Más de dos décadas de experiencia compartida en las artes escénicas… ¿Quiénes son Ron Lalá a estas alturas del espectáculo?
Yayo Cáceres: A estas alturas, pienso que Ron Lalá es un grupo de soñadores en su momento que, en cierto modo, han conseguido su sueño; y que trabajan de manera honesta sus espectáculos y, a pesar de haber sido resistidos por ser diferentes en algún momento, han conseguido plasmar una manera de hacer que los distingue claramente en el mundo teatral-musical.
¿Recordáis cómo empezó todo? ¿Dónde nació la magia del grupo?
Álvaro Tato: Nacimos a finales de los años 90 como banda de poesía y música en garitos underground madrileños. Después nos entrenó Yayo, nos convertimos en compañía… y, de pronto, han pasado más de dos décadas y aquí seguimos: más viejos, igual de precarios, con nuestro 4×4 a toda mecha y con el sentido del humor intacto, o eso espero.
Teatro, humor y música… ¿El mejor maridaje ‘ronlalero’?
Miguel Magdalena: ¡El mejor maridaje teatrero! El teatro y la música, por ser lenguajes del aquí y el ahora, son vehículos de expresión con múltiples interpretaciones que van directos a lo más hondo del alma humana. El humor, por su parte, supone una forma de interpretar el mundo, de comprenderlo y expresarlo sin las debilidades de la razón. En Ron Lalá tenemos la suerte de contar con estas tres posibilidades de comunicar.
Tenéis decenas de premios, entre ellos el Premio Max Mejor Musical y Mejor Empresa de Artes Escénicas, además del respeto y admiración de la crítica y el público. ¿Cómo lleváis esta presión constante por la excelencia?
Juan Cañas: Es normal que el temor a no estar a la altura de las expectativas ronde cada vez que nos enfrentamos a un nuevo espectáculo, pero confiamos plenamente en que, trabajando a fondo, las cosas terminan saliendo. Al final, esa presión es más un disfrute que un sufrimiento.
¿Se nota el clamor también fuera de España? Habéis hecho giras por docenas de países (EEUU, Canadá, Inglaterra, Argentina, Chile, India, etcétera). ¿El humor y el sello Ron Lalá es universal?
Daniel Rovalher: No sé si universal, pero al menos en los países hispanohablantes sí que hemos recibido sensaciones muy similares a los teatros españoles o, incluso, mayores. Principalmente, porque son países que respetan y cuidan su lengua; por tanto, valoran mucho textos como los de los montajes ‘ronlaleros’. El sello y el tipo de humor nuestro, por tanto, han funcionado igualmente en muchos países del mundo; en otros países les ha llegado nuestro ritmo y nuestra música.
Una que nadie os pregunta… ¿Cuál es el secreto o fórmula mágica para trabajar tantos años juntos, sin apenas fisuras, en este poliamor escénico que conserva el embrujo de siempre?
Yayo Cáceres: ¡Estamos llenos de fisuras! El asunto es repararlas y reformularlas de manera sistemática… El embrujo se produce en los ensayos, con todos en estado creativo, y en el encuentro con el público. Ahí siempre nos damos cuenta de que Ron Lalá es más que la suma de las partes: es la meta mayor, el lugar poético donde el humor nos salva como salva siempre el humor a los que se dejan llevar y creen en él…
¿Y cómo fue la primera vez… en escena? ¿Algún pinchazo épico en algún bolo?
Juan Cañas: Llevamos cerca de dos mil funciones ya; las anécdotas han sido miles: caídas, tropiezos de texto, olvidos, la lucha por controlar un ataque de risa cuando ocurre algo inesperado y cómico… Pero la verdad es que siempre hemos salido airosos enseguida. Nos preocupa tanto que el resultado final sea el que buscamos que hay un gran rigor siempre con el trabajo por parte de todos; y eso reduce mucho las posibilidades de error.
Vamos con 4×4, la cuadratura del círculo… ¿Cómo es este viaje todoterreno por parte de vuestro historial (Mi misterio del interior, Mundo y final, Time al tiempo y Siglo de Oro, siglo de ahora)?
Diego Morales: Se trata de revisar las escenas esenciales de las cuatro primeras obras de Ron Lalá y ponerlas en pie en nuestra realidad actual, con más años, más experiencia y más achaques… frente a una sociedad que también ha evolucionado. Y riéndonos de lo que fuimos y de lo que somos. Un ejercicio de nostalgia para nuestros seguidores de siempre y de descubrimiento para esos nuevos espectadores que podrán conocer nuestra evolución creativa.
