Durante el mes de octubre suelo escribir la crónica del festival de Donosti del año correspondiente. En esta ocasión otras responsabilidades hicieron que no me pudiera ocupar del asunto hasta ahora. Octubre y noviembre no fueron meses fáciles. Creo que primero debería aclarar que mi nacionalidad es argentina y soy un ferviente defensor del cine en general y del argentino en particular. El resultado de las elecciones en mi país no augura nada bueno para el conjunto de la sociedad y, especialmente, para aquellos que se dedican a la cultura. Este año Argentina tuvo una participación récord en el Festival y las declaraciones del hasta ese momento candidato a presidente sobre el cierre del INCAA (Instituto de cine y artes audiovisuales argentino) hicieron saltar las alarmas. Esperemos que esta preocupación inicial se quede solamente en eso y que el país esté a la altura y no deje que su memoria, su identidad y sus costumbres se encuentren a merced de unos desequilibrados que quieren destruir lo que tanto costó edificar. ¿Cómo puede ser que un país haya celebrado el año pasado el triunfo internacional de la película Argentina 1985 (premio del público en la pasada edición del festival de San Sebastián) sobre el juicio a las juntas militares y ahora sea elegido como mandatario un negacionista de la Dictadura? Evidentemente hay preguntas y respuestas que trascienden el ámbito de este artículo, pero considero pertinentes incluirlas aquí para cualquier lector que ame el cine y la democracia. Tras estas palabras tal vez lo mejor sea meternos de lleno en el Festival, que es lo que vinimos a leer.

Del 22 al 30 de septiembre de 2023 se celebró la edición Nº71 del Festival de San Sebastián (SSIFF), y como todos los años (salvo casos excepcionales), pudo contar con mi presencia. El mismo viernes 22 subí al Alsa con la misma fe de siempre: llegar a tiempo para poder ver la película más deseada. En este caso era La sociedad de la nieve cuyo pase de prensa estaba programado para ese mismo día a las 14:50. Spoiler: Tendré que verla en Netxflix. A la película que sí llegué fue al Premio FIPRESCI de este año Fallen Leaves de Aki Kaurismäki, una historia de amor pausada (como nos tiene acostumbrados el director) que nos devuelve la ilusión por el romance, la ilusión y el cine. Tras ese pase la siguiente película (Sección Oficial fuera de concurso) fue Dispararon al pianista, segunda incursión de Fernando Trueba en el mundo de la animación tras Chico y Rita que cuenta la historia, a ritmo de Bossa Nova, de un periodista musical que investiga la misteriosa desaparición de Tenorio Jr., colaborador habitual de Vinicius de Moraes. Teniendo en cuenta que la última vez que se lo vio con vida fue tras un concierto en Buenos Aires en marzo de 1976, tenía barba, pelo largo y era artista, todos nos podemos imaginar qué fue lo que ocurrió, aunque Javier Milei (flamante Presidente de la República Argentina) lo niegue. No sé si la película funciona muy bien como thriller (en mi opinión carece de tensión) pero sí que aporta datos interesantes sobre cómo trabajaron las dictaduras del cono sur. En Madrid se pudo ver la obra de teatro Shock 1 (El cóndor y el Puma) que contaba lo mismo. Con tantas producciones argentinas en esta edición (27 repartidas entre las distintas secciones) ya no sé si me encuentro a orillas del cantábrico o del riachuelo. En las siguientes líneas pasaré a detallar lo visto en las distintas secciones (Perlak, Nuevos Directores  Horizontes Latinos y Sección Oficial).

 

PERLAK

Esta sección está compuesta por largometrajes que fueron premiados o que tuvieron una actuación destacada en otros festivales y que aun no se han estrenado comercialmente en España. Aspiran al Premio Ciudad de Donostia que entrega el público y existe uno para la mejor película y otro para la mejor película europea. El público en San Sebastián suele ser bastante educado y agradecido de por sí y en esta sección, donde puede votar, lo es más. Para ganar este premio las películas tienen que destacar en tragedias, enfermedades, momentos lacrimógenos o estar dirigidas por Ken Loach (lo aman, bah, lo amamos). En esta ocasión las vencedoras fueron La sociedad de la nieve de Bayona (no me voy a repetir, pero no la pude ver, gracias Alsa) y Yo, Capitán de Matteo Garrone, que esa sí que la vi desde una ubicación bastante incómoda de los palcos del Victoria Eugenia, y teniendo en cuenta la travesía que pasaron los protagonistas del film, creo que no es menester quejarme de mis excentricidades burguesas. Mi preferida aquí fue la película La memoria infinita de la chilena Maite Alberdi. Un duro retrato sobre un hombre que toda su vida luchó por preservar la memoria colectiva y que, tras ser diagnosticado de Alzheimer, empieza a perder la suya. Es conmovedora y honesta. No aspira a emocionar con golpes bajos, no obstante, recomiendo ir equipado de un paquete de Kleenex para sobrellevar esta tremenda carga dramática. La directora ya había presentado en Donosti El Agente Topo que fue premio del público a mejor film europeo en la edición del 2020 y aspiraba a repetir galardón este año pero no hubo suerte.

