El Teatro Español acoge, del 11 de mayo al 16 de junio, la llegada de Los amigos de ellos dos a Madrid. Un texto de Matías del Federico y Daniel Veronese que reflexiona, a través de la comedia, sobre la autovalidación y el rol que ocupamos en la vida de nuestros amigos.
Sus intérpretes, Malena Alterio y David Lorente, nos cuentan los detalles de esta historia en la que dos parejas quedan a cenar, pero una de ellas no llega. ¿Qué sucede durante esa espera? Obviamente, llamándonos como nos llamamos, ¿cómo no íbamos a poner nuestra atención sobre un espectáculo que gira en torno a la espera?
Todos tenemos un amigo con el que quedas y siempre llega tarde, -y si no lo tienes es porque ese amigo eres tú-. Cuando esa espera se prolonga y se convierte en algo habitual, la conversación comienza a girar en torno a la reflexión sobre ese acto de dominación pasiva al que nos somete esa persona, casi se convierte en dueño de nuestro tiempo, de nuestro destino… ¿por qué lo permitimos? ¿qué nos lleva a claudicar con ello? ¿acaso somos menos? ¿quizá es un acto de sometimiento que ahonda en algún complejo de inferioridad que nos lleva a necesitar de esa persona para validarnos a nosotros mismos? Sí, sí, mucha profundidad para un simple amigo impuntual, pero los seres humanos tendemos al drama y en el momento que nos desestabilizan, todas nuestras dudas internas y complejos afloran sin demasiado esfuerzo. Y por ahí se cuela Los amigos de ellos dos, una comedia creada por Matías del Federico y Daniel Veronese, quien además la dirige, y que protagonizan Malena Alterio y David Lorente.
VOLVER SIEMPRE AL TEATRO
“Esto arranca porque Mónica Regueiro, nuestra productora, me mandó este texto tan loco, delirante y, a la vez, inquietante. Un texto muy divertido, pero que también guarda secretos que me hacían que estuviera atrapada en su lectura, me interesó mucho”. Explica Malena Alterio sobre el origen de este espectáculo que ahora llega al Teatro Español dentro de una gira nacional que arrancó a comienzos de año en Avilés. “Pero, sobre todo, me interesó porque venía de Daniel Veronese y Matías del Federico”, creadores con los que Malena ya había trabajado; con Veronese en Los hijos se han dormido, adaptación de La Gaviota de Chéjov, “me quedé con ganas de más”, y con Del Federico, aunque de una manera indirecta, a través de la versión cinematográfica de Bajo terapia. “Yo, sin embargo, soy nuevo con Veronese -dice David-. Eché a un lado todos los proyectos que tenía sobre la mesa porque no todos los días te llama Malena Alterio para una hacer una función de teatro con ella dirigidos por Daniel Veronese”.
Tanto Alterio como Lorente están disfrutando de una fantástica y prolífica etapa profesional en la que el reconocimiento está llegando en forma de premios. Ni la Unión de Actores, ni los Feroz, ni los Goya se resisten a su labor actoral gracias a trabajos audiovisuales como Que nadie duerma, película protagonizada por Malena, o la serie No me gusta conducir, en la que David participa; logros que, lejos de alejarlos de los escenarios, impulsan sus ganas de experimentar, como apunta David Lorente, “el desafío constante del aquí y ahora”, sensación a la que Malena suma la libertad y “la forma en que se va cocinando todo. Cómo nos vamos encontrando, cómo se va descubriendo, cómo se investiga, cómo interpretar lo que quiere decir el director y cómo eso se va transformando a lo largo de las funciones”.
¿NOS SENTIMOS SUFICIENTES?
La historia de Los amigos de ellos dos parte de una sencilla premisa: Dos matrimonios llevan doce años quedando todos los jueves a cenar, pero esta noche, por las circunstancias que sea, una de esas parejas parece no llegar. Durante la espera, descubrimos que esta es una situación recurrente, y parece que hoy la gota ha colmado el vaso. ¿Por qué hacen esto? ¿qué rol ocupan en la vida de sus amigos? ¿cómo afecta la situación a esta pareja?
