Irene Doher y Paloma García-Consuegra se conocieron dentro del ambiente teatral universitario hace ya 20 años, donde descubrieron lo que marcaría la esencia de la compañía: El cuplé. “Para nosotras fue descubrir algo nuevo -Explica Irene-. Yo venía de los 2000, de Moulin Rouge y Cabaret, que era mis películas favoritas de musicales. Pensaba que eso era una cosa europea, ‘cool’, de la bohemia, y cuando descubrí que también formaba parte de nuestra historia y que, de alguna manera, había sido un poco silenciado, me sorprendió un montón. De repente, había algo en el pasado de España donde sí que me podía reconocer y que no eran todas estas películas de guerra civil en blanco y negro, que también había habido bohemia aquí, había habido plumas, cabaret, travestismo y diversión nocturna. Hay algo de toda esa España libre y libertina, que estéticamente nos atraía un montón”. Eso y el gusto por la improvisación, utilizando los roles de ‘payaso tonto y payaso listo’ donde ya asomaban La Berta y La Reme, las llevó a darse cuenta que aquí había un ‘Match’ en toda regla. Así que se reapropiaron de un término como “provinciano”, usado muchas veces de manera peyorativa: “Nosotras somos de provincias y no hay cosa más rancia que pensar que ser provinciano es un insulto”, dice Paloma. Y lo mezclaron con un concepto como “Liviano” para subrayar la ligereza y diversión de su estilo; “y porque mi abuela llamaba livianas a las lesbianas y nos hacía gracia”, apunta entre risas Irene, así surgió Livianas Provincianas hace ya casi 10 años, una compañía que no vamos a negar que, a la redacción de esta revista, nos tienen completamente enamorados.
El próximo año cumplís 10 años como Livianas Provincianas, ¿cómo nació la compañía?
Paloma García-Consuegra: En 2015 fue cuando nos dieron la oportunidad de participar en el Festival Iberoamericano de Cabaret. Nos dijeron: “¿Tenéis algo?” Y yo les dije que sí, que teníamos un espectáculo, pero realmente no teníamos nada. (risas) Y nos dijeron que les enviáramos el dossier al día siguiente, antes de las 10 de la mañana, y nos metían en el festival. Nos inventamos una sinopsis, hice un logo con el Photoshop, cogimos unas fotos, las puse en blanco y negro, nos pedían una página web que no teníamos, hicimos una página de Facebook y el día siguiente a las 10h, teníamos 200 fans. Me acuerdo que Irene me llamaba y decía: “¡Pero que estamos vendiendo humo, que no tenemos obra!”. Y sí, vendimos humo durante 24 horas, pero luego ya nos pusimos a trabajar y de eso va a hacer 10 años. (risas)
¿Qué os llevó a convertir el cuplé, la sicalipsis o la revista en la base de Livianas Provincianas?
Paloma García-Consuegra: Veíamos como que se había intentado asociar el cuplé, la revista, el folclore y la canción tradicional a una parte de España que se ha dicho siempre que es una cosa casposa, que está asociada a la dictadura. Y no, esto es de mucho antes. Lo que pasa que se han intentado reapropiar de esos símbolos y de esa estética; y nosotras reivindicamos que esto es anterior y que verdaderamente era un grito de libertad. Lo que pasa es que se han empeñado en venderlo como algo casposo.
Irene Doher: No sé si es un empeño o que hubo una revisitación del repertorio durante el franquismo y claro, evidentemente, se le dio el toque que el contexto imponía. De alguna manera lo que estamos haciendo es revisitar la revisión e intentando devolverle el espíritu que tenía cuando surgió a final del siglo XIX, principios del XX, que era otra cosa. Ese es un poco nuestro espíritu: acercarlo al ahora y ver cómo todo tiene un eco.
¿Notáis un resurgir y una reinvención de estos géneros en el panorama artístico actual?
