Desde que en 2020 viviéramos la pandemia, la sensación de estar al borde del apocalipsis no nos abandona; los desastres climatológicos, las guerras y los genocidios, los meteoritos atravesando nuestra atmósfera, las auroras boreales desnortadas o el desbarajuste político, son
acontecimientos que desde luego no ayudan. Vivimos en permanente estado de alerta, casi con el kit de supervivencia preparado. Todo este caos, por un lado, nos obliga a realizar un sobresfuerzo continuo para no sucumbir al pánico, y por otro, nos lleva a pensar menos y actuar más (con todo lo que esto conlleva, tanto para bien como para mal). Quizá hacia ahí es hacia donde nos lleva El fin, obra nacida de la hiperactiva mente de Paco Gámez, con la que ganó el II Certamen Internacional de Comedia convocado por el Teatro Español, espacio al que ahora llega. Un título curiosamente premonitorio, ya que es el último en estrenarse esta temporada, y el que, además, cierra la etapa de Natalia Menéndez como directora artística de este espacio. Así que podríamos decir que El fin llega al Español como un punto y aparte a lo que ya conocemos.
¿CÓMO SE HACE UNA COMEDIA?
Nos tenemos que remontar al verano del 2021, cuando Paco Gámez se marchó a la playa con su familia, dispuesto a ahondar en la comedia y ver qué podía nacer de ahí. “Yo siempre empiezo investigando mucho sobre lo que voy a trabajar -nos cuenta el dramaturgo tras un ensayo-. Y en este caso lo que quería investigar era el género más que la historia”. Eso le llevó a empaparse de películas, leer ensayos y ver comedias de todo tipo que fueron inspirando la idea primigenia de la que nació El fin. “Había pasado un año de la pandemia, donde todo se nos tambaleó, supongo que en el inconsciente de muchos creadores estaba la idea de fin del mundo y de cambio de civilización”. Y de la convivencia con su familia y mirar a su alrededor nacieron los personajes de esta trepidante aventura cómica. “Quería que la protagonista fuese una mujer madura, eso lo tenía claro. Tengo muchas amigas opositoras que son profesoras de secundaria; mi hermana estaba separada en ese momento, la niña, mi madre… Hay mucho que contar con la comedia y con la mujer en España, y hay muchas actrices cómicas buenísimas en este país”.
HUMOR, DIVERSIDAD Y DESASTRES
La historia nos habla de Lina, a la que da vida Toni Acosta, una profesora de instituto a quien la llegada del fin del mundo, anunciada por la Presidenta del Gobierno -interpretada ‘en diferido’ por Silvia Abril-, le pilla dando clases. Tan solo le quedan 10 horas y 36 minutos para hacer y decir todo aquello que no ha podido, o no se ha atrevido, durante toda su vida. En ese instante comienza este ‘Tour de force’ en el que nos encontramos a un hijo en pleno autodescubrimiento (Álex Mola), una madre atrincherada tras los culebrones turcos (Esperanza Elipe), un abuelo con un pasado tan fascinante como inconfeso (Juan Carlos Sánchez), un amante sexualmente dubitativo (Rubén de Eguía), una camarera serbia amante de las folclóricas (Marta Malone), la sabiduría del alumno oculto en la última fila (Pepe Sevilla) e incluso a una monja con conversaciones pendientes con Dios (Astrid Jones). Una serie de personajes que orbitan alrededor de esta mujer que irá descubriendo cuáles son realmente sus prioridades antes de que todo esto acabe. “Quería que hubiese diversidad, ideologías y edades distintas -apunta el dramaturgo-. Es una comedia muy humanista, en el sentido de que está mirando la dimensión humana. Y todos están trabajando desde la verdad de lo que le pasa a cada uno. No es paródica, tiene muy poco de burla”. Algo con lo que la actriz Toni Acosta coincide: “Me encanta estudiar
la comedia, qué hace gracia, cómo evoluciona y la forma de contar las cosas. Por ejemplo, para mí Lina realmente está sufriendo, para ella no es comedia, es una tragedia. Ella siente todo lo que pasa muy de verdad, por eso resulta gracioso”.
