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Sodoma, ángeles caídos y otras mariconadas

“Tiene que quedar muy claro que no es una cuestión de amar, es una cuestión de ser, de identidad”

La 41º edición del Festival de Otoño nos da la oportunidad de conocer Sodoma, la nueva propuesta de Lobato & Rojas. Un juego que va desde el relato bíblico, pasando por la autoficción, hasta la actualidad LGTBIQ+ para romper una lanza en pro de la Cultura Queer. Una búsqueda de la identidad a través de aquello que nos condena.

Días antes de su estreno, nos colamos en uno de los ensayos para hablar con sus creadores, Julio Rojas y Aarón Lobato, que nos dan las claves de esta personal y muy provocadora propuesta que llega a los escenario en el momento en el que la visibilidad y la reivindicación son más necesarias que nunca.

 

 

Foto de portada: Adrià Bosch

 

Ya son cuatro los montajes que lleváis a la espalda como compañía, la etiqueta de artistas emergentes ya sobra, ¿no?

Aarón Lobato: A ver nosotros queremos olvidarnos, lo que pasa es que las etiquetas nunca nos las ponemos nosotros, nos las pone la sociedad. Estamos deseando emerger o ya ser emergidos y dejar de ser emergentes. (Risas) Ya tenemos una trayectoria y un estilo muy reconocibles, tenemos una marca y apostamos por ella. Creo que también esta es nuestra oportunidad desde el Festival de Otoño. En términos taurinos es nuestra alternativa, nuestra puesta de largo.

Julio Rojas: No tiene nada de malo ser emergentes, pero cuando tienes casi cuarenta años y quieres que la gente que trabaja contigo trabaje dignamente, quieres que lo de hacer teatro sea algo tan estable como todos deseamos, poder trabajar con dignidad, con plazos, con dinero.

 

Es una profesión vocacional, de meterle mucha pasión, pero si no hay dinero…

Aarón Lobato: Parece una tontería, pero no lo es, al final todo hay que pagarlo y el dinero es importante, lo necesitamos, y es por lo que trabajamos todos. Nosotros todavía estamos un poco en ese punto en el que estamos trabajando pidiendo favores y haciendo muchas cosas como construcción de escenografía, construcción de vestuarios, que también tiene su punto positivo, pero lo seguimos haciendo nosotros porque no tenemos la capacidad y el soporte financiero de una compañía grande. Y tenemos que seguir tirando de ingenio para poder hacer nuestros montajes.

Julio Rojas: Sí, porque acabamos los ensayos y tenemos que pasarnos las tardes de compras, construyendo la escenografía, pensando cómo transportarla, pintar, contestar a las redes de teatros, hacer la comunicación, gestionar todo. Pero no sólo nosotros, sino montones de compañías. ¿Cuántas compañías tienen procesos en los que la gente haya podido trabajar exclusivamente en su cometido? ¿cuántas compañías han podido tener una residencia de creación? Yo creo que es un problema un poco endémico en la profesión, o en el mercado, el que no se tiene en cuenta que hay varias fases para hacer una obra de teatro, no está solo la creación, también está la producción, la exhibición y la distribución. Parece que hacer teatro es estrenarlo y ya está. Creo que, desde las entidades públicas, o las entidades que tengan capacidad de asumir esto, se debería tener en cuenta.

 

Antes mencionabais que ya tenéis una personalidad propia como compañía, ¿cuál es?

Aarón Lobato: Hay dos pilares que creo que son muy importantes en nuestro teatro. El primero es que es un teatro muy basado en el texto y además en un texto siempre muy poético, que es la forma de escribir que tiene Julio, lleno de imágenes. Luego, otra parte es la imagen, lo visual, este gusto que tengo por lo pictórico. Soy muy asceta, me ha gustado mucho siempre la historia del arte, la pintura y creo que es una cosa que tengo muy marcada a nivel visual; pienso antes visualmente que textualmente.