Paloma García-Consuegra: Yo creo que sí, es un proceso que se está viviendo en varios ámbitos a la vez. Hubo un momento, a principios de los 2000, que era guay ser un moderno y denostar la baja cultura, pero creo que ahora tenemos una visión que nos permite distanciarnos de eso y darnos cuenta de que lo inteligente es abrazar lo popular, lo tradicional es cultura y creo que, desde varias visiones, se está recuperando eso. Por ejemplo, desde lo divulgativo y las redes sociales, Lidia García con su podcast, con su libro, sus conferencias, o Gloria Durán, se está volviendo a dar muchísima importancia a este género. Nosotras, al final, somos como un eslabón más que lo llevamos a lo práctico y hemos decidido dedicar nuestra investigación, nuestra pasión y nuestra práctica artística a este género que, al final, engloba un montón. Te puedes pensar que es una cosa que puede ser limitada o que puede agotarse pronto. Pero mira, el año que viene hacemos 10 años y seguimos teniendo un montón de ideas, y ahora tenemos una sección en Las Mañanas de RNE con Mamen Asensio y cada semana sacamos cosas. O sea, es inabarcable.
Irene Doher: También hay como un resurgir porque ahora hay mucho movimiento de teatro musical en España. Y porque estamos repitiendo un poco el contexto histórico y el caldo de cultivo en el que se generó el cuplé en su momento, ese auge de fascismos y necesidad de reivindicar temas que están en la calle y de espacios de libertad. Tenemos un colega, Pedro Granero, que nos ha escrito algunas letras y que sentimos que es un poco el alma ideológica de la compañía, que dice que el cabaret surge desde el dolor y la necesidad del entusiasmo, y creo que estamos ahí. O sea, ahora mismo tenemos ganas de reírnos, pero nos estamos riendo como resistencia.
¿Veis el humor como una herramienta para combatir la situación tan grave que se está generando?
Paloma García-Consuegra: Pero sin pasar por encima de ella, no es para evadirnos de lo que está pasando, sino para subrayarlo. Parece como que no estamos hablando de cosas serias, pero si te pones a profundizar sí que hay temas serios debajo. Lo que pasa es que parece que con el humor es como realmente cala.
Irene Doher: Creo que el humor que hacemos ahora, en general, parte mucho de lo propio y de reírte de ti mismo como inicio.
Paloma García-Consuegra: Reírte, pero sin atacarte. Porque siento que muchas veces las personas que estamos como en los márgenes de la disidencia hemos tenido que apropiarnos y antes de que me llamen ‘maricón’ o ‘gorda’, ya me lo digo yo. Muchas veces se ha usado como insultándote a ti mismo antes de que te insultaran otros. Y creo que el cambio, el giro, es que ahora no te lo estás diciendo para insultarte, sino para reafirmarte. Hacer chistes sobre minorías desde el lugar del privilegiado no es gracioso. Ahora, lo que sucede es que las personas que estamos en los márgenes estamos aprendiendo a reivindicar esos espacios.
Desde la idea inicial hasta la puesta en escena final, ¿cómo es el trabajo en equipo a la hora de crear?
Paloma García-Consuegra: Casi siempre partimos de la música, del repertorio, de la labor de investigación que hacemos Irene y yo, de cuplés que ya conocemos o cuplés que nos interesa rescatar. Y después vamos buscando una línea con la que podamos unirlos como un hilván. Es verdad que, por ejemplo, cuando hicimos la primera, ese hilván era bastísimo y las canciones era casi como un collage con una excusa.
Irene Doher: Pero también es verdad que Es mi hombre en concreto fue la más orgánica de las tres porque no teníamos unos antecedentes que respetar, entonces creamos los personajes a partir de las canciones que queríamos usar. Creo que conecta mucho con la gente porque es la más orgánica. En La fruta más sabrosa y en Mírame, hemos tenido que devanarnos los sesos porque tenemos como unos temas que decimos ahora esta vez queremos hablar de esto. Ahí nos ayuda mucho con los diálogos Sergio Adillo.
Paloma García-Consuegra: Y no podemos olvidarnos del resto de equipo que nos ayuda y nos rodea, desde Pepe Alacid al piano, al que amamos y que es una Liviana más; Maite Barrera en la producción, estamos agradecidísimas al momento en que se nos ocurrió que entrara, ¡nos ha dado años de vida! Y, por supuesto en la parte técnica a Elena Santos y Adrián de la Fuente.