 

 

NUEVOS DIRECTORES

El premio kutxabank de Nuevos Directores fue para la película india Bahadur the brave de Diwa shah. Me encantaría poder hablar de la misma, pero no la vi porque mis fuerzas estuvieron centradas en la Sección Oficial. Las que sí pude visionar fueron Gamma Rays, correcta comedia dramática canadiense sobre unos teenagers de comunidades inmigrantes encarnados por actores no profesionales. Me gustó particularmente El otro hijo, coproducción colombiana-argentina sobre cómo puede sobrellevar el duelo el integrante de la familia que siempre se mantuvo en un margen y que, tras un traumático incidente, tiene que llevar el protagonismo. La ganadora del premio TCM de la Juventud fue La estrella azul de Javier Macipe (otra coproducción argentina, esta vez con España) que narra la historia de Mauricio Aznar, una de las figuras del rock en español de la década de los 90 que, tras una crisis personal y musical, decide ir a Argentina a buscar su verdadera vocación. Su primer paso es por Cosquín y, en una de las salas alternativas, conocerá a Carlos Carabajal “el padre de la chacarera” que pronto se convierte en su “líder espiritual” y lo reconcilia con la música. La curiosidad de esta película radica en que muchos de los personajes que forman parte de esta historia son interpretados por los hijos o hermanos de los que realmente la vivieron. Es un muy buen homenaje a todos aquellos que no encuentran su lugar en el mundo y no sienten miedo en ir a buscarlo fuera. Si bien el final es trágico también deja espacio para la esperanza.

 

 

HORIZONTES LATINOS

La ganadora ha sido El castillo, de Martín Benchimol, un cuento en clave de documental sobre una empleada doméstica que hereda una mansión en la ciudad de Lobos en la provincia de Buenos Aires (Argentina). Como era de esperar, no la vi. La película que más me llamó la atención fue Blondi de la actriz Dolores Fonzi, gran conocedora de este festival. Trata sobre la vida de una inmadura madre soltera que tiene que crecer junto a su hijo adolescente. La película muestra los problemas que las personas adultas tienen actualmente: no dejar de ser niños. Puede que el público más mayor sienta desapego por los personajes, pero los eternos adolescentes de mediana edad se sentirán identificados.

 

 

SECCIÓN OFICIAL

Merezco un premio yo mismo porque este año las he podido ver todas. Bueno, al menos las que estaban a concurso. La ganadora de la Concha de Oro (que en las nominaciones de los Goya solamente compite a mejor actriz revelación) fue la película O corno de Jaione Camborda un cruce entre 4 meses 3 semanas y 2 días y El secreto de Vera Drake en la Galicia del tardofranquismo. Las impactantes imágenes (y sonidos) del comienzo quedarán guardados en mi memoria. El premio especial del Jurado fue para la sueca Kalak de Isabella Eklöf, guionista de la película Border, gran revelación de Cannes hace unos años. La película trata de abordar la conexión con la cultura groenlandesa a través del sexo de una persona que sufrió abusos cuando era pequeño. No fue una de mis preferidas.

 

 

Mejor Dirección ganó la taiwanesa Un viaje en primavera de Tzu-Hui Peng y Ping-Wen Wang. Una historia sobre un anciano que tiene que afrontar la muerte de su mujer. Yo la encontré demasiado pausada y verla en el teatro Victoria Eugenia a las 8.30hs de la mañana no ayuda demasiado. En el apartado de Mejor Actuación Principal resultaron ganadores Marcelo Subiotto por Puán y Tatsuya Fuji por Great Abscence. De profesores universitarios fue la cosa. El personaje de Tatsuya ya estaba jubilado y sufría de demencia senil. A lo largo de la película vamos descubriendo la verdad o mentira de las palabras que emanan de la boca de su protagonista llevándonos a un final circular. Mientras que en el caso de Subiotto tenemos a un profesor universitario no retirado que trata de ganar una cátedra en la facultad de filosofía de la UBA. Puán que también se llevó la Concha al mejor guión (escrito por María Alché y Benjamín Naishtat) cuenta la vida en la universidad pública en Argentina. Los problemas para llegar a final de mes, el pluriempleo, la admiración que provoca lo europeo y el rechazo a lo latinoamericano. Es una película muy importante para ver la realidad del país en un momento tan crítico como este y que además sea en el ámbito de la filosofía política le aporta una mayor coloratura poética. La Mejor Actuación de Reparto recayó en Hovik Keuchkerian por su interpretación de “El alemán” en la película de Isabel Coixet, Un amor, que era una de las grandes candidatas a los principales premios. Basada en la obra homónima de Sara Mesa, Un amor retrata la vida de Nat en un pequeño pueblo de la España profunda donde la vida rural se convierte en una suerte de pesadilla constante. La directora sale airosa de esta incursión en un ambiente más sombrío que el que suele transitar en sus obras. Acompañada de grandes actuaciones de actores como Hugo Silva, Luis Bermejo, Laia Costa y el propio Hovik fue una de las gratas sorpresas del certamen.

 

 

Entre mis preferidas que se quedaron sin premio está Fingernails de Christos Nikou un drama futurista a medio camino entre las primeras películas de Lanthimos y Black mirror sobre una pareja que supuestamente encontró el amor verdadero, pero uno de los integrantes no está tan seguro y decide probar su relación en un instituto de evaluación del amor.

 

La 71º edición del festival ha demostrado una vez más el gran nivel de las películas seleccionadas para exhibirse en el certamen. Un triunfo del cine en general con una mención especial para la aportación argentina que ha obtenido premios en las distintas secciones (en Zabaltegi ganó El juicio de Ulises De la Orden). Un triunfo para el público. Un triunfo para todas las personas que amamos entrar a una sala y poder ser felices viendo imágenes en movimiento. Un triunfo para la cultura. Un triunfo para la memoria. Un triunfo, también, para los perdedores.

 

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