SUSCRÍBETE
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

¿Qué relación tenemos con nuestro cuerpo?

Caléndula es un mapa que te guía por tu propio cuerpo y hace que te plantees la relación que tienes con él

Dos actrices (Patry Calzada y Patri Caso) y una autora y directora (Laura Mihon) se embarcan en un divertido y poético viaje al centro de sus cuerpos: envoltorios frágiles, perecederos y a la vez demandantes de placer.

Este viaje se llama Caléndula  y se puede ver en septiembre en Bululú 2120 (días 17 y 30). Las tres creadoras nos cuentan cómo está siendo el recorrido.

 

Siempre me gusta poner un poco de contexto. ¿De dónde viene vuestro amor por las artes escénicas?

Laura Mihon: Desde pequeña mi abuela me llevaba al teatro y recuerdo la emoción de estar sentada en la butaca esperando que empezara la obra, sabiendo que en breves minutos podría ocurrir cualquier cosa y que sería mágico, intenso, divertido. Profesionalmente, empecé en el mundo de la producción y observaba el trabajo de la parte artística con mucha fascinación y bastante envidia. Ahí empezó el enamoramiento y mi formación como dramaturga y directora, pero el amor consolidado y profundo que siento ahora me lo ha dado cada uno de los proyectos en los que he trabajado y que nunca me han dejado de sorprender. Ahora es en la sala de ensayo donde vivo esa sensación de que puede ocurrir cualquier cosa y que será mágico.

Patri Caso: En mi caso me enamoré del teatro gracias a que mi padre me llevó a ver El Arte de la entrevista de Juan Mayorga, entonces tenía unos 15 años complicados. Salí del teatro asustada e impresionada: quería aprender cuál era el secreto para lograr transmitir una emoción a un patio de butacas y generar la comunión con el público. Dos años después me presenté a las pruebas de la ESAD de Asturias y comencé a estudiar Interpretación.

Patry Calzada: Yo me crié en un pueblo pequeño de la sierra de Cádiz donde las posibilidades de ver teatro eran y son bastante escasas. La primera vez que vi teatro fue en una excursión del colegio, nos llevaron al teatro Villamarta en Jerez. Creo que fue la primera vez que algo en mi barriga pasó, y digo barriga porque no creo que mi cabeza entendiera mucho qué pasaba. Desconocía en absoluto el teatro, no me he criado en un entorno teatral, ni lo he tenido cerca. Pero aquellas luces, el vestuario, la intriga, el telón hicieron que, sin saber ni en qué consistía el trabajo, empezara a decir: “quiero ser actriz”.

 

¿Cómo y dónde fue vuestra etapa de formación y qué os ha aportado?

Patry Calzada: Primero quiero decir que, como un deportista, la formación actoral o el entrenamiento, para mí no acaba. Es un músculo que hay que ejercitar. La voz, el cuerpo, el trabajo con el texto se oxidan si se abandona, por lo que en la medida que mi bolsillo y mi tiempo me lo permiten intento seguir entrenando. Yo me vine a Madrid con 17 años y estudié en el Estudio de Juan Carlos Corazza. Fue una etapa de conocimiento personal y artística muy intensa. Cuando terminé esta formación y con la necesidad de ver mundo, me fui a Argentina, donde descubrí a maravillosos maestros como Augusto Fernándes o Lito Cruz, me enseñaron el disfrute de este arte, a vivirlo y jugarlo con amor. Viví 6 años trabajando, entrenando y viendo mucho teatro, que, dicho sea de paso, para mi es una formación necesaria y casi obligada.

Laura Mihon: Yo empecé haciendo cursos de dramaturgia y dirección en el Obrador de la Sala Beckett, y sobre todo aprendiendo mucho de mis compañeros del Col·lectiu La Santa, mi compañía de Barcelona. Posteriormente vine a Madrid para hacer el Máster de creación teatral dirigido por Juan Mayorga y el contacto con muchísimos creadores y con mis compañeros y compañeras de clase me ha enseñado que hay mil maneras de hacer teatro y me ha dado mucha libertad creativa. Pero de lo que más he aprendido sin duda ha sido de la sabiduría y valentía de todos los actores y actrices con los que he tenido la suerte de trabajar.

