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Madrid, Congreso de los Diputados. Un veterano político de uno de los partidos más importantes y hegemónicos de España sube al estrado para defender, ante el resto de representantes de la cámara, una extraña y sorprendente Proposición No de Ley, una proposición que, ante los estragos que la desigualdad está provocando en la ciudadanía, pretende solucionar para siempre los problemas del hambre y la precariedad, proporcionando, al mismo tiempo, un punto de arranque a la maltrecha economía española, excesivamente dependiente de sectores como el turismo.
Nuestro político, agarrando firmemente el cartapacio donde lleva condensadas en unas cuantas hojas tantas y tan largas horas de trabajo y sentido de Estado, sube al estrado y bebe un sorbo de agua. La expectación es máxima. Levanta la cabeza y mira fijamente al público. Carraspea. Toma aire. «Señorías…», comienza a decir. Y mientras lanza su discurso (solvente, profesional, como siempre que la situación lo requiere), piensa que si no fuera por él, por gente como él, España, occidente, el mundo… estarían perdidos y todo se reduciría, simple y llanamente, al caos.
A mitad del siglo XVIII, en los albores del capitalismo, el imperio británico estaba en plena expansión y se anunciaban profundos cambios en las sociedades occidentales. Jonathan Swift publicó entonces Una Modesta Proposición, un texto breve y sarcástico en el que el autor ofrecía una solución ‘insólita’ (por no decir ‘final’) para acabar con la pobreza en Irlanda. Casi trescientos años después, desde la compañía Alêtheia Teatro se preguntan: ¿cuánto han cambiado las cosas?, ¿sigue vigente el texto de Swift?, ¿se han solucionado los problemas que el autor planteaba? y, lo más desconcertante de todo: ¿sigue siendo la modesta proposición de Swift, a día de hoy, tan irónica y humorística como él la planteó?, ¿o tenemos que empezar a preocuparnos?
En este montaje han querido llevar la idea de Jonathan Swift al Congreso de los Diputados, actualizándola y convirtiéndola en una Proposición No de Ley (PNL). Para ello, han echado mano también del discurso que Edmund Burke hizo a sus electores de Bristol en 1774, base sobre la que se asienta el parlamentarismo moderno; más concretamente, las obligaciones y deberes de los y las diputadas de todos los sistemas parlamentarios de la actualidad.
En Una modesta proposición (no de ley) no pretenden, en ningún caso, dar respuestas ni soluciones ‘de manual’ a las cuestiones que Swift plantea en su genial escrito. Su objetivo es, más bien, todo lo contrario: inquietar, incomodar, cuestionar, abrir un oscuro y necesario interrogante sobre nuestras conciencias (ya sea en el orden moral, social, político o económico).
