“Reflexionar sobre la capacidad de conservar nuestra esencia”
Ana Rujas y María Pujalte se suben a las tablas del Teatro Español -Del 22 de diciembre al 30 de enero- para interpretar De un tiempo a esta parte… fracaso?, un doble monólogo en el que el conocido texto de Max Aub dialoga con la mirada contemporánea de Maite Pérez Astorga, quien además asume las labores de dirección, estableciendo un puente entre el desgarro provocado por la invasión nazi y la tiranía de la sociedad de consumo en la que vivimos. Una reflexión sobre cómo lograr preservar nuestra propia esencia más allá del dolor, la barbarie y las circunstancias que nos rodean. ¿En qué ha cambiado el concepto de libertad en todo este tiempo?
Las interrogantes que encierran el pasado y el presente
Foto portada: Manuel Fiestas
María, han tenido que pasar tres años, desde El reencuentro, para podamos volver a encontrarte sobre un escenario, ¿qué ha sido lo que te atrajo de este proyecto?
María Pujalte: Fue una alegría muy grande que me lo ofrecieran porque este monólogo de Max Aub es uno de los textos que más me gustan, me emociona muchísimo. Este texto tiene una carga muy fuerte para mí. Me pareció muy interesante el punto de vista de Maite y tiramos para adelante. Es un viajazo.
Ana, sin embargo, tú has encadenado en los últimos meses Marat/Sade, el regreso de La mujer más fea del mundo y ahora De un tiempo a esta parte… Fracaso?.
Ana Rujas: ¡La verdad que ha sido un año de teatro increíble! Al final es lo que más me gusta hacer. Maite Astorga me conoce de hace un tiempo, siempre había dicho que quería trabajar conmigo y, por el mes de abril, me llamó y me dijo: “Oye, tengo la oportunidad de hacer un texto para el Teatro Español adaptando un texto de Max Aub. He pensado en ti para una de las partes” y ahí comenzamos.
Han sido muchos años de trabajo, de ir por salas pequeñas, en Madrid, en Barcelona, y feliz de que haya sido así. La verdad que me siento muy acompañada en todo este proceso. Valoro mucho todo esto porque siempre he deseado poder estar en el Teatro Español y cuando Luis Luque me dio la oportunidad fue un momento increíble. Es fruto del trabajo, pero hay que saber valorarlo y estar muy agradecida, sobre todo, para continuar trabajando como hasta ahora y no despistarme.
De un tiempo a esta parte… Fracaso? se adentra en el monólogo escrito por Max Aub, pero además pone distancia sobre él y lo mira desde los ojos del s. XXI. ¿Se respeta el monólogo como tal o se establece algún tipo de diálogo entre estas dos mujeres separadas por 80 años de historia?
A. R.: Se establece una mirada entre ambas, en diferentes momentos de la vida. Se habla de que están atrapadas en sus pensamientos, en los sistemas respectivos, intentando encontrar la verdad. En realidad, esta obra es una pregunta. Por ejemplo, mi personaje es una persona que se está cuestionando todo el rato, habla del poder permitirse cuestionarse en la vida. No es un cuestionamiento sobre un tema en concreto, es más sobre ella en la vida.
M.P.: Son los dos monólogos, el de Max Aub y el de Maite sobre esta mujer contemporánea, XXX, y ahí el espectador irá descubriendo las conexiones. Vamos a ver, esto es una parte, luego está la parte de Ana. Me parece que es una fórmula muy novedosa, la de poner dos monólogos, porque además son muy distintos, con todos esos años que los separan. De 1938 hasta ahora es un cambio tan brutal, es bestial el cambio que ha pegado el mundo y eso también va a estar en escena.