Patri Caso: En la ESAD de Asturias recibí una formación corporal, vocal y textual, tocando distintas técnicas actorales. Mayoritariamente trabajamos técnica Chéjov, partiendo del cuerpo para alcanzar la emoción, separando la psicología del personaje de la de la actriz. Participé en un Workshop con el Odin Teatret, introduciéndome en el Teatro Antropológico y descubriendo el vínculo entre teatro y la sociedad. Entre los cursos que más me marcaron destaco el de Waving Voice con Verónica Ronda, comprendiendo la relación entre la voz y la relajación corporal a través del movimiento. En el Máster de Creación Teatral dirigido por Mayorga empecé a elaborar mi propia voz como creadora y la importancia de reelaborar las herramientas que distintos maestros te enseñan, hacer tuya la técnica ajena para alcanzar tu propia creatividad.

 

Habladme un poco del proyecto Caléndula. ¿Quiénes formáis parte de él y cómo surge esta unión?

Laura Mihon: Recién llegada a Madrid y empezando este nuevo proyecto, tuve la suerte de conocer a Patry Calzada a través de Patri Rivero, nuestra ayudante de dirección. Un tiempo después le pedí que actuara en una de las prácticas del máster, descubriendo en seguida su talento y nuestra afinidad a la hora de trabajar.

Patry Calzada: Laura me envió el texto y me enamoré completamente de aquella maravilla. La simpleza, el humor y la profundidad de sus palabras me cautivaron. Y decidimos seguir adelante probando cosas a partir de ese texto, que casualmente (o no) forma parte de lo que hoy es Caléndula. Luego se unió a nosotras Patri Caso. Un ser maravilloso con el que desde los primeros 10 segundos sentimos una conexión inexplicable. Creo que nunca me sentí tan cómoda, segura y querida en un escenario.

Laura Mihon: A Patri Caso la vi actuar en un curso de Fernanda Orazi y fue un flechazo. Me entraron ganas de escribir para ella y me animé a contactarla.

Patri Caso: Yo acababa de terminar el Máster que te he comentado antes y me planteaba un año sabático para reposar mis cinco años seguidos de formación artística. Un día recibí un correo de Laura proponiéndome que participase en su proyecto. La temática de la obra encajaba perfectamente con el tipo de teatro que iba buscando, así que dejé de lado mi idea de descansar del teatro y me sumergí en el proyecto. Con Patry Calzada sentí una conexión especial desde el primer día. Recuerdo que al finalizar ese primer ensayo ya comentamos la familiaridad que sentíamos la una con la otra, pese a tener formaciones opuestas, edades y vivencias distintas.

Laura Mihon: Como escenógrafo y fotógrafo volví a trabajar con Daniel Ruiz, maravilloso compañero de mis últimos proyectos. El sonido está a cargo de Mario Morellón, y en algunas escenas su trabajo es un personaje más.

 

¿Qué relación tenemos con nuestro cuerpo? en Madrid
Laura Mihon. ©Daniel Ruiz

 

¿Qué tipo de teatro os interesa a cada una de las tres? ¿Cuáles han sido vuestros referentes?

Patri Caso: Me interesa un teatro que planteé preguntas, un ritual para encontrarse en la mirada de la otra y descubrir los puntos en común, así como las diferencias que nos hacen ser libres dentro de la generalidad de nuestra especie. Me gustaría llevar la filosofía al escenario y acercarla sobre todo a las nuevas generaciones. Mis referentes son las lecturas y las obras teatrales a las que he asistido desde los 15 años. Me gustaría fusionar lo visceral del teatro contemporáneo con la racionalidad de un teatro filosófico, elaborar una mezcla entre las poéticas de Angélica Liddell y Juan Mayorga.