“Hay algo en la estructura que me tiene totalmente enamorado -nos confiesa entusiasmado José Martret, director de la obra-, porque me encanta ese viaje de la heroína que hace ella, en donde también tenemos incluso un oráculo totalmente inesperado, y todas las trabas que se va encontrando. Me encanta esa estructura clásica”. Un envoltorio que efectivamente podría encajar dentro del esquema trágico grecolatino, pero que en esta ocasión ofrece toda su épica desde una historia que juguetea con el surrealismo, las películas de desastres, el retrato generacional, el costumbrismo, la metateatralidad e incluso la espectacularidad de la comedia musical… ¡atentos a este último detalle!
UN ESPACIO PARA TUS DESEOS
Pero… ¿quién es Lina, la heroína de esta odisea? “Es una persona buena. Yo defiendo mucho la bondad como una de las cualidades que me gustan en las personas. Y es que no estamos muy acostumbrados a ver gente buena -nos explica Toni-. O sea, a mí me encantaría generar empatía. Me gustaría que la gente se reconociese en una persona como Lina, porque me parece que hay muchas Linas en la vida que de verdad son las que sostienen la vida, el mundo, las casas, los hogares. Es una mujer que lleva una vida, en el buen sentido y la literalidad de la palabra, normal. Es una vida cotidiana, que no se plantea mucho si es feliz o no. Ella tiene su trabajo, su casa, está divorciada, tiene un hijo de 15 años y vive esta cosa de ir un poco en la rueda: se levanta por la mañana, va a dar clases y no se plantea mucho más allá sobre qué quiere de la vida; hasta que llega el fin del mundo y empieza a hacerse preguntas”. Preguntas que también son lanzadas al público. “Cuando empecé a escribir ese verano -cuenta Paco Gámez-, envié mensajes de audio a muchos amigos preguntándoles qué harían ellos si llegase el fin del mundo. Y la gente lo primero que me decía era lo típico de juntarse con quienes quieren. Pero a los dos días volvían a mandarme un mensaje olvidándose de las generalidades y siendo más concretos, con deseos reales”. Algo sobre lo que también reflexiona Martret: “Es que la función nos habla de los deseos de cada uno de nosotros, de esos deseos que tenemos aparcados porque la vida es más importante y tenemos que hacer otras cosas donde nuestros deseos no están tan presentes, y lo contamos nosotros que sí nos dedicamos a algo que realmente nos apasiona y que es un sueño -continúa
explicando el director-. Que el teatro sea el lugar de reunión de esa comunidad tan extraña y tan diversa que ha creado Paco y que sea el lugar donde se cumplen sus sueños, me parece de una poética maravillosa”.
EL FIN DEL MUNDO A ESCENA
El escenario del Teatro Español se va a convertir por un momento en el epicentro del fin del mundo, todo un reto para el equipo artístico de esta producción. “Tengo el deseo de que esto sea una experiencia teatral para el público -nos cuenta divertido Martret-. ¡Vamos a crear el fin del mundo! Entonces, tengo a todo mi equipo creativo ideándolo. Desde Emilio Valenzuela con las proyecciones, Sandra Vicente que va a crearlo desde el sonido, a Alessio Meloni que utilizará toda la maquinaria del Teatro Español, Picazo con las luces o las espectaculares coreografías de Amaya Galeote. Tenemos esa responsabilidad entre todos, y me encantaría que fuera una experiencia teatral completa”. Y, sin desvelarnos nada, ya nos ponen los dientes largos adelantándonos que solo el arranque de la función va a dejarnos clavados en la butaca. Mientras esperamos El fin: ¿ya te has planteado qué harías tú?
