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Tebas Land en Timbre 4

Tebas Land es una experiencia artística de sanación, como el teatro”

Que haya un espacio de Timbre 4 en Madrid es como abrir el armario de Narnia, una puerta hacia un lugar mítico, reverencial y fundamental de la escena teatral independiente de Buenos Aires. Aquí siguen con la magnífica labor creativa que les ha hecho ser reconocidos en el mundo entero. Ahora nos ofrecen Tebas Land, una conmovedora historia de Sergio Blanco, dirigida por Corina Fiorillo e interpretada por mis dos interlocutores, Lautaro Perotti y Gerardo Otero.

Tebas Land podrá verse los días 7 y 19 de junio y, tras la pausa estival, regresarán con la misma energía en septiembre.

 

Del Barrio de Boedo a la Arganzuela. ¿Cómo está siendo la aventura de Timbre 4 en Madrid?

Lautaro Perotti: Es una aventura maravillosa, divertida y desafiante, llena de similitudes con la experiencia vivida en Buenos Aires y cosas que estamos aprendiendo sobre la marcha aquí. Timbre 4 es un espacio abierto, lo contrario a un espacio de élite. Buscamos que todo aquel que haya venido a ver una obra de teatro o a tomar clases de actuación tenga ganas de volver y lo sienta su casa. Un espacio esté con las puertas abiertas para todo aquel que quiera conocernos, ver, o hacer teatro.

Siempre es un desafío abrir un lugar que nos permita investigar, probarnos cambiar roles y que genere encuentro entre artistas. Tanto en Buenos Aires como en Madrid, Timbre 4 es un lugar de investigación donde podemos realizar nuestros deseos, nosotros y todos aquellos que tengan ganas de participar. Solo basta tocar el timbre.

 

Ahora ofrecéis al público Tebas Land, un proyecto en el que ya lleváis años trabajando. ¿Cómo ha cambiado la obra en este tiempo?

Gerardo Otero: Tebas Land apareció en nuestras vidas hace ya como 7 años. Nos enamoró la pieza, y hacerla fue un viaje muy placentero. En Buenos Aires la recepción del público fue genial y total. Después de dos años de hacerla dimos un cierre, pero siempre con la ilusión de poder hacerla en España. Y acá estamos, inaugurando sala y haciendo esta obra que deseábamos tanto hacer acá.

 

¿Y ustedes cómo han cambiado con respecto a ella?   

Gerardo Otero: Todo está en constante cambio, nosotros no somos los mismos, hemos crecido, y esas experiencias vividas se trasladan de alguna manera al espectáculo. Al día de hoy seguimos descubriendo sentidos nuevos, textos que nos resuenan diferente.

 

¿Cómo es el trabajo con Corina Fiorillo? ¿Qué indicaciones os fue dando para meteros en vuestros respectivos personajes?

Gerardo Otero: Con Corina hemos trabajado muy bien, un viaje de mucho disfrute, haciendo equipo en Buenos Aires, y ese entendimiento y esa confianza hizo que, aquí en España, a la distancia y sin poder estar ella presente, podamos sostener el trabajo, el planteo hecho por ella en su momento, y adaptarlo a este nuevo espacio, que modificó mucho la relación del espectador con la obra. Y nosotros con ellos. Los espectadores están muy cerca, están dentro del espacio, y eso es muy revelador. Corina confió en nosotros y nos dio la libertad para construir los personajes con tiempo y armando el camino para que sean los que son hoy.

Lautaro Perotti: Corina es una gran directora, generosa, talentosa y con una gran capacidad de trabajo, además de ser una generadora excelente de grupos de trabajo. Trabajar con ella siempre es una fiesta.

 

 

Y además de tener al público muy cerca, empezáis la obra rompiendo la cuarta pared. ¿Cómo se aborda ese instante?

Lautaro Perotti: Es parte del trabajo que demanda la obra. Pasado el primer momento de mirarnos a los ojos y encontrarnos, es un gran estímulo su mirada, sus silencios, su complicidad. Juntos, Gerardo yo y cada uno de los espectadores, hacemos la obra. El desafío es poder ocuparme de que cada uno de los espectadores se sienta tan involucrado como yo en lo que les sucede a los dos personajes.

Gerardo Otero: El desafío más grande en cuanto al vínculo con el público lo tiene Lautaro, su interlocutor es el público, y se vincula de manera directa. Admiro cómo lo hace, les habla como si los conociera desde siempre. Parte de ese trabajo es el motivo por el cual la gente esté tan involucrada en el espectáculo. Los coloca de su lado para construir el relato.

 

Se suele decir que el público juega un papel fundamental en las obras de teatro, pero en este caso mucho más porque tiene que ir rellenando en su cabeza las piezas que faltan para completar la historia. ¿Es así?

Gerardo Otero: Es un espectáculo que juega con el deseo de dar un orden a los hechos, de acomodar las piezas donde van, y los indicios se van dando en el momento justo y cuando el espectador lo va necesitando. La atención del público es total.

 

En la obra dos intérpretes dan vida a tres personajes…

Lautaro Perotti: Así es. Lautaro es dramaturgo y quiere escribir y hacer una obra de teatro sobre la vida de Martín, un chico que ha matado a su padre y está en la cárcel. Ante la imposibilidad de que el propio Martín pueda interpretar ese papel, Lautaro busca a un actor que lo haga, y ahí es donde aparece Gerardo.