Julio Rojas: En cuanto a lo que dice Aarón de la poética de mis textos, sí que es cierto que están siempre muy llenos de referencias y de otros autores y creo que Aarón, siendo como es siempre el primer lector de mis textos y el que más los cuestiona en el mundo, al final es casi también coautor de los textos, porque me conoce y sabe dónde están mis grietas y sabe dónde están las excusas que a veces nos ponemos los dramaturgos para no decir la verdad, que son cosas como muy extrañas qué pasan por nuestras cabezas.

 

 

Vuestra nueva propuesta lleva por título Sodoma, ¿cómo llega a tomar cuerpo este viaje entre la mística, lo queer y la autoficción?

Aarón Lobato: Hubo una primera versión que hicimos en la pandemia, en ese momento en el que hablábamos todos por Zoom y que no sabías qué hacer, Julio y yo pensamos en empezar el siguiente proyecto y se nos apareció un poco como una revelación bíblica, como una zarza ardiente. Se me apareció un texto del génesis con la típica búsqueda de Google que haces y te confundes, me apareció una frase de la Biblia que dice: “¿Dónde están los ángeles que vinieron a ti esta noche? Sácalos para fornicar con ellos”. Entonces, llamé a Julio y digo: “Julio, ¡lo tengo! Sé cuál va a ser nuestra siguiente obra: Sodoma. Mira qué maravilla de frases, ¿tú te puedes creer que esto salga en la Biblia?”. Y ahí empezó una primera parte de Sodoma que era un texto basado mucho en lo que era el mito bíblico de los dos ángeles y por qué destruían Sodoma, pero eso luego se paró, se quedó en el cajón esa primera versión y vino Martirio, y luego Julio la retomó en el Hospital de Artistas.

Julio Rojas: Sí, en el Hospital de Artistas de la Juan Gallery, un programa que organizan para cuando te encuentras bloqueado como artista y no sabes qué hacer. Te proponen llevar un proyecto, una idea personal tuya y, durante muchos meses, ir trabajándolo de forma anárquica y poco ortodoxa, donde puedes hacer prácticamente lo que quieras con ese proyecto. A partir de ahí todo cambió, estaba de gira con Talaré a los hombres de sobre la faz de la Tierra, el espectáculo de María Velasco en la que yo ayudo en la producción, y es que estar con María todo el día es algo muy inspirador. Le hablé del texto, empezamos a tener conversaciones y, al contrario de cómo había hecho con los anteriores textos, me decidí a escribir como si no tuviera la limitación que te da la escena, lo dejé fluir y así es cómo apareció otro personaje más que no había en aquella anterior versión que hicimos en la pandemia.

 

¿Es un ejercicio “contra el bloqueo y el pudor a mostrarse” como dice el texto?

Julio Rojas: Sí, esos problemas que yo tenía a la hora de escribir el texto decidí meterlos dentro y que fueran precisamente los disparadores o los conflictos que suceden en la función, además de ver qué realidades del contexto que uno conoce, por su propia orientación sexual, son las propias realidades que pueden tensionar esos problemas que veíamos en el primer texto. Por ejemplo, una cuestión de representatividad de lo LGTBIQ+ desde la experiencia vivida, cómo eso te tensiona al identificarte con un colectivo.

Aarón Lobato: En principio la estructura de Sodoma original era un poco volver a intentar rescatar lo que hicimos con Julieta y Ofelia y volver a escena los dos, Julio y yo, haciendo cada uno un personaje, pero luego vino esta reescritura y Julio lo enfrentó desde un punto de vista más personal, se ha involucrado mucho en reconocerse en Sodoma y en estar en Sodoma. Y creo que es una de las principales fortalezas del texto porque, a cualquier maricón de nuestra edad, nos va a resonar. Por ejemplo, hasta hace tiempo yo no me he cuestionado la falta de referentes cuando era pequeño, pero cuando revisitas tu adolescencia y tu infancia, sí que revives esos momentos en los que empiezas a decir “¿por qué me gustan los chicos y no las chicas?”. Yo era muy religioso, muy católico, y muchas veces rezaba porque quería ser heterosexual, que me gustasen las chicas.

 

¿Rezabas para ‘curarte’?

