SUSCRÍBETE
GODOT-Decadencia-02

Steven Berkoff presenta Decadencia en La Abadía

«Los grandes temas son la crueldad, la vanidad, la autocompasión, la codicia»

Llega al Teatro de La Abadía la versión en español de Decadencia, interpretada por Pedro Casablanc y Maru Valdivielso. Un texto impactante y lleno de un humor corrosivo, firmado por Steven Berkoff, que señala el comportamiento de nuestra sociedad, un retrato pasado de vueltas que pone el foco en la brecha que separa a las clases privilegiadas de las menos favorecidas, pero que también muestra cómo los más bajos instintos no entienden de status sociales.

Hablamos con su autor, quien ya dirigió una versión cinematográfica protagonizada junto a Joan Collins, sobre esta obra en la que se nos muestra cómo la ambición, el poder, la envidia, la venganza y las más bajas pasiones son las que dominan el mundo.

Usted tiene una larga trayectoria como actor, ha participado en films que pertenecen a la Historia del Cine, ¿ha influido de alguna manera su carrera como intérprete en su manera de escribir y de dirigir?

Creo que sí. Al final se ha convertido en mi material para crear. Para mí, como escritor, mi material es mi vida, es lo que golpea mi subconsciente.

 

Guiones, poesía, ensayos… ¿cómo nace esa necesidad por escribir?

Mi trabajo es el tema principal dentro de mis obras. Escribí una obra sobre la vida en un set de rodaje que no tuvo mucho éxito, pero a mí me encantó… ¡pensé que era buena! (risas) Se llamaba Seis personajes en busca de un director, que es la parodia de la obra de Pirandello. El caso es que empecé hablando sobre actores y he acabado escribiendo libros enteros. Gran parte de mi escritura cubre ese aspecto.

 

Steven Berkoff presenta <i>Decadencia</i> en La Abadía en Madrid
Steven Berkoff, autor de Decadencia.

¿Cuáles son los temas principales en torno a los que gira Decadencia?

Hago un gran poema en torno a beber un margarita y lo celebro. (Risas) Los grandes temas son la crueldad, la vanidad, la autocompasión, la codicia. Estos son temas sobre los que suelo escribir y que luego uno a mis personajes.

 

En Decadencia los personajes se dejan llevar por los más bajos instintos, ¿es posible empatizar con estos personajes?

Claro que sí. Quizá al comienzo no se pueda empatizar con los personajes más deprimidos porque son muy brutos, pero al final siempre hay algo en ellos con lo que conectar. Para escribir sobre ellos, hay que hacerlo con humanidad sin importar lo decadentes, codiciosos y egoístas que sean. A veces revelan esa pizca de humanidad que los hace atractivos. En cuanto a la pareja de la clase obrera, hay una confesión al final en la que revelan lo desamparados que se sienten, así que diría que sí que se siente empatía por ellos.

 

El texto fue escrito en 1994, si lo miramos con los ojos de la época actual, nos damos cuenta que sigue poseyendo una fuerte vigencia. ¿La brecha entre las clases sociales cada vez es mayor?

Sí, cada vez es mayor. En este momento estamos en una etapa más aterradora. En Inglaterra no solo los pobres, también la clase media-baja, está falta de dinero para poder comer y calentar sus casas. No pueden comprar combustible, para comer tienen que tomar decisiones terribles. Es chocante, no habíamos visto esto desde hace décadas, se ha convertido en algo realmente espantoso. Los pobres ahora no pueden ni siquiera ir al hospital, hay miles de personas muriendo porque no pueden permitirse ir a un hospital, y mucho menos a uno privado. Esto no debería estar permitiéndose. La situación actual es la peor que ha habido nunca Inglaterra, y todo por ese estúpido Brexit.

 

Los personajes tienen reacciones perversas, turbias, tienen comportamientos ruines y vengativos. Al principio, cuando uno ve la obra queda tocado por esto, pero enseguida cae en la cuenta de que son reacciones que nos rodean en nuestra vida cotidiana, ¿por qué cree que el ser humano reacciona de la manera que reaccionan estos personajes?

No sé, creo que es porque la gente tiene miedo de no tener dinero, de no tener los medios, de no tener la posibilidad de tener una casa propia, de un hogar. La gente se aferra a su dinero con furia, o se enfadan porque no lo tienen, porque no tienen la oportunidad de poseerlo y poder acceder a las cosas ordinarias de la vida. Por ejemplo, los jóvenes no pueden permitirse nada, así que cada vez están más enfadados, incluso en las calles. Ahora hay un nuevo movimiento político que se llama “La rebelión de la extinción”, entran en las galerías de arte y se pegan a los cuadros, ¡se están volviendo locos! Creo que estas faltas de oportunidades, de trabajo, de un salario adecuado, es el motivo. La mitad de Inglaterra está en huelga, no puedes ir en transporte, no puedes ir al médico, no puedes tener un profesor, estamos en una situación terrible. Además de la situación con Ucrania.

 

La propuesta son dos actores que interpretan a los cuatro personajes que componen el espectáculo, ¿por qué eligió este juego actoral?

Esto viene de la idea de que, aunque estas personas nacieran en un entorno diferente, seguirían siendo las mismas personas y tendrían las mismas caras. Es solo cuestión de suerte que un hombre nazca en una zona rica o en una zona pobre, pero podrían tener la misma cara, es solo la circunstancia en la que se encuentran lo que ha hecho que sean así, es el entorno. Yo nací en el East End y hablaba ‘Cockney’, después me hice actor y me volví muy elegante, pero mi cara es la misma.

 

¿Pone algún tipo de condiciones a la hora de permitir que se represente su texto?

No, no quiero ser como el agente de Samuel Beckett que no permite cambiar una coma, un punto, no puedes hacer nada… ¡Deja que se diviertan y que hagan lo que quieran! La gente tiene que tomar sus propias decisiones. Al final me pagan, que es lo que necesito. (Risas)

 

En la función no hay acotaciones, los actores simplemente saltan de unos personajes a otros, ¿qué busca con esto?

Quiero que sean personas totalmente diferentes, para que el público piense: “Oh, es otro personaje”. Hay un momento en el que el actor debe ser muy arrogante, elegante, aristocrático, pero de repente cambia y se vuelve otro mucho más bruto. La belleza de esto es poder mostrarle al público cómo podemos ser unos u otros, basándonos en las circunstancias. Así que tener a dos actores interpretando todos los papeles es maravilloso. Además, es un gran ejercicio para el actor. No todos pueden pasar fácilmente de interpretar a personas de la alta sociedad y acto seguido a clase obrera.

 

 

Una de las características de este texto es la explicitud de su lenguaje y el humor corrosivo y malsano, ¿qué busca con ello? ¿de qué manera cala en el público?

Creo que es muy bien recibido por el público porque no siempre escuchan un lenguaje tan bizarro y exagerado. Al público le gusta que le impacte, al final eso es lo que debería hacer el teatro, ¿no? Además, lo he escrito en verso y eso también funciona, tiene algo como del Art Nouveau alemán de los años 30 o 40.

 

Sin embargo, en un momento dado los personajes dicen: “Nadie querría oír algo así en un teatro… nos tirarían tomates”, ¿eso es un pensamiento/temor del propio Berkoff puesto en boca de los personajes? ¿En algún momento cayó en la autocensura a la hora de escribir Decadencia?

No, simplemente lo que he hecho ha sido satirizar a esa sociedad que se escandaliza tan fácilmente. Por ejemplo, esta obra a ninguna productora se le ha pasado por la cabeza estrenarla en el West End, a eso me refiero. Es una parodia.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

Comparte este post