¿Dónde y cuándo veros, amigos?
Luis Retana: En el Teatro Fernán Gómez de Madrid, del 14 de diciembre al 14 de enero. Y en algún que otro sitio…
Mi mantra en La Sala de RNE y otros medios, como Godot: ¿Vivimos una edad de oro de la comedia?
Álvaro Tato: La comedia, que tiene grandes representantes actuales, sobrevive amenazada hoy por la ‘biempensanza’, la (auto)censura, el pensamiento polarizado y la incultura galopante. O sea, como casi siempre, el comediante, el farandulero, el ‘joker’ de la tribu, sigue bajo sospecha. Para nosotros, la comedia es un camino directo al corazón humano y el ataque a la risa es síntoma de una sociedad enferma.
¿Qué os queda por hacer? ¿Algo que se os resista? ¿Qué os gustaría ser de mayores?
Yayo Cáceres: Esto es como entrar a una biblioteca. No nos alcanzará la vida para hacerlo todo, pero a la vez podemos pensar en cuánto nos queda por hacer.
Ahora lanzo un test corto y al pie. Frases raudas…
– La cultura es para Ron Lalá…
Juan Cañas: El combustible.
Daniel Rovalher: Un espejo en que verse reflejado.
Yayo Cáceres: Una de las alas de la libertad.
Miguel Magdalena: El tesoro del viaje humano.
– La poesía…
Juan Cañas: Se lleva de maravilla con la comedia.
Yayo Cáceres: Una de las alas del teatro.
Álvaro Tato: Es la música del idioma.
Miguel Magdalena: La música de la palabra.
– Las redes sociales son…
Daniel Rovalher: Un escaparate.
Juan Cañas: Con frecuencia, antisociales.
Yayo Cáceres: La nueva Inquisición.
Luis Retana: Una de las herramientas más valiosas hoy en día.
Miguel Magdalena: Algo que nos separa más de lo que nos une.
– La inspiración…
Álvaro Tato: Es lo que queda del arte cuando quitas tu ego.
Yayo Cáceres: El trabajo.
Luis Retana: Siempre es bienvenida.
Miguel Magdalena: Eso que ocurre cuando trabajas.
– Un lugar para reír a carcajadas…
Diego Morales: Un teatro con Ron Lalá.
Juan Cañas: La sala de ensayo.
Luis Retana: El escenario.
Álvaro Tato: Aquel donde se prohíba la risa.
Miguel Magdalena: ¡El mundo!
– Si metes un gorrión en un limón…
Yayo Cáceres: ¡Vuela, sin duda! Viene volando desde hace más de veinticinco años.
Juan Cañas: Se cumple el sueño de dedicarte a esto.
Miguel Magdalena: Ya no vuela, directamente flota por el espacio.
– Villa y Marte…
Juan Cañas: ¡Destino turístico ya!
Yayo Cáceres: Un hermoso delirio.
Daniel Rovalher: Diversión castiza.
Álvaro Tato: Nuestra patria chica y zarzuelera.
Miguel Magdalena: Un delirio sonoro.
– Un tal Yayo Cáceres…
Daniel Rovalher: Maestro.
Diego Morales: Si no os gusta un espectáculo, él es el responsable.
Luis Retana: El conductor del 4×4.
Álvaro Tato: El alcaide del manicomio ronlalero.
Miguel Magdalena: La capacidad de hacer simple lo complejo
Una película, canción o libro para sentirnos bien en épocas difíciles.
Diego Morales: Cantando bajo la lluvia.
Yayo Cáceres: Cualquiera de Borges.
Daniel Rovalher: Los Goonies.
Miguel Magdalena: A place in the world, de Pat Metheny Group.
¿Algo que os parezca ignominioso que se me pase preguntar?
Daniel Rovalher: ¿Qué prefieres, el teatro o la música?
Juan Cañas: ¿Cuándo vais a hacer una versión de Esperando a Godot?
Diego Morales: Tu misma pregunta… He tenido que buscar ignominioso en el diccionario.
Miguel Magdalena: ¿Cómo creáis vuestros espectáculos?
¿Un mensaje para la posteridad a los lectores de Godot?
Yayo Cáceres: La cultura debe ser una seria cuestión de Estado.
Juan Cañas: ¡Gracias por todos estos años de ‘cítrica’ fidelidad!
Miguel Magdalena: ¡El teatro os necesita!
¡Infinitas gracias, salud, risas y limones! ¡Viva la comedia! ¡Sois un templo!
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