Patry Calzada: A mí me interesa un teatro que me mueva, que genere preguntas, que normalmente me parecen más interesante que las respuestas. Creo que el teatro no debe perder su esencia de rito. Cada miembro en una sala; público, actor o regidor acuden a una ceremonia, todos son parte esencial de lo que sucederá y será efímero. Nunca volverá a ser igual. Esta idea es algo que me motiva mucho, el teatro que veo o el teatro que quiero hacer tiene que ver con esta conexión grupal. Para mi fue un gran descubrimiento los maravillosos dramaturgos argentinos como Tito Cossa, Halak o Gorostiza y me encanta todo lo que hacen Pablo Messiez y Fernanda Orazi.

Laura Mihon: Estoy muy en línea con mis compañeras. La dimensión de encuentro físico y de rito es lo que más me interesa del teatro, y por tanto las obras que lo potencian o lo evidencian son las que más me interesan. Me encanta ver y hacer teatro de cerca, y las piezas que tienen en cuenta la presencia del público en todo momento. Cada vez me interesan más las obras que potencian aquello que distingue el teatro de otras expresiones artísticas y que hacen reflexionar sobre el medio mismo.

 

Es vuestro primer trabajo juntas. ¿Tenéis idea de seguir caminando las tres como compañía o cada una por su lado?

Laura Mihon: Lo hemos estado hablando mucho y no lo descartamos. Tener una compañía implica muchas responsabilidades y mucho trabajo más allá del artístico, y empezar de cero es durísimo. Yo ya lo he vivido con mi anterior compañía y ahora sé que hay que tener mucha energía y tenerlo muy claro para llevar adelante un proyecto así. ‘Las Patris’ y yo hemos trabajado muy bien juntas y estamos dándole vueltas a la fórmula para seguir haciéndolo.

Patry Calzada: Por otro lado, creemos que las compañías siguen una línea común y no sabemos si la línea Caléndula es lo que seguiríamos haciendo. Lo que sí creemos es que hay muy buena conexión y comunicación entre todas, y eso es muy importante para la creación. Sí es cierto que sería una lástima no seguir explorándolo. Pero ya veremos.

Patri Caso: Cada una somos muy diferentes y, por ello, nos complementamos bastante, cuestión esencial para seguir trabajando juntas. Personalmente yo me he sentido muy cómoda en el proceso y creo que es difícil encontrar personas con intereses comunes y deberíamos aprovecharlo.

 

En estos momentos en los que hay mucha oferta de obras en la cartelera pero, paradójicamente, luego hay poco hueco para seguir creciendo, ¿es posible hacer una carrera de forma independiente sin que haya una compañía que sostenga todo?

Patri Caso: Yo quiero creer que sí hay posibilidad de hacer carrera independiente. Pienso que lo imprescindible es tener una red importante para colaborar en distintos proyectos donde los roles vayan cambiando para no acomodarse ni aburrirse. Para construir dicha red no creo que sea imprescindible vender una imagen falsa o distorsionada de quién eres para encajar en un molde que no existe, si no que lo importante está en el vínculo artístico-personal que surge cuando se trabaja de manera constante y respetuosa con las otras. Personalmente no creo ni quiero tener lugar en el teatro comercial.

Patry Calzada: Yo también quiero pensar que sí, que es posible. Veo dificultad para salir del círculo off, y no lo digo como si fuera una obligación salir del off, me parece esencial ese movimiento, donde se pueden ver cosas maravillosas. El gran problema radica en que la gente no va al teatro, y mucho menos a teatro donde no hay caras o directores conocidos. Si formas parte de una compañía conocida obviamente el camino será más fácil.

Laura Mihon: Como escritora y sobre todo como directora, veo difícil poder hacer proyectos que me interesen de manera constante sin una compañía detrás. Es un camino muy largo que requiere precisamente ir sacando adelante mis propios proyectos hasta tener la experiencia y el nombre suficiente para que otras compañías decidan contar conmigo.

 

¿De dónde surge Caléndula, la obra, y qué es lo que nos vamos a encontrar en ella?