Aarón Lobato: No tanto como una cosa de curación, sino por facilidad, porque te sientes el bicho raro, eres el diferente. No tienes los mismos gustos, que dices: “¿esto es por ser parte del colectivo o qué gen tenemos que nos gusta a todos Madonna? (Risas).

 

Tiene mucho de introspectivo y de espiritualidad, con un lado mamarracho y provocador. ¿Cuál es el mensaje o los temas? ¿Y desde dónde queréis expresarlos?

Aarón Lobato: Yo, por ejemplo, soy de Madrid y tuve la suerte, precisamente, de encontrar un refugio muy grande en el teatro, fue mi gran salvador. Muchas veces pienso: “Si no hubiese tenido el grupo de teatro del colegio, ¿cómo habría acabado yo?”. A lo mejor me habría casado con una mujer y yendo al Strong -local de Chueca- por las noches, dejando a mi mujer y a mis hijos en casa o algo así… y el monólogo que cierra Sodoma habla un poco de esto, de cómo el Arte ha sido ese salvador. Y eso, seas maricón o no, te toca porque está escrito con una honestidad tan grande, y tan a pecho abierto, que es imposible que no te emociones tengas la orientación que tengas. Sodoma habla un poco de esto, de quién eres tú con respecto al mundo y cómo nos ha afectado. También de cómo afecta ser homosexual en nuestras vidas y cómo se nos ve y cómo es ese momento en el que no quieres ser.

Julio Rojas: El hecho de mostrar cierta intimidad, si la muestras intentando ser honesto, se convierte en algo bastante universal porque al final todos nos parecemos mucho. No se trata tanto de contar ese día que me pasó esa cosa, sino una intimidad que compartimos mucha gente y que sobre todo, los maricones anteriores a la Generación Z se pueden identificar con muchas de las imágenes que aparecen en este montaje, porque todos vivíamos en una cultura en la que había muy pocos referentes LGTBIQ+ y los cuatro que había estaban muy determinados por el patrón que la cultura de ese momento nos quería enseñar: el mariquita gracioso, la travesti trágica, la bollera peleona… Y luego, en cuanto a tu madurez o tu despertar sexual, yo creo que vivieses en el campo o en la ciudad, también eran procesos que se llevaban muy en el silencio y desde la soledad. Yo crecí en un pueblo en Los Pirineos y ahí empezábamos a salir de marcha mucho más jóvenes que en la ciudad, a lo mejor a las 14 años ya nos íbamos a bailar y a tomar calimochos y tal, y claro, tus compañeras y tus amigos pues ligaban por la noche bailaban y tú nunca lo hacías, y siempre ponías excusas, ¡yo ponía muchísimas!, entonces todo ese proceso, que para un adolescente es lo natural, esa cosa como precoz y con la hormona desbaratada que tú la tienes igual que cualquier otro ser humano, estás disimulándola, ocultándola, buscándote las castañas como puedes por otro lado, entonces todo eso cualquier persona puede identificarse con esto.

 

Sodoma, ángeles caídos y otras mariconadas en Madrid
Aarón Lobato (sentado) y Julio Rojas, creadores de Sodoma. Foto de Adrià Bosch.

Habláis de un personaje que precisamente interpretas tú, Julio, y que es el autor, el creador, Él, ¿no?

Aarón Lobato: Todo el mundo va a caer un poco en la cosa de llamar Julio al personaje de Él, pero no hay que olvidar que es un personaje, que es una ficción. Quiero que el personaje de Él sea muy Julio, porque quiero que tenga su forma de vestir, su forma de hablar, su forma de ser, porque creo que es muy interesante para el espectador y para él mismo como trabajo, también es mucho más difícil trabajar desde uno mismo que desde un personaje que te ampara.

Julio Rojas: En el momento en que pones algo en escena ya estás construyendo algo que no es exactamente real y que se condiciona porque, aunque hagas algo literal sobre ti mismo, en el momento que le pones una luz y le pones a otro personaje delante ya estás creando algo que no es real.