A estas dos mujeres, de una manera u otra, les han usurpado su identidad. A una le anulan cualquier derecho a ser y a la otra directamente le han quitado su nombre, pasando a ser XXX…
A. R.: Efectivamente, a la mía no le dan ni eso. Es la mujer sin nombre. Es un poco el reflejo de este sistema. En pleno siglo XXI estás tan supeditado a este sistema que te borra hasta la identidad. XXX está viviendo esa falta de identidad a la que te lleva este sistema, pero ella lo que hace es pelear por conseguir encontrarla.
M.P.: Habla de cómo los sistemas te pueden anular. En una sociedad tan libre como la nuestra, con derechos y libertades, parece que nos han arrebatado el tiempo. Maite reflexiona sobre eso, sobre la capacidad de conservar nuestra esencia. Habla sobre la libertad, el ser uno mismo, ¿de qué depende? ¿qué se hace con eso? ¿cuánta responsabilidad tiene el sistema? Es un espectáculo que se hace más preguntas que hallar respuestas, son interrogantes.
¿De dónde viene ese ‘fracaso’ al que hace referencia el título?
A. R.: Yo creo que lo que hace esta función es aceptar el fracaso, planteárselo como una opción y no tener miedo en este siglo de ser un poco más compasivos con nosotros. La obra arranca en una época y termina en otra, al final te das cuenta que en algún punto, el ser humano ha fracasado y debemos perdonarlo.
M.P.- A veces son auto obligaciones que nos imponemos a nosotros mismos. Exigencia ha habido siempre, pero ahora escuchas que tenemos que hacerlo todo perfecto, pero hay poquísimas personas que hagan las cosas de una manera sublime. Lo que pasa es que también esos mensajes de doble filo de “si quieres puedes” o “todo está en ti”, son muy peligrosos. Precisamente el no conocer tus límites, el no tener tiempo, no darte tiempo para conocerte, no sentir tu parte intima, no dialogar con tu intimidad, son cosas que nos van imponiendo, nos arrebatan la intimidad. La exposición continua me parece una aberración. Es como una lucha constante del ser humano por mantenerse en pie dentro del sistema.
María, ¿cómo estás viviendo el hacer tu primer monólogo teatral?
M.P.: Es un reto, y lo vivo con obsesión, no tengo otra cosa en la cabeza. Es muy difícil desvincularme. Hay que afinar mucho, trabajar mucho. Te enfrenta a unas dificultades que, cuando las vives por primera vez, resultan apasionantes. Max Aub te da muchas herramientas, el texto es muy auténtico, no hay artificios y eso ayuda muchísimo. Es estupendo estar trabajándolo con Maite porque creo que es una directora maravillosa, una mujer con mucha sensibilidad. También es su primer trabajo como directora y estamos trabajando muy bien, con muchas ganas, mucha pasión y mucha entrega y vamos a ver si podemos transmitir todo esto al público, que es para quien se hace. Es tan bonito, tan de verdad.
El propio título, con esa interrogante que lo cierra, ya lanza una reflexión, ¿cuál es esa reflexión central sobre la que gira la función?
A. R.: El tema central son esas dos mujeres atrapadas en sus pensamientos. Somos dos personajes aislados. Dos mujeres ancladas en sus pensamientos, en un bucle, en su propio momento, buscando respuestas.
M.P.: La violencia, el imponerse a los demás con el pensamiento, que la gente se apunte a eso. No sé si el miedo hace que se conviertan en monstruos. Es tremendo. Es plantearse qué haría yo si me encontrara en una situación así. No lo sabemos. Han pasado muchas cosas terroríficas en muchos sitios, lo que pasa que aquí nos pilló en casa, en Europa, fue terrorífico; piensa en el genocidio de Ruanda o ahora en Afganistán, o tantos países donde no se respetan los derechos humanos, viviendo en el terror. Sea el sistema político de un país entero, sean sistemas tradicionales-culturales…
Este texto es la primera pieza que Max Aub escribió desde el exilio, es un clásico del teatro y a la vez un gran desconocido para el público; en él descubrimos a Emma, ¿qué nos puedes contar sobre ella?