Laura Mihon: Caléndula surge de la necesidad y las ganas de explorar mi relación con mi propio cuerpo, que siempre ha sido un poco problemática. No desde el punto de vista estético, sino porque el organismo es algo vulnerable, dañable y perecedero. La escena es el medio ideal para pensar el cuerpo desde el cuerpo, y además es la práctica artística por excelencia que nos reúne físicamente. Reflexionar y jugar en torno a este tema en compañía ha sido increíble para mí a nivel personal y creativo. El resultado es una obra ecléctica, en la que la relación de las actrices con su cuerpo se une a la mía, y las exploramos desde escenas muy diversas, algunas llenas de humor, otras más trágicas, pero siempre teniendo presente que hay otros cuerpos en la sala con los que queremos conectar, los del público.

Patri Caso: Caléndula es un mapa que te guía por tu propio cuerpo y te hace plantearte la relación que tienes con este, de una forma natural y divertida. Nos vamos a encontrar sueños, dolores y placeres, así como algunas situaciones universales donde el cuerpo tendrá siempre el papel principal.

Patry Calzada: La obra surge de una necesidad de la directora de sacar sus miedos a la debilidad del cuerpo, a las enfermedades. Como dice Patri, es mapa que recorre nuestro cuerpo con humor y amor. Veréis a dos actrices y una pantalla que nos habla, una reflexión de nuestra relación con el cuerpo, con la vida y con la muerte.

 

Laura, ¿es un texto que nace de las tripas o desde otra parte más racional de tu cuerpo?

Laura Mihon: El texto nace de un miedo, así que diría que nace de las tripas, pero en el proceso están involucradas tanto las tripas como mi parte más racional. Soy una persona muy mental y todo lo acabo pasando por ahí, a veces demasiado. La obra es un viaje de las tripas a lo racional y a la inversa, que nos muestra que no podemos desligar una cosa de la otra. Una de las preguntas que nos hemos hecho desde el principio es si sentimos que tenemos un cuerpo o que somos un cuerpo. Yo solía sentir que mi mente y mi corporalidad son cosas distintas, pero cada vez más (y en parte gracias a la obra), veo que no podemos separarlas.

 

Explicas que la relación con tu cuerpo siempre ha sido problemática, ¿por qué lo has sentido así?

Laura Mihon: Va un poco por épocas, pero ha habido momentos en que el hecho de no poder controlar ciertas cosas que le pasaban a mi cuerpo me ha causado mucha angustia. La hipocondría hace que veas el cuerpo como una fuente de peligros y a tener una atención constante hacia él, pero no una atención plena y sana, como recomendaría la meditación. Más bien como una alarma que se enciende cada vez que aparece una sensación nueva, y que te dice “hay algo que podría estar mal”. En el fondo subyace el miedo al sufrimiento y a la muerte. Poco a poco, he ido aprendiendo a relajar esa atención y a conectar con el cuerpo desde otros lugares.

 

¿Cómo es la dramaturgia y la puesta en escena que habéis elaborado?

Laura Mihon: La dramaturgia ha sido fruto de un trabajo intenso y gozoso con las actrices, de muchas conversaciones y mucho juego. En la obra ha aparecido un humor que no buscábamos ni nos esperábamos al principio, al empezar a tratar temas tan intensos como el sufrimiento o la muerte. La obra la conforman una serie de escenas que exploran el tema desde personajes y teatralidades muy diferentes. El hilo que las une es la voz de la autora, presente como texto proyectado, y que nos guía en un viaje que oscila entre la vulnerabilidad y el placer.

Patri Caso: Lo bonito de Caléndula es que el montaje no fue algo tedioso, sino la recopilación de las distintas ideas de la directora a las que fuimos dando forma y contenido hasta crear un resultado que nunca llega a su final, puesto que estamos constantemente modificando partes.

 

 

Laura, ¿cómo has trabajado con las actrices para llevar a cabo la obra? ¿Desde dónde les has pedido trabajar para llevar a buen término lo que tú has imaginado en el papel y en la dirección?