Aarón Lobato: Incluso cuando cuentas en tu vida real cualquier recuerdo ya estás ficcionando porque no lo vas a contar tal y como es. Siempre existe ese ámbito de la ficción y Él al final es un personaje y estamos tratándolo como tal. Tenemos muchas amigas travestis y drag y dicen que hay un momento que el alter ego se come un poco a la persona y es que al final ese personaje drag ayuda a liberar y a decir todas esas cosas que no puede decir esa persona cuando no está bajo el maquillaje. El personaje también es liberador, ayuda a liberar a la verdadera voz.

 

¿Y por eso contáis con una drag como Hornella Góngora dentro del espectáculo para interpretar al único personaje femenino de la función?

Julio Rojas: El hecho de que una drag haga de Edith, la esposa de Lot, es para reflexionar sobre la Cultura Queer, sobre cómo nosotros, como hombres, construimos a la mujer a través de ese transformismo que es el drag. No es por hacer el chiste, sino porque creo que también es una de las líneas del proyecto y también es una forma de elevar y valorar el travestismo. Es otra puerta que se abre en Sodoma y que queríamos que estuviera.

Aarón Lobato: Yo creo que todas las travestís han sido personas muy rupturistas, muy valientes, que han hecho un trabajo maravilloso y siguen haciéndolo, trabajando en condiciones miserables. Es un poco el neo payaso, quiero decir, es esta forma como de hacer humor desde la tragedia de uno mismo. Creo que el movimiento drag es un poco al mundo gay como el payaso al mundo heterosexual. Es decir, es sacar desde el drama la alegría y sacar del arte el ir adelante y eso habla mucho de lo que queremos contar con la obra.

 

En escena también contáis con León Molina y Jon Muñoz, dos jóvenes actores que interpretan a Belial y Azazel, los dos ángeles encargados de destruir Sodoma, ¿cómo ha sido el encuentro con esta nueva generación de intérpretes?

Aarón Lobato: Los actores que tenemos son diez años más jóvenes que nosotros, bueno, y uno de ellos muchísimo más joven, Jon tiene 21 años. Ellos dicen que están aprendiendo de nosotros, pero realmente, los que estamos aprendiendo muchísimo somos nosotros de ellos, nos están aportando una visión completamente diferente, renovada y sin prejuicios. Ha sido encontrarnos con esta mirada generacional.

Julio Rojas: Ellos son la maravilla y la luz de este proceso. Su juventud, humanidad y talento han aportado muchísimo a todo.

 

En la función se plantea un juego de espejos que contiene varias interpretaciones: Mirarnos ante las sagradas escrituras, la mirada del autor y su universo, la generacional…

Julio Rojas: o al narcisismo, que también es una espada de Damocles que tenemos. Yo creo que, como homosexuales, pero también como artistas, hay una delgada línea en la que el narcisismo está ahí muy presente. A parte de reflexionar sobre la propia identidad. ¿Soy yo el centro del mundo?

Aarón Lobato: Y también el autor con sus propios personajes que no dejan de ser, como en los dibujos animados, el ángel y el demonio, solo que en este caso son dos ángeles las dos vocecitas de Julio, pensamientos que son como diferentes momentos en la vida de él, también diferentes ideas que han podido pasar por su cabeza y que han pasado también por las cabezas de todos. Esas fases de nuestra ‘mariconez’ por las que todos pasamos. Están todos los discursos contenidos en ellos. Ha sido muy importante trabajar los dos personajes y darles voz a las dos verdades, intentar que sean, no equidistantes, pero sí equilibradas y dotar a los dos personajes de argumentos suficientes para defender sus ideas. Cada ángel representa muy bien ciertos aspectos de del mundo gay, porque al final es de lo que hablamos y hemos intentado ese equilibrio y ese conflicto.

 

El espectáculo contiene mucho de vuestra intimidad, ¿qué supone para vosotros exponeros de esta manera?

Aarón Lobato: A mí, como director que me expongo, pero no me expongo tanto, es una obra que a nivel familiar me da pudor porque estoy contando ciertas vivencias, ciertas experiencias que tengo que intentar transmitirles a ellos y de dónde salen y por qué salen y de dónde se nutren, y son muchas cosas que ellos desconocen. Es una exposición muy grande, a nivel dramatúrgico, y una muestra de generosidad enorme.

