EL PREJUICIO EN MODO AVIÓN

Por José Antonio Alba

Los ‘teatreros’ tenemos una fea costumbre -y el que diga que no, miente- que es acudir muchas veces al teatro con la obra ya vista en nuestras cabezas y el prejuicio alerta.

Como me encanta fantasear con que, cuando alguien lee esta columna, se encuentra en la butaca esperando a que comience la función, quizá estemos a tiempo de cambiar juntos esta manía y pueda disfrutar de esa obra que ha venido a ver con mayor libertad.

¿Se han dado de cuenta que muchas veces nos sentamos con la ceja arqueada, impermeabilizados ante lo que está por suceder y dispuestos a confirmar lo que veníamos pensando? Y al salir, si el montaje no encaja en nuestro mapa mental, le negamos nuestro certificado de ‘buen teatro’ -mira que somos atrevidos a veces-. Y, si encaja, apenas lo celebramos: “ya me lo esperaba”. ¿Por qué tendemos a arruinarnos así la sorpresa?

Seamos honestos, el escenario no necesita de nuestro montaje previo, ¡nadie lo necesita! La compañía ha levantado una propuesta que pide curiosidad, no certezas; juego, no sentencia. Tal vez el mayor acto de amor hacia el teatro -¿no somos ‘teatreros’?-, sea dejar el prejuicio en casa y poner en ‘modo avión’ ese ‘runrún’ interior. Así, quizá, lo que creíamos solemne nos haga reír, lo aparentemente facilón nos golpee, o lo que intuíamos previsible nos deje dados la vuelta. Les propongo un ejercicio de ‘descuñadización’ teatral: Aparquen el juicio en casa y el “yo lo hubiera hecho así” y permítanse no saber qué va a pasar. Abracen lo raro, lo incómodo, lo que les hace pestañear dos veces -aunque no haya terminado de convencerles, que puede pasar-. Quizá así, con la mente virgen y, sobre todo, el espíritu juguetón, recuperemos el disfrute de la posibilidad y lo inesperado.

 

En Godot, se destaca este mes en portada el estreno en el Teatro Infanta Isabel de El que tropieza y no cae… espectáculo que celebra el cuarto de siglo de la compañía IMPROMADRID. Además, hablamos con Victoria Szpunberg, Eva Mir, Eduardo Vasco, Las Huecas y Anna Borràs, entre otros contenidos. 

En Godoff, el protagonismo es para Cadáver no tan exquisito, una divertida comedia de José Carlos Palacios, dirigida por Christian Märtens, que es el último trabajo de la compañía Salto al Vacío y que se podrá ver en Teatro Platea. Mónica García-Ferreras, Yoska Lázaro, Benny Soave y Proyecto Ramen son otros nombres destacados este mes. 

 

VOZ EN OFF: ¿Y SI LA GENTE SE CANSA?

Por Sergio Díaz

Sí, es el mismo titular de la columna del mes pasado (por si alguien que no fuera yo se había dado cuenta). ¿Y si la gente se cansa de hacer teatro en precariedad?

Al terminar una función en esos maravillosos espacios independientes que te permiten charlar con lxs intérpretes al término de una función como es El Umbral de Primavera, me acerco a saludar a una de las jóvenes actrices que acabo de ver. Sigo su trayectoria desde hace tiempo y le felicito con un: “¡enhorabuena! Ya he visto que estás a tope de trabajo este año”, y ella me responde, un poco sorprendida: “Bueno, ahí estoy, sobreviviendo”. Esa frase me dejó descolocado sin ya saber cómo proseguir. Sonreí y me despedí azorado. Aún llevando más de 20 años trabajando en el mundo de las Artes Escénicas, sigo siendo el mismo ingenuo de siempre, sigo pensando que esta gente que se deja la piel sobre los escenarios tienen la suerte de poder vivir de esto, aunque no sea con mucho, pero vivir… pero para nada es así.

Y luego tenemos el otro extremo, por edad, pero con los mismos problemas. La reconocida coreógrafa Manuela Nogales le concedió una entrevista a nuestra compañera Mercedes L. Caballero el pasado mes de septiembre en el que dejó frases tan llamativas como: “Me preocupa estar viviendo con 480 euros con la ayuda para mayores de 52 años”. Y lo dijo ella, una coreógrafa que ha realizado más de 50 montajes para su propia compañía y para otras igual de prestigiosas. ¿A nadie más le llama la atención esto? ¿A nadie más le parece indignante que gente que lleva toda su vida poniendo su talento y su cuerpo sobre un escenario no pueda vivir dignamente de su profesión? Porque sí, esto es una profesión, no es un hobby, no es una forma de pasar el rato. Es trabajo, y muy duro (porque el cuerpo sufre, porque la cabeza sufre), aunque desde fuera se vea como algo liviano y fácil que hacen los subvencionados. Hay muchos problemas laborales en muchos sectores, y hay que luchar también por mejorar cada uno de ellos, pero las Artes Escénicas también tienen lo suyo y tendremos que seguir alzando la voz para que todas las personas que se dedican a esto puedan hacerlo de una forma tranquila y segura y que no se tengan que plantear qué mierdas hacer con su vida un día y otro día.

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