Laura Mihon: Uno de los objetivos fue encontrar en la sala de ensayo un espacio de confianza y seguridad, a pesar de que apenas nos conocíamos cuando empezamos a trabajar. Durante el proceso hemos probado dinámicas que muchas veces parecían que no iban a ningún lado, y lo hemos hecho hasta el aburrimiento o la pérdida total de sentido, que es cuando empieza a aparecer lo interesante. He tenido la suerte de contar con dos actrices que se han prestado a probar cualquier cosa que proponía y que se han abierto a hablar de sus cuerpos con sinceridad y generosidad. Nuestras conversaciones han sido una pieza fundamental en la construcción del texto, y su inteligencia escénica y sus ganas de jugar han sido claves en la forma final del espectáculo.

 

¿Cómo percibís cada una de vosotras dos vuestros propios cuerpos?

Patri Caso: Percibo mi cuerpo como la carcasa de mi alma. Soy bastante espiritual y muchas veces siento que mi cuerpo tiene conflicto con estar en este plano, es algo complicado de explicar. Otras veces me he sentido en plena alineación mente-cuerpo-alma, pero pienso que mantener el equilibrio es difícil. Entiendo mi cuerpo de manera holística, por lo que intento darle la misma importancia que a mi alma y a mis ideas, aunque todas sabemos lo fácil que es descuidarse.

Patry Calzada: Yo siento que mi cuerpo debe reflejar lo que soy; mi esencia, mi alma, y el intento de que esto se vea, me frustra muchas veces. Me veo sugestionada por lo que debo ver de él, en el aspecto físico hay mucha invasión social de cómo un cuerpo, sobre todo el de una mujer debe ser.  Intento atravesar esa barrera para quererme y amarme como soy, pero reconozco que es difícil y que pese a los tiempos en los que vivimos, no es fácil escapar de los condicionamientos estéticos. Me recuerdo el mantra de que es una carcasa y que mi trabajo está dentro.

 

¿Cómo está siendo este trabajo? ¿A vosotras os ha ayudado a entender mejor el esqueleto que os sostiene o a relacionarnos de otra manera con él?

Patry Calzada: Absolutamente. Pese a haber padecido durante un tiempo una enfermedad de corazón, jamás le tuve miedo a la muerte o al sufrimiento. Esta obra ha cambiado por completo la relación con mi cuerpo y con mis órganos. A veces me sorprendo a mí misma analizando qué suena dentro mí y por qué. Esto es algo que nunca me había planteado. De hecho, ahora siento que todo me duele más e incluso puede que me enferme más que antes, estoy pasando por un proceso complicado en mis cuerdas vocales y creo que no le habría prestado tanta atención hace unos años. Creo que antes pasaba por encima de ciertas cosas físicas de mi cuerpo que ahora inevitablemente siento.

Patri Caso: A mí Caléndula me hizo aprender a observar mi cuerpo de una forma más precisa. Soy más consciente de los mensajes que me manda cada día, puesto que considero que muchas veces no le he atendido lo suficiente. Quisiera decir que la obra me provocó entender mi cuerpo de manera más positiva y llegar a una mejor relación con él, pero ha sido todo lo contrario, como si Laura nos hubiera pegado sus miedos. Es curioso porque nunca he sido hipocondríaca, pero desde que Caléndula llegó a mi vida me he percatado de la relatividad de algunos diagnósticos de la medicina occidental o bien de las creencias corporales que nos han llegado por tradición, entre otras cosas, y mi desconfianza ha crecido, sumergiéndome a veces en cierto pesimismo.

Laura Mihon: Me siento un poco culpable de esto que cuentan (risas). A mí Caléndula me ha servido para todo lo contrario. Como yo ya tenía una atención poco sana hacia el cuerpo, el proceso me ha servido para hablar mucho de ello, conocer otras visiones, relativizar y reírme mucho. Hay un momento de la obra en el que hablo de esto mismo, diciendo que el teatro convierte los miedos en ficción. Habrá que hacer Caléndula II para que las ‘Patris’ ficcionalicen sus nuevos miedos (risas).