Julio Rojas: Pero mira, hay una cita de la diosa a la que nosotros rezamos que es María Velasco, que dice: “El trauma siempre es retraumatizado por el tabú, convertido en blasfemia, el trauma le hace un corte de mangas a los límites del decoro”. Me parece que tiene que ver mucho con su teatro y me parece que, inconscientemente, a lo mejor yo también lo he adoptado. No porque yo tenga un trauma, sino precisamente porque el propio texto y los conflictos de este personaje hablan mucho sobre su silencio y sobre su proceso de madurez desde su esquinita del mundo, en el que muchas cosas las haces en secreto. Inevitablemente, si tú además tienes una carga moral que ocultas, lo conviertes en un tabú, si lo liberas, lo conviertes en una sanación, en ponerle nombre a situaciones a palabras que no te atreverías en otra situación.

 

Sodoma, ángeles caídos y otras mariconadas en Madrid
Foto de Adrià Bosch.

 

Dado el momento que estamos viviendo de conservadurismo, de cancelación y violencia hacia el colectivo LGTBIQ+, ¿es Sodoma un acto de rebeldía y de protesta?, ¿un este soy yo, así somos y así nos sentimos?

Julio Rojas: Precisamente esta corriente reaccionaria que hay hoy en día, en parte, es lo que nos ha impulsado a continuar con el proyecto y a mí, personalmente, a escribir este texto. Porque si nuestra pequeña voz, nuestro cometido, es hacer esta función, que lo sea. Pero vamos, quien tenga un negocio de lo que sea, si lo único que puede hacer es poner una bandera arcoíris y tener empleados queer, porque es su manera de ir en contra de ese conservadurismo y esa cosa reaccionaria tan repugnante, pues será su forma de hacerlo. Mi forma de decir “esto no puede ser” en un momento en el que estas historias estén amenazadas contarlas, es esta. Esta es mi manera de aportar lo poquito que yo puedo aportar.

Aarón Lobato: Últimamente para las instituciones lo único que interesa del mundo LGTBIQ+ es hacer negocio, como pasa con el Orgullo en Madrid que se ha convertido en un negocio para ciertos empresarios. Creo que debemos ir más allá. Esto no es un alegato contra el Orgullo, yo soy el primero que me lo paso bien y voy de fiesta, pero tenemos que tener cuidado también y no olvidar y hacer referencia a cuál es su origen, sin perder de vista de dónde viene y qué es lo que estamos diciendo porque no todo está logrado, todavía tenemos que luchar por nuestros derechos. Estamos intentando reflejar todas esas Sodomas porque al final de lo que hablamos es cómo ha habido también a lo largo de la historia muchas Sodomas, no solo la Sodoma bíblica, con los nazis, el VIH, las personas a las que ahorcan todavía en Irán por ser homosexuales, o las palizas que se pegan en cualquier ciudad de nuestra querida España, eso siguen siendo Sodomas y cómo, a pesar de esas Sodomas, nosotros como colectivo y como personas, seguimos adelante con la alegría y no con violencia, porque por encima del miedo, de la pena y del sufrimiento siempre se ha sacado la alegría y el color y eso creo que también es muy importante y creo que, en cierto modo, también se ve en el montaje y se ve en la obra.

 

Habláis del sentir generacional, pero a la vez es algo que todos hemos vivido, y es un poco como el revolverse contra lo normativo, someterse a su tiranía para después sentirse reforzado y volver a querer recuperar la propia identidad, personal y como colectivo.

