Estuvimos leyéndolos y pensando cuál me interesaba más, cuál me parecía que era mejor para hacer, entonces me escribió un mail y me dijo: ‘ni la tuya ni la mía, esta es la que tienes que hacer. Estamos a punto de publicarla’, y me mandó un Word que estaba corrigiendo con esta joya. Y me dijo: ‘Ya verás que los monstruos no son los lo que parecen’. Entonces lo leí, lo vi claro y nos pusimos a trabajar con Anna Maria. Un día vino a ver La casa de los espíritus, estaba estupendísima, y le dije: ‘estamos trabajando en tu versión’ y nunca más pudimos volver a hablar de verdad. Me dio una tristeza horrorosa”.

Carme me confiesa que siente mucho vértigo ante la responsabilidad de llevar por primera vez al teatro una novela de Almudena Grandes, aunque dice sentirse segura “y feliz” de haber captado el espíritu de la autora en esta adaptación. “Igual me equivoco, pero creo que, por lo que yo sé de Almudena, por lo que he hablado con ella, por las conversaciones que he tenido con ella y por cómo yo me siento con respecto a lo que ella dice, verdaderamente aquí, en esta versión, hay mucho de Almudena”. Una apuesta que considera que hará justicia con su figura y que incluso hará que su universo literario se abra más allá de los lectores y lectoras habituales. “En el CDN ya hay muchos días que solo quedan seis o siete entradas y en el TNC, de los abonos que hemos sacado, con los que este año estamos batiendo récords, la obra más vendida es La madre de Frankenstein”.

 

Un pasado más presente de lo deseado en Madrid
Foto de ensayo de La madre de Frankenstein. Foto de Geraldine Leloutre.

 

DE LA NOVELA AL TEATRO

Para la adaptación teatral Portaceli se ha rodeado de su equipo habitual dándole forma a esa España en blanco y negro en la que se ha querido inspirar con una “escenografía conceptual, sugerente y metafórica, que es un mundo de cadenas”, muy al estilo de su montaje sobre La casa de los Espíritus, “que de la nada viene todo”, y de la que se ha encargado, además de la iluminación, Paco Azorín, junto al vestuario de Carlota Ferrer, la banda sonora de Jordi Collet o el movimiento escénico de Ferrán Carvajal, ambos miembros también del reparto.

Los tres puntos de vista existentes en la novela, quedan recogidos básicamente en la mirada de Germán Velázquez, interpretado por Pablo Derqui, y en Doña Aurora, interpretada por Blanca Portillo, partícipe del proyecto desde sus primeros pasos, incluso interpretó a Doña Aurora en la lectura de presentación de la novela a petición expresa de la propia Almudena Grandes. “Doña Aurora habla con el público, pero desde otro punto de vista -cuenta Portaceli-, explica sus locuras, habla desde ella misma, hace un poco partícipe a los espectadores y espectadoras de todo ese pensamiento eugenésico que ella tiene y que además es un lenguaje que reconozco mucho. Tiene una manera de hablar de una España que hoy aún ves a veces cuando les hacen entrevistas en El Intermedio, que dices: “Uy, pero están como anclados en otro mundo”.

Además, en el reparto encontramos a Macarena Sanz, quien interpreta a María Castejón, de la que Carme cuenta una curiosa anécdota que la vincula de manera muy especial a este montaje ya que, casualmente, el segundo apellido de la actriz es Castejón y su abuelo trabajó en el manicomio de Ciempozuelos. El elenco lo completan Gabriela Flores, José Troncoso, Belén Ponce de León y David Fernández ‘Fabu’ quienes dan vida al resto de personajes que pueblan este sentido y necesario homenaje a la gran Almudena Grandes sobre los escenarios, con la emoción añadida de que sea Madrid, ese mismo que tanto amó y pobló su obra, quien acoja el estreno.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

Comparte este post