 

En el caso de las personas que os dedicáis a la interpretación, vuestro cuerpo es una de las herramientas principales de trabajo. Si se modifica de alguna manera (lesión, embarazo, tatuajes, cambios estéticos…) puede condicionar una posibilidad laboral. ¿Existe ese pensamiento en el día a día?

Patry Calzada: Por cómo estamos estableciendo la industria pareciera que sí. Volvemos a lo mismo, la apariencia parece ser más importante que la calidad interpretativa. Si eres muy guapa, o muy fea o flaca o muy gorda trabajarás mucho más que si eres ‘normalita’. El continuo trabajo de crear un perfil que te destaque del resto de actrices es agotador. Miedo a engordar, a adelgazar, a cortarte el pelo o a tatuarte por si dejas de encajar en el hueco que encontraste creo que es un miedo bastante común en todas las actrices.

Patri Caso: Sin duda tenemos esa preocupación porque nos la han inculcado. En mi caso, cuando estudiaba en la ESAD muchos profesores nos hacían hincapié en no hacernos tatuajes o teñirnos el pelo para dar un aspecto más neutral, como si de esa forma no fuésemos a perder la oportunidad laboral de nuestras vidas. Sin embargo, todos tenemos un perfil y una estética particulares de las que no deberíamos huir por encajar en un molde inexistente. Como actrices tenemos una carga bastante más grande que en otros gremios respecto a las decisiones que tomemos para con nuestros cuerpos

 

Aunque en la obra no habléis desde un punto de vista estético, ¿llevar un cuerpo femenino es doblemente exigente que llevar uno masculino? ¿Sentís una presión mayor? ¿La habéis sufrido?

Patri Caso: Por supuesto que las mujeres tenemos mucha más exigencia que los hombres respecto a nuestros cuerpos. Pese a todas las reivindicaciones que estamos realizando actualmente aún nos queda un largo camino. Socialmente sigue mirándose con extrañeza a una mujer que no se depila o nos llaman la atención cuerpos que no sean totalmente normativos. Muchas veces es más ofensiva una mirada o una actitud que cualquier palabra. A día de hoy sigue siendo una conversación recurrente entre chicas hablar sobre nuestro aspecto físico, mientras que entre chicos es menos frecuente. Personalmente no he tenido conflictos con mi cuerpo femenino, aunque siempre he querido ser más alta.

Patry Calzada: Las mujeres siguen cargando con una presión sobre su cuerpo infinitamente mayor que la de los hombres. Una mujer debe ser guapa, cuidarse, buena madre, cocinar bien, tener la casa limpia, exitosa en su trabajo, tener amigas, tener paciencia, nada de eso se le pide a los hombres. Aún nos sigue haciendo gracia el hombre ‘inútil, pero buen padre’.

Si bien amo ser mujer, reconozco que en muchos aspectos sociales es un problema añadido. Se nos reconoce menos, especialmente en campos relacionados con lo masculino y es imposible no sexualizarnos continuamente. Yo estoy cansada de recibir, incluso por gente querida, halagos en diminutivos o relacionados con el físico. He sufrido discriminación positiva por ser mujer muchas veces y he sido sexualizada infinidad de ellas… Ya basta de este tipo de cosas.

 

Con esta obra, ¿ha aumentado la sensación de percibir a los cuerpos ajenos como una fuente de peligro?

Patry Calzada: En absoluto, me gusta la gente, me gustan los abrazos y me gusta tocar. No me dan miedo los cuerpos ajenos, aunque el COVID intentara que lo tuviéramos.

Patri Caso: Ojalá no, pero sí que es verdad que pueden convertirse en una fuente de peligro y, de hecho, muchos casos de bullying se dan simplemente porque alguien está gordo. Aún a día de hoy se sigue excluyendo a personas simplemente por su aspecto físico.

 

¿Esta obra nos ayuda a relacionarnos mejor con nuestra propia finitud?

