En el año 2008 durante el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, cuando aún no había terminado mis estudios de teatro, tuve el placer de ver Teatro Delusio del grupo alemán Familie Flöz. Seis años más tarde, después de muchas coincidencias y trabajo, tuve mi primer contacto directo con ellos en la Universidad Folkwang en Essen, tres meses después estaba ensayando con ellos la nueva obra de la compañía: Haydi!. Para mi un sueño, había encontrado mi familia. Dos años más tarde la compañía decidió remontar Teatro Delusio con un nuevo grupo de actores, yo fui uno de ellos. Desde el 2016 actúo en Teatro Delusio, una obra que vi en Bogotá 8 años atrás. ¡Una locura!
Feste comenzó a gestarse en los trenes, cuando junto con Johannes y Thomas, con quienes también actúo en Teatro Delusio, íbamos de gira por toda Europa. Después de casi 200 funciones queríamos crear algo propio, algo nuestro. La compañía nos apoyó inmediatamente y Michael Vogel asumió la dirección. En aquel momento no había una idea clara de la obra, ni siquiera sabíamos que se iba a llamar Feste. Solo teníamos un par de ideas de los personajes que queríamos interpretar y de algunas situaciones. Lo que sí sabíamos era que el tema de la obra sería el fin.
Fue un inicio muy difícil, durante las primeras improvisaciones no había material para rescatar. Así que decidimos sentarnos a la mesa y abordar la obra desde otra perspectiva. Nos concentramos en buscar dónde podría ocurrir la obra y encontramos un lugar o mejor dicho un “No-lugar” (Unort en alemán), un lugar incómodo, feo, como un parqueadero bajo un puente, un lugar de no encuentro. Poco a poco fueron apareciendo los personajes, apareciendo las situaciones y con ellas un rompecabezas interminable de ideas, deseos y posibilidades. ¿Qué queremos contar? ¿Cómo contarlo sin necesidad de la palabra? ¿Cómo hacer claras las situaciones, las relaciones entre los personajes?
Nuestras obras son el resultado de una creación en grupo, a partir de improvisaciones, de ideas, de coincidencias. Cada obra tiene un proceso diferente, pero hay puntos en común. Casi siempre comenzamos a partir de una idea, luego improvisamos en el escenario sin máscara y utilizamos la palabra, para hacer claras las intenciones, las situaciones. Poco a poco vamos acumulando escenas y desde allí empezamos a crear la dramaturgia, juntando esta escena con aquella, o mejor aquella con la otra, etc… Luego llegan las máscaras y hay que empezar de nuevo. La máscara necesita otro tiempo, otra forma de actuar, entonces hay que traducir todo el material a la máscara. Con las máscaras llegan los vestuarios finales y la escenografía original.
El día del estreno la obra no está aún terminada. Es a partir de ese día que la obra comienza a crecer. Las máscaras, como el teatro, sólo existen con el público, éste nos da la mesura, pone en evidencia lo que no funciona y lo que sí, nos muestra de una cierta forma el camino. Nuestras obras nunca terminan de crecer, con cada representación la obra cambia, las relaciones ganan en profundidad, incluso con los accidentes en escena cambia la obra. Algunos accidentes nos han regalado escenas que jamás hubiéramos pensado.
La verdadera historia de Feste se esconde tras la historia de los preparativos de un matrimonio de una familia adinerada. Es una obra que habla de nuestro tiempo y del abismo que nosotros mismos como sociedad hemos creado, habla de clases sociales, de jerarquías, de status. En cada personaje hay algo de nosotros como personas. En cada situación hay algo que nos toca profundamente. Desde el principio quisimos hacer de Feste un cuento sin palabras para adultos, una historia trágica y cómica sobre la búsqueda de la felicidad individual.