El origen de Un monstruo viene a verme tiene lugar cuando la escritora británica Siobhan Dowd, quien fue diagnosticada de cáncer de mama, comenzó a escribir una historia sobre el proceso al que debe enfrentarse un niño cuya madre sufre una enfermedad terminal. Lamentablemente, Dowd falleció en 2007 y tuvo que ser el escritor Patrick Ness, a través de un en cargo de su editorial, el responsable de finalizar la novela. De ahí surgió esta historia que años después llegaría al gran público gracias a la adaptación cinematográfica de J.A. Bayona, y en 2018 a los escenarios británicos con una producción estrenada en el Teatro Old Vic de Londres, adaptada por Sally Cookson y Adam Peck, de la que ahora bebe LaJoven para traerla a nuestros escenarios.
La historia explora temas como la pérdida, el dolor y la aceptación a través de la figura de Conor, un niño de 13 años que es visitado por un monstruo en forma de un viejo árbol, que le cuenta tres historias y le pide a cambio que él le cuente una cuarta; historias que harán que Conor se enfrente a sus propios miedos y emociones ante la inminente pérdida de su madre.
RECUPERAR LA TRADICIÓN ORAL
Al llegar a la sala de ensayos, uno se topa, como no podía ser de otra manera, con el famoso árbol/monstruo que da título a la función. Una imponente estructura, creada por José Luis Raymond y Laura Ordás, de cuyas ramas brotan 36 pantallas que servirán para adentrarnos en el mundo de fantasía desde donde Conor, el niño protagonista, aprenderá a aceptar la realidad de la enfermedad de su madre. “La historia no va de que alguien se muere -puntualiza José Luis Arellano, director del espectáculo-, sino de un niño que tiene que afrontar algo por sí mismo”, de ahí germinarán las historias que el monstruo le contará, y que han aprovechado para enfatizar el homenaje que se realiza a la trasmisión oral, a la literatura y a la música que posee la obra, haciendo un recorrido por los cuentos de los Hermanos Perrault y Grimm, pasando por Dickens y los relatos más realistas de Raymond Carver y las músicas del Renacimiento, Britten e incluso la banda sonora a cargo del propio Alberto Granados, músico y compositor que trabaja habitualmente con LaJoven.
LA EVOLUCIÓN DE LA COMPAÑÍA
La producción, además de suponer el colofón a la celebración del 10º aniversario de la compañía, marca una evolución a la hora de plantear sus puestas en escena, que hasta ahora estaban protagonizadas por intérpretes cuya edad no superaba la veintena. “Realmente es por exigencias de la historia, pero eso nos ha llevado a hacer ese intercambio intergeneracional del que siempre hablamos y nunca llevamos a cabo. Es una evolución en todos los sentidos, incluso en temas de producción”. De esta manera, encontramos dentro de su elenco a Elisa Hipólito, Eduardo Aguirre de Cárcer, Cristina Bertol, Roger Berruezo, Antonia Paso, Fernando Sainz, Raúl Martín, Nadal Bin y Leyre Morlán, intérpretes que pasaron por alguna de las promociones de LaJoven, junto a actores adultos. “Además contamos con Álvaro Luna que está haciendo todo un universo de imágenes espectacular. Al igual que Juan Gómez Cornejo con las luces o Ikerne Giménez con el vestuario. Y luego, como la función es muy física, contamos con David Blanco y con Chevi Muraday para hacer todo el trabajo de partitura de movimiento”.
SANAR A TRAVÉS DE LA IMAGINACIÓN
El germen para que Un monstruo viene a verme llegue a nuestros escenarios está enmarcado dentro de la iniciativa ‘Todos Contra el Cáncer’ de la Asociación Española Contra el Cáncer que ha estrechado lazos con LaJoven “con la idea de apoyar a la gente con el tema de qué significa la palabra cáncer en las casas y las familias”. Arellano subraya la importancia que tiene que el espectáculo sea entendido como una producción familiar, “porque es un asunto que afecta a toda la casa, y abrirá conversaciones que aportarán la visión del hijo, pero también de cómo lo afronta la madre, el padre, o la abuela”. La obra pone énfasis en señalar la imaginación como ese componente sanador que a veces nos pasa desapercibido, “hemos obviado la capacidad de creer, de soñar, de imaginar y estamos siendo demasiado realistas en todo. En la obra hay un grito y un canto a volver otra vez al contacto, a la mirada”, explica el director. “Hay algo en el cuento que te toca de una manera personal y humana”, tanto es así que el propio autor, Patrick Ness, se ha interesado personalmente por la producción española, “está siendo muy cercano”, y ha ayudado al elenco a comprender las circunstancias de cada personaje. E incluso Bayona les llamó para ofrecerse en lo que necesitasen. Gestos que para Arellano vienen dados porque “en la historia hay algo que tiene que ver con los instantes de bondad del ser humano y los cuidados. Estamos viviendo un momento tan duro, que contar historias donde la bondad es la protagonista me parece importantísimo, aunque sea un poco naif. Pero personalmente lo necesito”.
A partir de este momento, la producción comenzará una gira nacional que les llevará por los diferentes escenarios para contar esta historia llena de emoción, acompañamiento y superación en la que, como ya es habitual en LaJoven a lo largo de esta andadura de una década, contarán con coloquios posteriores donde la compañía y el público podrán encontrarse e intercambiar sensaciones; algo muy en consonancia con lo que quiere transmitir este espectáculo.