Laura Mihon: Sinceramente, no lo sé. La obra no está concebida para ello, al menos no conscientemente. Digamos que más bien dirige nuestra atención hacia el tema de la finitud y la vulnerabilidad. Pero el hecho de que acabe teniendo un tono vitalista y ligero, hablando de algo que tenemos tan poco asumido como la muerte, puede ayudar a quitarle hierro al asunto o al menos sentir que, si tú también te has asomado alguna vez a ese abismo, no estás solo y nos podemos reír juntas del tema.

Patri Caso: A mí, el tema de la muerte siempre me ha causado mucho miedo, desde niña. Un día en un ensayo comentamos que hay dos tipos de personas: las que temen a la muerte y las que no. En Caléndula somos dos en cada bando: Laura y yo en el primero, Patry y Patri Rivero en el segundo. Fue bonito debatir en torno a la idea e intentar empatizar con la otra visión. En Caléndula hay varios momentos en los que nos enfrentamos a la finitud de nuestro cuerpo, sobre todo porque esta obra también es muy filosófica y, como dijo Marco Aurelio: «filosofar es aprender a morir».

Patry Calzada: Como bien dice Patri, yo formo parte del bando que no le tiene miedo a la muerte, de hecho me produce mucha intriga. Cuando en ese ensayo salió a debate esta cuestión no conseguimos llegar a nada. Era imposible entender para cada una el otro bando. Me dejó pensando un tiempo. He buscado ese miedo a la muerte en mi interior, a ver si estaba escondido, pero aún no lo he encontrado. Si ayuda o no, imagino que depende de la relación que tengas con ello, porque creo que es inamovible, aunque lo intentes. Tienes miedo o no.

 

¿Qué relación tenemos con nuestro cuerpo? en Madrid
Patry Calzada y Patri Caso. ©Daniel Ruiz

Al final, ¿tenemos un cuerpo o somos un cuerpo?

Patry Calzada: Como dije antes, me interesan más las preguntas que las respuestas. ¿tú qué crees?

 

No lo tengo claro, cuando vea Caléndula volvemos a hablar…

Laura Mihon: Se trata de una respuesta muy personal, pero si quieres que me moje, yo sigo siendo más de tener un cuerpo que de serlo.

Patri Caso: A mí me tranquiliza pensar que no seamos solo un cuerpo, si no que somos algo bastante más difícil de explicar. Tenemos un cuerpo material que percibimos con nuestros sentidos, pero también tenemos muchas otras cosas que van por dentro, como raciocinio, sentimientos, instintos, sueños, miedos, etc. Creo que decir “somos un cuerpo”, para mí es quedarse en la superficie, hay algo mucho más allá y creo que el arte te conecta con ello.

 

¿Cómo veis la escena teatral madrileña?

Patry Calzada: Llevo en esta segunda vuelta a Madrid, un año y medio después de casi 15 años fuera, por lo que no puedo hacer un gran análisis. Sé que veo cosas que me gustan en teatros no tan conocidos. Quiero creer que, pese a que el porcentaje de personas que van al teatro son pocas, está aumentando. Creo que debemos centrarnos en que la gente consuma teatro, hacerlo cercano y asequible. Pienso que debemos hacer más sinergia entre las personas que nos dedicamos a esto, abrir puertas a todos, conocernos y entender que estamos todos en el mismo camino.

Laura: Me pasa un poco como a Patry, aun siento que acabo de llegar y me cuesta hacer un diagnóstico. Por un lado estoy fascinada con la cantidad de teatros y oferta que hay, y aunque siempre hace falta más, tengo la sensación de que en Madrid la gente va mucho más al teatro que en otras ciudades españolas. Por otro lado, estoy lidiando con la dificultad de abrirme hueco aquí y vivir de ello.

Patri Caso: Me parece difícil estabilizarse en el circuito madrileño teatral. Hay mucha gente en las salas alternativas con talento que tiene que luchar cada fin de semana para que la sala se llene. Nosotras lo hemos vivido en nuestras carnes y me da bastante pena que, además de salir a actuar tengamos que lidiar con la preocupación de cuántas entradas hemos vendido y si no tendremos que cancelar. Muchas veces es responsabilidad de algunas salas que no hacen la promoción adecuada, pero también creo que el público solo viene a verte si tienes un nombre conocido. Pienso que deberían ser los veteranos los que tirasen un poco de la gente que estamos empezando, que no nos dejen tan solas frente al abismo de «buscarse la vida».