Ahora estáis en Teatros Luchana precisamente con Mírame, la tercera parte de una trilogía junto a Es mi hombre y La fruta más sabrosa, esta tercera parte se relaciona con el teatro de revista y las vedettes de los años 70. Desde ahí, ¿cómo abordáis temas contemporáneos como el juicio ajeno, la presión de la imagen corporal y la salud mental?
Irene Doher: Siempre trabajamos desde el cuplé, nos encanta, pero hay cosas que no nos gustan. O sea, este repertorio nos flipa, pero siempre hay puntos que son astillas, que no nos podemos entregar a ellos libremente. En Es mi hombre todo empezó por el cuplé de Es mi hombre que decía: “si me pega, me da igual”. Y en aquel momento yo acababa de salir de una relación de maltrato psicológico de ocho años. Entonces algo en eso nos movilizaba. Y luego en La fruta más sabrosa, la hicimos LGTB, como descubrimiento, también nos interesaba la relación de amistad. Y con Mírame lo que nos punzaba era que nos encantan las plumas, pero intuimos una tristeza en este sistema en el que todas eran chicas monísimas teniendo que estar a la altura de unos estándares imposibles, en el que los hombres estaban decidiéndolo todo, que no podíamos obviar.
Paloma García-Consuegra: Al final el mundo de la revista está muy sujeto a la mirada masculina y nosotras, en Livianas, estamos abiertas a una mirada más diversa. Nosotras siempre decimos que nuestro público son señoras y gays, gente mayor y gente joven, un público muy diverso y creo que esa mirada ha ido dando paso al que tú puedas ponerte esas plumas y esos tacones, esos brillos, porque es divertido, no por la mirada del que te va a observar, sino por lo que te hace a ti sentir ponerte ahí. Es un poco el lema de Mírame, que todo el mundo pueda dar rienda suelta y darse el espacio para poder desarrollar su vedette interior. ¿Por qué? Porque es divertido y porque divertirse es necesario y es política. Y porque tenemos que darnos esos espacios también de salud que nos proporciona el sentirte libre y divertirte. Yo pasé por un proceso depresivo en el 2021 y quería hablar de ello, porque siento que es algo generacional Y además volcarlo en un personaje como La Reme, que precisamente es todo lo contrario, es una personalidad chispeante, alegre, echada para adelante. Entonces, estuvimos viendo entrevistas de vedetes que eran súper tristes, como la de Gracita Morales pidiendo trabajo, por ejemplo. Escuchar las voces de personas que han dedicado su vida al espectáculo y a hacer reír y que se han perdido en el camino. Pero intentamos no hacerlo demasiado obvio ni demasiado panfletario.
¿Y qué papel juega la interacción con el público y cómo influye en vuestros espectáculos?
Irene Doher: Nuestras funciones siempre las empezamos entre el público, eso lo tenemos como norma, para que la gente sepa que no hay cuarta pared. Nosotras empezamos entre el público y ya dejamos claro que aquí estamos todas en la misma y que la gente juega con nosotras.
Paloma García-Consuegra: Es algo que nos gusta. Creemos que es una seña de identidad y es en lo que estamos cómodas nosotras. En el proceso de creación cuando tenemos las canciones y los diálogos, siempre hay un momento en que decimos que falta la interacción con el público y es algo que siempre tenemos que ir viendo. A la gente le encanta, al final esto es un juego en el que yo te hago partícipe. Cuando interactúo contigo, tú ya te pones a hacer un papel involuntariamente porque has entendido que esto es un juego que compartimos todos.
Nacisteis en el off, habéis trabajo en teatros públicos, privados… ¿Cuáles son los mayores desafíos a los que os habéis tenido que enfrentar como compañía?
Irene Doher: Pues, por ejemplo, al síndrome de la impostora, a la precariedad, al tener otros veinticinco trabajos, a que estemos siempre creando al borde del ataque de ansiedad, y que nos haya costado diez años de compañía llegar a un teatro público. Normalmente no hay muchas compañías que aguanten tanto tiempo, las compañías duran un año o dos y se disuelven, porque es muy complicado mantener un grupo de personas trabajando juntas. Gestionar un equipo es complicado. Nosotras creo que tenemos un carácter que es fácil para trabajar en equipo y nos complementamos muy bien. Seguramente, si no hubiésemos tenido tanto síndrome de la impostora, igual hubiésemos llegado antes a los sitios. Pero que también somos de pueblo y somos cabezonas, y si decimos que esto lo vamos a hacer, nos va a costar años, pero lo vamos a hacer (risas).