La función nos sitúa en una realidad distorsionada, un restaurante en medio de la nada, una pareja ante la incertidumbre y una espera que los lleva a plantearse el sentido de la amistad, e incluso el de su propia pareja desde un ambiente cargado de cierto misterio. “Va más allá de una pelea de pareja -dice Malena-, habla sobre la manera que tenemos de mirarnos y de mirar al otro, de sentir que lo que tenemos no es suficiente. Pienso que la función tiene varias capas donde, si te quedas en una primera, estará bien y la disfrutarás, y si vas un poquito más allá, te resultará interesante esa reflexión sobre las comparaciones, lo que tienen los otros y lo que no tenemos nosotros. Hasta qué punto está en nuestra esencia asumir que somos lo que somos y que no vamos a cambiar y si somos felices conformándonos”. Una anécdota sobre la aceptación social que “aunque no lo decimos por pudor -apunta Malena- es verdad que la comparación con el otro esta ahí todo el rato y acaba adquiriendo tintes tan dramáticos que acabamos por reírnos”. Y es que, como Lorente nos recuerda, el propio Beckett ya lo decía: “cuando asumamos la tragedia, empezaremos a reírnos de ella”. Desde ahí, desde la comedia que aflora de una situación incómoda, es desde donde Veronese y Del Federico han planteado la historia. “Me parece muy interesante y acertado contarlo desde el humor del patetismo y la neurosis de estos personajes, no desde la metafilosofía y el psicologismo. Es ahí donde engancha con el espectador, porque está compartiendo contigo el problema de ellos, no te está enseñando a cómo tienes que vivir”, señala David. “Y creo que eso también es lo que causa gracia, que nos estemos tomando tan a pecho cosas que aparentemente no son tan trascendentales. Aunque como nos adelanta Malena: “luego si se va transformando en algo más importante, de repente, todo lo que parecía ser de una determinada manera cambia”.
UN DESAFÍO TEATRAL
Este texto que ya contó con una primera producción estrenada en Argentina en el 2021, llega ahora a Madrid con una puesta en escena completamente nueva.
“Que Veronese no viniera con el montaje de allí a implantarlo aquí, habla muy bien de él -opina David-. Podría haber trasladado aquel montaje aquí y punto pelota, sin embargo, quiso investigar su propio texto en boca de otras dos personas”, así que el público se encontrará con una versión ‘a la española’ que, según ambos actores, ha supuesto un reto interpretativo.
“Él te va marcando el camino y el ritmo sin darte una respuesta concreta -dice Malena-. Nunca se lo he preguntado, pero debe ser un músico frustrado o algo así porque en sus funciones, si te das cuenta, hay algo del ritmo, de la velocidad, de las pausas, de los silencios, que tiene muy presente y que hace que sus proyectos tengan una energía que los hacen muy interesantes, aunque sólo sea por escuchar esos movimientos que va construyendo”.
“Ha sido uno de los procesos de ensayo, más gustosos, apasionantes y amables que he tenido porque, y lo digo feliz, también ha sido uno de los más difíciles”, confiesa David sobre el buen trato y el alto nivel de exigencia de Veronese, quien, tal y como contaba divertido el actor, como el director le obligaba a dejar de ser ‘teatroso’, término acuñado por Veronese cuando los actores tienden a tirar de sus recursos habituales para llegar a un resultado. “Es un tipo que sabe mucho de teatro, es muy sabio. Es maravilloso que te cuestione y te ponga a buscar desde otro sitio. Me ha flipado tener a Veronese pidiéndome más y más, pero sin gritar en ningún momento”, un comentario que hace que Malena no pueda evitar soltar un “es terrible, qué mal acostumbrados estamos”, ante un comportamiento amable durante un proceso de ensayos. La propia actriz nos contaba que “es significativo que los grupos de trabajo que ha generado Daniel en España sigamos después de tantos años en contacto. Él es muy partidario del trabajo en equipo, de trabajar con el compañero, de modificarlo, pero desde un lado amoroso y respetuoso, a la vez que exigente”.
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