Aarón Lobato: Yo en ese sentido pienso en la suerte que tenemos de estar en el país en el que estamos y de haber nacido en el año en el que nacimos, porque miras hacia atrás y ves cómo lo han pasado, mejor dicho, cómo se lo han hecho pasar a gente por ser lo que es… Hay un momento en el texto que reivindica que no es “Ames a quien ames”, porque cuando eres pequeño y estás en el colegio y te llaman maricón, no es porque tú ames a nadie, no es porque estés amando, es por quién eres, maricón, transexual, bisexual… es por ser y no por amar; y eso es una cosa que tiene que quedar muy clara, que no es una cuestión de amar, es una cuestión de ser y es una cuestión de identidad y que parece un rasgo tonto, idiota, secundario, pero que si nos marca a tanta gente, a tantas generaciones, a lo mejor es por algo y que, cuando sale ahora estas cosas, estos partidos políticos miserables que están diciendo que estamos tratando de ‘homosexualizar’ la vida o de que porque haya referentes en películas los niños van a ser transexuales, bisexuales o lo que sea, nosotros nos hemos educado toda la vida con referentes puramente heterosexuales y somos unos pedazo de maricones y sin ningún problema. Y es que no pasa nada, ha pasado un poco ahora con Heartstopper, la serie de Netflix, que muchos adolescentes han llegado a conectar emocionalmente, no siendo homosexuales, con esas historias, sobre todo chicas, también hay que decirlo, porque también siempre han sido nuestras aliadas. Es que es muy fuerte cuando ves lo que ha pasado con Buzz Lightyear, ¿en serio estamos discutiendo por esto? Es ridículo.

 

¿Cómo es el universo de Sodoma que habéis creado para la escena?

Aarón Lobato: La puesta en escena va a ser muy sencilla y a la vez muy complicada, porque vamos a recrear el baño de Lot. Creo que los baños son muy importantes en el mundo gay, en las discotecas, el mundo del cruising…

Julio Rojas: Tienen ese ámbito, al menos si los miras desde el punto de vista homosexual. Tienen algo público, privado, tienen algo higiénico, tienen algo completamente sicalíptico y crápula, entonces creo que el espacio del baño da mucho juego en esta función en concreto. Tiene un significado poético como espacio en cuanto a lo que se cuenta en la historia y al encuentro de esos dos personajes de los ángeles. Luego el personaje del autor está en otro plano, pero eso ya no lo podemos contar (Risas)

Aarón Lobato: Además, la música va a ser bastante techno porque también forma parte del mundo gay, aunque también tiene el pop, pero el techno es esa parte de la oscuridad. Y tenemos a Diego Domínguez, nuestro iluminador, que hará magia porque él hace esa iluminación que es para danza y que nosotros utilizamos mucho del claroscuro, muchas sombras, va a haber mucha referencia al arte del siglo XVII, a Caravaggio, que también era un buen maricón, va a haber mucha referencias sacras, no solo cristiana porque al final jugamos un poco con las tres grandes religiones monoteístas que se apropian del mito de Sodoma lo adaptan dentro de sus textos sagrados, también jugamos y gamberreamos un poco con el arquetipo de ángel que empiezan con una especie de indumentaria más parecida entre niño y judío ortodoxo y en un momento dado, cuando tienen que realizar su misión, muestran su traje de guerra que es vestirse de Ángel con sus alas para que todo el mundo reconozca lo que son. Jugamos a ver cómo ha evolucionado la iconografía del ángel y nos da un montón de referentes que queremos explotar viendo cómo creamos imágenes a través de ello.

 

Y termino con una pregunta que vosotros mismos lanzáis desde la obra: ¿Qué es ser un hombre justo?

Julio Rojas: ¿Sabes qué? Que creo que no lo sé. Es la gran pregunta que se establece en la función y que no sé si la función responde porque queremos dejarlo un poco abierta. Nuestras obras no tienen respuestas y además es una cosa que nos gusta mucho trabajar, que no tengan respuesta.

Aarón Lobato: A Julio y a mí nos gusta que la persona que viene a ver la obra sea la que la complete. Entonces ahí está la pregunta: ¿Qué es ser un hombre justo? Para mí es una cosa, yo puedo decirte qué es para mí un hombre justo, pero mi respuesta de hoy puede ser diferente a la de mañana, depende del momento vital en el que estás. Es esa persona que vive su vida como quiere vivirla y como puede vivirla con respecto a sí mismo y a la sociedad, eso es ser un hombre justo. Quizá también influenciado por mi cristianismo. Pero lo bonito sería que todo el mundo se fuese con esa pregunta al final de la función.

 

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