¿Cómo os definiríais a estas alturas del ‘show parmesano’?
Rabo Parmesano ha ido evolucionando a lo largo de los años y ha pasado por muchas etapas, empezando por las más experimentales y abstractas hasta lo que somos ahora. Creo que ahora se definiría, según percibimos por lo que nos dicen los compañeros y el público, como una pieza necesaria de cambio dentro de la comedia.
No voy a preguntaros, como aquella vez en La Sala de RNE, quién es Rabo y quién Parmesano… ¿De dónde viene vuestro nombre?
¿El nombre? Cuando empezábamos en YouTube era norma ser disruptivo y llamarse ‘dúo molón’; aunque ahora suene guay, no era una opción, pero lejos de lo que todos puedan pensar no viene de nada sexual ni falocentrista; ni es ningún tipo de receta culinaria con rabo de toro y queso parmesano como ingredientes: eran simplemente dos hermanos de 20 y 16 años queriendo poner un nombre con muchas erres para que tuviera fuerza al pronunciarlo y, a la vez, uniendo dos palabras o conceptos que nunca se han visto juntos en una frase, nada más.
¿Cómo surge vuestra pasión por la comedia y cómo fue la primera vez… en escena (allá por 2019, aunque arrancasteis antes en YouTube)?
Bueno, en nuestra casa siempre hemos sido grandes consumidores de comedia de calidad. Nuestros padres siempre han sido gente con un gran sentido del humor y que, además, disfrutaban viendo una y otra vez las actuaciones de Gila, Faemino y Cansado, ‘los chanantes’ y tantos otros. Y sí, nosotros empezamos en YouTube de casualidad por un vídeo que grabamos sin mucho sentido, pero que nos llevó a querer seguir haciendo sketches con una intención artística. Pero la primera vez que actuamos en directo fue por unos chicos que nos dijeron que eran fans, que eran cómicos y que teníamos que actuar en un local en el que actuaban ellos. Nos pareció buena idea y, sin pensarlo mucho, allí que fuimos.
Hacéis un humor heterodoxo, vanguardista y un tanto experimental… ¿Referentes del humor de Rabo Parmesano?
Nos gusta mucho basarnos en muchas figuras cómicas que han defendido el sketch y el humor absurdo en nuestro país, como son Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla o Raúl Cimas, que han construido proyectos tanto juntos como individualmente de mucha calidad; por supuesto, el resto de ‘chanantes’, Miguel Noguera e Ignatius nos parecen cómicos extraordinarios y, como bien sabes, somos fans incondicionales del dúo cómico Faemino y Cansado. Por supuesto que hemos consumido y nos gustan estos cómicos angloparlantes como Monty Python, Nathan Fielder, Andy Kaufman, Eric Andre o Tim Robinson, pero pensamos que es importante poner en valor la comedia de este país; es decir, no podemos hablar de Bo Burnham y obviar totalmente la figura de Krahe.
Vuestros espectáculos combinan sketches e improvisación con un toque surrealista… ¿Cómo reacciona el público ante esta propuesta ‘sui géneris’?
La verdad es que es muy curioso: nos gusta pensar que lo que hacemos es raro, extraño y extravagante, algo solo para gente muy leída… pero la realidad es que en estos años hemos tenido público de todo tipo y de todas las edades y diría yo que en contadas ocasiones ha habido alguien que no le hayamos gustado. Siendo honestos, creo que desde el mundo del entretenimiento se infravalora mucho dónde puede llegar el público porque nuestra propuesta es fresca y arriesgada, pero todo el mundo parece recibirla muy bien.
¿Y dónde veros y seguiros la pista?
En el Bar Picnic presentamos regularmente el Picnic Comedy Club dos miércoles al mes, un micro abierto de comedia… que fue donde te conocimos, Jorge. Y, por otro lado, estamos haciendo un evento llamado Cine de Barro, en el cual proyectamos películas ‘trash’ hechas por nosotros y las comentamos, algo así como un cineclub. Y, por último y no menos importante, en nuestra obra Show Parmesano, un espectáculo de sketches, que combina teatro, comedia e improvisación y que se programa en la Sala Galileo Galilei. Las fechas se pueden encontrar en su web, en raboparmesano.com o en redes sociales.
Ahora os lanzo un test corto y al pie.
-La cultura es para vosotros: Un pilar fundamental del ser humano (Iván). Algo fundamental (Raúl).
-Las redes sociales son: Un escaparate (Iván). Una herramienta que aún no sabemos manejar (Raúl).
–Picnic Comedy Club: La cuna de la comedia y un lugar con mucho encanto (Iván). Nuestra casa (Raúl).
–Sala Galileo Galilei: Historia de la comedia (Iván). Un lugar mágico (Raúl).
–Stand up comedy: Un formato en decadencia (Iván). Me parecía algo muy novedoso cuando era niño (Raúl).
–Impro: Una buena herramienta que dominar, pero un mal planteamiento como formato para espectáculos (Iván). Me gusta más cuando le ponen un guion (Raúl).
–Valencia: Es casa, es paz y es tranquilidad (Iván). Familia (Raúl).
-Un lugar para reír a carcajadas: La casa de uno mismo (Iván). La sobremesa (Raúl).
¿Y cómo os inspiráis para hacer comedia, para crear contenido hilarante?
Pues, al final, la inspiración viene de muchos sitios, desde bromas internas o anécdotas, a cosas que ves en el día a día; es sorprendente lo acostumbrados que estamos a esta locura de la sociedad: cuando, si miras a tu alrededor, con un poco de perspectiva y sentido del humor puedes encontrar situaciones de lo más delirantes.
Mi mantra en RNE y otros medios, como Godot: ¿edad de oro del humor?
La comedia está cambiando más rápido de lo que el público puede prever; y sí, estamos en un momento en que la comedia alternativa que nosotros abanderamos y reivindicamos se está haciendo hueco y a su vez nos llega por parte de muchos compañeros que la burbuja del ‘stand up’ está a punto de estallar… De modo que para nosotros sí es un buen momento porque viene un cambio, pero, claro, alguien que hace monólogos te dirá lo contrario. Esto ha ocurrido siempre: cuando se llevaba el chiste y la fuerza arrolladora era el stand-up, probablemente los cuentachistes te dirían que era un mal momento para la comedia. Esto es lo mismo.
Una película, canción o libro para sentirnos bien en épocas difíciles.
Aunque suene poco original, es un buen momento para releer Luces de Bohemia, porque estamos viviendo un momento idéntico al de hace un siglo y necesitamos herramientas para no terminar como entonces. Pero si te apetece algo más ligero, diría que Pic-Nic de Fernando Arrabal es una obra magnífica (Iván). A mí me gustaría recomendar la corta discografía de Juan Antonio Canta (Raúl).
¿Algo que os parezca ignominioso que se me pase preguntar?
Jorge, yo creo que no te has dejado nada: has estado súper bien, como siempre.
¿Un mensaje para la posteridad a los lectores de Godot?
Sí, menos Chéjov y más Beckett, compañeros artistas.
¡Infinitas gracias, abrazos absurdos y risas!