Ese empeño es quizá una de las claves para sobrevivir en esta profesión, ¿no?
Paloma García-Consuegra: Yo siento que una de nuestras principales virtudes ha sido la perseverancia y el no quedarnos en el camino cuando es tan fácil quedarse. Siento que llevamos nueve años, que vamos muy poquito a poquito logrando cositas, pero que al menos nunca vamos para atrás. Si yo miro en retrospectiva, cada año estamos un poquito mejor que el anterior. Nunca llegamos a dar un mega pelotazo de hacernos ‘mainstream’, pero también siento que la gente que nos apoya es muy fiel; y eso a mí me da muchísima alegría porque los seguidores que tenemos repiten, nos recomiendan entre sus amigos, vuelven con su madre y con su tía y con su abuela y nos acompañan mucho. Y luego también entre compañeros de profesión, el día que se anunció que íbamos a estar en el Español con Mírame, recuerdo un amigo que dijo: “No sabéis la ilusión que me ha hecho veros ahí, porque para mí esto es un referente de que se puede, puede que esto ocurra”. O sea, que una compañía pequeña, que ha empezado con dos pesetas, un chicle y un clip, de repente se la programe en una institución pública sin tener ningún padrino… Porque nosotras llegamos ahí porque presentamos nuestros proyectos al Banco de Proyectos del Español y, de repente, Luis Luque nos llamó. Nos sentimos súper bien acompañados en todo el proceso creativo por Luis y por Natalia Menéndez. Nos dieron alas, nos dieron toda la libertad con una propuesta que no es la típica de institución pública, porque no comprometimos el carácter de lo que nos gusta para poder encajar. Es más, de hecho, creo que cada vez somos más cabezonas en lo que nos gusta a nosotras.
¿Y qué es eso que os gusta a vosotras?
Paloma García-Consuegra: Siempre decimos que no creamos para satisfacer, sino que hacemos las cosas que nos hacen gracia a nosotras; y ha dado la casualidad de que esas cosas le están haciendo gracia a otra gente. Pero siempre hemos partido de que sea algo que nos guste y nos interese a nosotras y que sea honesto para que luego le pueda gustar a alguien.
Irene Doher: También es que nos lo pasamos bien en el escenario y, si nosotras nos lo estamos pasando bien en escena, la gente se lo va a pasar bien, que es como un básico. Y creo que nos lo pasamos bien precisamente porque hemos creado todo desde cero y hemos decidido todo. Entonces, esa capacidad creativa que a lo mejor en otros sitios no hay, pues se ve en escena.
Paloma García-Consuegra: Yo siempre digo que, cuando estoy en el escenario con Irene y con Pepe Alacid, porque Pepe parece que está ahí en la sombra, pero es la tercera pata y él está creando con nosotras en directo, está metiendo música, está apoyando todo lo que está pasando en escena y está creando a la vez con nosotras; y cuando estoy en el escenario con ellos dos, me siento que estoy en un lugar seguro y que pase lo que pase, si hay errores, si hay cualquier cosa que pase, lo vamos a sacar y no va a pasar nada, al revés, va a ser lo mejor y la gente lo va a disfrutar. ¡Incluso nos piden que fijemos los errores! (risas)
¿Y podéis adelantar algo de lo que será la celebración del 10.º aniversario? ¿Habrá cuarta entrega con La Berta y La Reme?
Paloma García-Consuegra: Bueno, habrá cosas que todavía se están cerrando, pero sí podemos anunciar que en mayo de 2025 haremos un concierto 10º aniversario en la sala Galileo Galilei. Queremos que haya sorpresas, que haya artistas invitados, grabaremos el disco del concierto para que, por fin, estén nuestros temas en Spotify y la gente pueda escucharnos en su casa.
Irene Doher: Sí, antes que hacer la cuarta parte y tal, queremos hacer un poquito de oxigenación y diversificación en otras cosas, como cubrir huecos que sentimos que no hemos cubierto todavía. Como lo de grabar el disco. Y cuando nos hayamos oxigenado, ya veremos si hacemos la cuarta parte: Livianas presidentas. No lo sé. (risas)