Espectáculos Mejor Valorados 2025

10. A fuego

En el décimo puesto nos encontramos con A fuego, de la compañía La Bella Otero. Un monólogo en verso visto en La Abadía que, desde la sencillez, lanza una reflexión certera sobre el narcisismo contemporáneo y el deseo -tan humano- de dejar huella. Una propuesta que entra despacio y se queda.

 

9. Fuenteovejuna

En el territorio del clásico, Fuenteovejuna, dirigida por Rakel Camacho, ha sido uno de los grandes impactos del año. Desde Almagro hasta su paso por la Comedia, esta versión ha desplegado toda la fuerza, la crudeza y la vigencia del texto, demostrando que los clásicos siguen siendo armas cargadas de presente cuando se abordan sin miedo.

 

8. De Nao Albet y Marcel Borràs

Aunque su estreno no fue estrictamente en 2025 -la pudimos ver hace dos años en el Festival de Otoño-, De Nao Albet y Marcel Borràs ha encontrado su verdadero recorrido este año en Nave 10 Matadero. Una historia sobre el final, o no, de una relación, con el sello inconfundible de dos creadores que siguen jugando a dinamitar las convenciones narrativas desde el humor, la inteligencia y el riesgo.

 

7. Casa-miento (Boda sin sangre)

Uno de los regresos más celebrados ha sido el de Carolina África como intérprete en Casa-miento (Boda sin sangre). Un solo visto en El Umbral de Primavera que nos sitúa en los minutos previos a una boda, cuando los recuerdos, las dudas y los fantasmas del pasado se cuelan sin permiso. Un ejercicio de desnudez escénica que confirma la solidez de una creadora en constante evolución.

 

6. El hilo invisible

También el teatro familiar ha tenido un lugar destacado este año. El hilo invisible, inspirado en el libro de Míriam Tirado y programado en el Teatro Alcázar, ha conectado con públicos de todas las edades desde una sencillez que no renuncia a la profundidad. Un espectáculo que habla de vínculos, afectos y emociones sin subrayados innecesarios y que ha tocado fibras muy reconocibles.

 

5. Panza de burro

El Teatro del Barrio volvió a ser espacio de descubrimiento con Panza de burro, adaptación de Delirium Teatro de la novela de Andrea Abreu. Una propuesta que trasladó al escenario una voz literaria muy concreta, con todo su humor, su aspereza y su potencia emocional, demostrando que ciertos universos narrativos encuentran en el teatro un lugar natural para expandirse.

 

4. Leonora

En un registro íntimo y poético se sitúa Leonora, el monólogo escrito por Alberto Conejero e interpretado por Natalia Huarte. Visto en Contemporánea Condeduque, es de esas propuestas que no se agotan en una sola visita. Un acercamiento sensible a la figura de Leonora Carrington que invita a quedarse, a escuchar y a volver sobre lo visto como quien relee un libro subrayado.

 

3. Travy

Muy distinto, pero igual de contundente, ha sido Travy, uno de los fenómenos más inesperados y queridos del año. Desde el Teatro de La Abadía, Oriol Pla y Pau Matas se lanzaron a un retrato familiar tan honesto como juguetón, tan emotivo como desarmante. Un espectáculo que parece hecho con la misma materia de la que están hechas las sobremesas largas y las historias que se heredan. No es casual que se llevara el Premio Godot a la Mejor Autoría Original y que regresará a La Abadía en marzo.

 

2. Calentamiento

En segunda posición se sitúa Calentamiento, el encuentro escénico entre Rocío Molina y Pablo Messiez que pudo verse en el Centro Danza Matadero. Una propuesta difícil de encasillar, donde el flamenco, la escena y el pensamiento se entrelazan desde el riesgo y la escucha mutua. Más que un espectáculo cerrado, Calentamiento se presentó como un espacio vivo de investigación compartida, un gesto de apertura al proceso creativo que convirtió al público en testigo privilegiado de algo irrepetible.

 

1. Los Miserables

Encabezando la lista aparece Los Miserables, confirmando que el musical ya no es un visitante ocasional, sino un habitante estable de la cartelera madrileña. El regreso de este clásico al Teatro Apolo no solo ha convocado a públicos diversos, sino que ha demostrado que las grandes producciones pueden convivir —y dialogar— con otras formas escénicas sin pedir disculpas. Un título que sigue funcionando como un mecanismo perfectamente engrasado de emoción colectiva.

 

Diez espectáculos, diez maneras de entender la escena y un año que confirma algo que ya intuíamos: la cartelera sigue siendo un territorio vivo, diverso y lleno de preguntas. Y eso, a estas alturas, sigue siendo una muy buena noticia.

 

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