8 de Marzo. Qué celebramos y qué reclamamos
CELEBRAR
Hay que celebrar, sí, hay mucho que celebrar… aunque quede mucho por hacer. Celebro cada conquista en derechos sociales y laborales que han peleado las mujeres a lo largo de los siglos XIX y XX y que hoy en día son incuestionables; celebro que tantas chicas jóvenes sigan exigiendo y trabajando para la igualdad; celebro que con cada agresión a las mujeres se levante un grito unánime y escandalizado; celebro a cada mujer que se ATREVE a dar un paso adelante para intentar vivir la vida que quiere vivir sin complejos; celebro que tantos y tantos hombres vivan este proceso de construir una sociedad igualitaria como propio porque la revolución feminista será con ellos o no será; celebro que mi hija tenga a su alcance cuentos y películas donde las mujeres protagonistas no se limitan a ser princesas; celebro la paciencia que tenemos, la convicción y la firmeza de que no daremos un paso atrás.
DENUNCIAR / RECLAMAR
Pero que no se nos olvide que vivimos en una zona del planeta “privilegiada” para las mujeres. Hay que seguir gritando y exigiendo libertad, igualdad y derecho de decisión sobre la propia vida para cada mujer que vive en el Mundo. Es demasiado duro el sometimiento de tantas y tantas mujeres, es absolutamente intolerable. Digo GRITAR Y EXIGIR (arañar cuando haga falta también).
Y para nuestro rincón “privilegiado” tenemos que seguir trabajando en aumentar aún más nuestra autoestima como mujeres (individual y colectiva) para que no nos pasen nunca más por encima con violencias domésticas, para que nuestros sueldos se equiparen de una puñetera vez; para que no nos toque la doble jornada laboral al llegar a casa, para que nuestras cabezas puedan descansar, para que el físico no sea la vara de medirnos, ni la maternidad, ni nuestra sexualidad…
Aunque hemos sido (y somos) víctimas de siglos y siglos de sometimiento, ha llegado el momento de dejar de sentirnos como tales y fortalecernos individual y colectivamente para tomar las riendas y atrevernos a cumplir nuestros deseos sin miedo. No pidamos más permiso. Hagámoslo… a nuestra manera.
FOTO: ©Javier Naval