M.P.: Creo que tiene una humanidad… es una mujer de carne y hueso, es un personaje totalmente real, cercana, humana, imperfecta, una mujer que creo que Max Aub ha hecho que se exprese de una manera muy cercana, muy humana. Es como que podríamos conocerla perfectamente. Esa es la sensación que yo tuve y la que tengo. Bueno, es como subir una montaña, tiene esta humanidad y esta cercanía. Empatizas con ella, la situación que vive es muy dura con ella. Además, está en carne viva, porque las cosas que relata no le han pasado hace cinco años, le acaban de pasar, entonces está con la herida abierta. Está luchando por sobrevivir, en esa situación terrorífica que tantas veces nos han contado y que ahora podríamos decir que es Afganistán u otros países, y lo que fue el nazismo en este caso, lo que fue la anexión del Austria de los nazis.
El monólogo habla sobre la pérdida, el duelo, el rechazo y transmite un dolor realmente profundo, ¿qué es lo que más te remueve de todo lo que cuenta?
M.P.: No sabría decirte una cosa en concreto, es un estado, ella está en carne viva, como te decía, ella vive en un interrogante, en una duda continua, con su hijo, con todo esto es de lo que habla. Está intentando aferrarse a la vida. Por otro lado, siente que le han arrebatado su fe. Es una mujer muy religiosa y siente que le están arrebatando su fe. Le están forzando a odiar, es una cosa muy dura. Fíjate, sin ser creyente, entiendo muy bien eso. La violencia solo genera violencia. Cuando te someten, te humillan, te lo quitan todo, te agreden… es muy difícil no tener sentimientos de venganza, es muy duro porque ella es una mujer pacífica, creyente, temerosa de Dios, entonces todo eso que va descubriendo en ella… y también el que está diciéndole a Dios, a sí misma, que su vida ya no va a volver, que su vida se termina.
Ana, este personaje que interpretas en De un tiempo a esta parte… Fracaso?, ¿tiene algún punto de conexión con Cardo, la serie creada por ti?
A. R.: No había pensado en ello, pero sí que pueden tener una similitud porque XXX es una mujer del siglo XXI y está sumida en su búsqueda, y Cardo también plantea preguntas parecidas. El tener que hacer algo en la vida. hay una pregunta que molaría rescatar de XXX: ¿Cómo haría yo para pensar más allá de mí y servir para algo más que yo misma?.
Tienen una conexión y a la vez no porque, XXX, está en una profundidad muy muy grande de lo que le pasa y el dolor que tiene. Es una persona que analiza lo que le pasa y Cardo realmente es un reflejo de su generación. XXX tiene conciencia de porqué está mal, porque no encuentra su lugar ni qué hacer con lo que tiene. Ella no hace nada especial ni excepcional.
Otros artistas dicen que en teatro exploran aquello que no pueden en el audiovisual, sin embargo, tú en ese aspecto estás precisamente mostrando lo que realmente quieres.
A. R.: Ha sido una oportunidad impresionante que espero que se dé más veces. En un momento increíble dentro de mi experimentación personal porque ya venía yo levantando otras obras, otros proyectos, personales. Javier Calvo y Javier Ambrossi, igual que Buendía, nos han permitido explorar todo lo que hemos querido y contar todo lo que queríamos y de la manera que queríamos. Como artista es lo mejor que te puede pasar. Es lo que firmaríamos cualquiera y es lo que tendría que ser.
Respecto a la función, me siento muy en conexión con este texto. Es un monólogo que estoy disfrutando mucho. Estoy muy contenta de las cosas que estoy trabajando y con las personas con las que lo estoy haciendo. Maite es una creadora que me interesa desde hace mucho tiempo y está siendo increíble, es una directora muy generosa, igual que el poder trabajar al lado de Claudia Costafría y Los Javis, estoy feliz de estar al lado de gente a la que admiro mucho. Me estoy nutriendo mucho de todo esto y creciendo con ello, que es lo más bonito.