 

Puestas a imaginar, ¿dónde os veis dentro de 10 años? ¿Qué tipo de carrera os gustaría tener?

Laura Mihon: En diez años me gustaría haber estrenado en mis salas favoritas de Madrid y haber consolidado mi carrera lo suficiente como para no tener que hacerlo todo yo misma, sino dedicarme a lo que me gusta hacer de verdad, que es escribir y dirigir. También me gustaría haberme quitado de encima el síndrome de la impostora y dar clase o hacer talleres como profesora de dramaturgia y dirección.

Patry Calzada: Yo me veo haciendo teatro. Yo quiero hacer teatro y seguiré haciéndolo toda mi vida, no tengo duda. Creo que es lo que sostiene la tierra, aunque no seamos conscientes. Me encantaría llevar teatro por el mundo. Yo he vivido en muchos países y viajado mucho, a veces la idea de que mi carrera actoral tiene que estar afincada a un lugar concreto produce en mi interior un poco de conflicto, por ello siempre sueño con este teatro viajero. Ojalá llevar teatro por África, a lugares recónditos, aunque la lengua, la cultura y los rituales sean otros, el lenguaje universal del teatro atraviesa cualquier piel, músculo, huesos y órganos.

Patri Caso: Me da mucha ansiedad esta pregunta. Patry y Laura me sacan 10 años y, en una cena, después de que ellas comentasen cómo eran con mi edad, ellas me preguntaron eso mismo. Recuerdo que se me puso un nudo en la garganta. Me gustaría ser parecida a lo que soy ahora, pero seguir mejorando y aprendiendo. No quiero dedicarme exclusivamente a la actuación, quiero seguir escribiendo y dirigiendo, tocar todos los palos. Mi plan de vida es volverme a Asturias y montar un espacio artístico que tenga como objetivo un encuentro entre distintas generaciones de distintas modalidades artísticas; también me gustaría darle voz a la gente de los pueblos, así como a jóvenes y personas que creen que el arte no es para ellos. Si tengo que contestar diría que en 10 años me gustaría estar comenzando a materializar este proyecto.

 

¿Los aplausos finales tras cada trabajo son alimento para el alma o también para el cuerpo?

Laura Mihon: Yo diría que las dos cosas, pero los vivo desde la platea o la cabina del público. Más bien creo es que la presencia y cercanía con el público lo que especialmente alimenta el cuerpo de las actrices y lo influye muchísimo. Ellas tienen la suerte de tenerlos enfrente y de estar en estrecho contacto con él toda la obra, y aunque yo no tengo ninguna tentación de subirme al escenario, eso siempre me da cierta envidia.

Patri Caso: Yo he tenido algún conflicto con los aplausos a lo largo de mi carrera. Muchas veces me planteé si eran necesarios o no, puesto que las artistas debemos aprender a manejar nuestro ego y el hecho de recibir los aplausos puede provocar un subidón narcisista que podría evitarse. También pienso que es la manera clásica de valorar el trabajo, pero entiendo a compañías como La Zaranda que nunca salen a aplaudir. A día de hoy diría que es más alimento para el cuerpo que para el alma.

Patry Calzada: Son alimento para el ego también, como dice Patri. Aprendí que un silencio es tan válido como un aplauso. Yo también tengo conflictos con los aplausos. A veces es algo tan metódico que la gente no lo siente, simplemente es que toca aplaudir. Me encantaría que cada uno encontrara su forma personal de agradecer y no diera por hecho que el aplauso es la única forma. A mí me suele pasar que cuando una obra me hace viajar realmente lo más puro que puedo darles a los actores es mi mirada, mi amor y mi concentración. No digo que estén mal los aplausos. Sólo digo que no es la única forma.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

Comparte este post