Gerardo Otero: Lautaro es quien decide construir esta historia y decide conocer a Martín, su objeto de estudio, de alguna manera. Yo, Gerardo, soy Martín, el parricida estudiado y estímulo para Lautaro para escribir su obra y, por otro lado, soy Gerardo, el actor que hace de Martín. Parece todo muy confuso, porque yo me desdoblo y usamos nuestros propios nombres, pero para dar vida a otros… pero no hay que asustarse ya que el espectáculo está contado de una manera muy clara y fluida.

¿Qué le atrae al dramaturgo del expediente de Martín?

Lautaro Perotti: La obra aborda, entre muchísimas otras cosas, el tema de la educación y la formación, de las posibilidades diferentes que esta sociedad le brinda a cada ser humano, pero no creo que esta sea la razón fundamental por la que Martín hiciera lo que hizo, y Lautaro quiere indagar en esos motivos. El amor o la falta de amor, la incomprensión, las expectativas incumplidas del padre fueron un factor fundamental a la hora de buscar el origen del conflicto de Martín, que es donde quiere ahondar Lautaro.

 

¿Con vuestro trabajo escénico vais desentrañando capas de prejuicios para conducir al espectador hacia la duda y el razonamiento crítico?

Gerardo Otero: Yo creo que lo que le va sucediendo al personaje del autor es lo mismo que le sucede al espectador. Parte del desconocimiento, y ese que parecía un objeto de estudio empieza a ser una persona, concreta, con su historia, y cuando esto sucede, aparece la empatía. Y la empatía hace todo más complejo. Porque una vez que uno puede comprender al otro, ya es más difícil generar un juicio unidireccional. Lo hace todo más complejo y al mismo tiempo más humano y maravilloso. Al final, prejuicios tenemos todos, y el trabajo del actor es construir intentando escapar de ellos, o reconociéndolos para detectarlos y saber cuándo son ellos los que guían o no. Yo creo que es inevitable tenerlos. El desafío es qué hacemos con ellos.

 

¿Esta obra va de ponernos en el lugar del otro? ¿De intentar comprender al otro?

Gerardo Otero: Sí, sin lugar a dudas. Pero también va de permitirnos dudar sobre lo que creemos en primera instancia y del encuentro de seres humanos, algo del trabajo que creo deberíamos hacer todos en nuestra vida, aunque a veces nos sea difícil.

 

<i>Tebas Land</i> en Timbre 4 en Madrid

 

¿Todo ser humano necesita amor y respeto? Aunque en su camino haya cometido actos condenables…

Lautaro Perotti: Aunque sea difícil, luego de hacerse cargo y pagar por los hechos que haya acometido, inclusive los más aberrantes, todo debe ser humano debe ser respetado y tratado de una manera que le permita evolucionar y ser mejor persona.

 

¿Qué transformaciones se van produciendo en los tres personajes a medida que avanzan los encuentros?

Gerardo Otero: Los tres personajes salen modificados. Ninguno sale igual que como comenzó. En las clases en Timbre 4 siempre hacemos hincapié sobre esto, que para mí es fundamental del trabajo del actor, qué de la situación transitada me modifica, salir distinto. Y permitirse comprender, a los personajes y a uno mismo en ellos. Por eso el trabajo del actor es tan modificador.

 

Sergio Blanco nos explica cómo funciona la mente de un dramaturgo y nos lanza la pregunta de: ¿En qué momento preciso comienza a escribirse un texto? ¿En qué momento preciso comienza a representarse un texto?

Lautaro Perotti: Eso depende de cada actor de cada actriz y de cada momento y circunstancia. En esta obra, por ejemplo, mi trabajo empezó al terminar la primera lectura.

 

¿Y cuando se deja de hacer? ¿Tras cada función o al meterse a trabajar otro personaje?

Gerardo Otero: Para mí se deja de hacer unos segundos después del aplauso, y vuelve a nacer unas horas antes de la función cuando ya empieza a estar mi energía puesta en eso. Pero es tan personal como intérpretes hay. Y si hay personajes en simultáneo es maravilloso que nacen y mueren con facilidad. Lo complejo es el proceso para ese nacimiento, que tiene que ver con los ensayos, la búsqueda, el error.

 

Cuando os encontráis a alguien por primera vez, ¿la gente os ve como los personajes que representáis? ¿Sabemos diferenciar el hecho teatral de la vida real?

Lautaro Perotti: La obra de Sergio hace un juego entre la ficción y la realidad, el teatro y la vida pero eso no quiere decir que mi personaje sea yo. Simplemente compartimos el nombre y la profesión. Lo que le sucede, cómo lo vive y las cosas que hace no tienen nada que ver conmigo.

 

En el trabajo de escribir se suele apelar a las musas de un escritor, a que llegue la inspiración, que no tiene horarios. Pero un intérprete tiene que recurrir a ellas todas las noches a las 20h30 según el horario de funciones. ¿A dónde se apela para lograr ese trance a una hora determinada? ¿Es la experiencia y la técnica la que lo hace posible?

Gerardo Otero: Para que eso suceda uno entrena, estudia e incorpora herramientas a las cuales apelar para que eso suceda cada noche. Para que ese trance no dependa de si baja o no la musa, sino de qué ponemos en funcionamiento para lograrlo. La formación para mí es indispensable.

 

¿Tebas Land es una experiencia artística de verdadera sanación?

Lautaro Perotti: El teatro es un hecho vivo que está en permanente evolución y transformación. De esa forma lo entiendo yo y lo práctico a diario.

Gerardo Otero: Tebas Land es una experiencia artística de sanación, como el teatro.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

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