La ciudad de Valladolid ha aportado al mundo de las artes escénicas un buen manojo de creadores y artistas que ya forman parte de nuestro imaginario. El Teatro Calderón, el Teatro Zorrilla y el Laboratorio de las Artes de Valladolid (LAVA) son también espacios de referencia a nivel nacional para acoger las mejores propuestas o dar rienda suelta a la exploración y a la creatividad.
Desde hace algunos años, la ciudad castellana compite también con el centralismo imperante en cuanto a formación de calidad se refiere. Una muestra de ello es el Máster Oficial en Enseñanzas Artísticas Pensamiento y creación escénica contemporánea de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León, dirigida por José Manuel Mora.
Nos hemos propuesto ahondar en las posibilidades de este Máster transdisciplinar entre las raíces filosóficas y las prácticas artísticas, que se propone como reto dar respuesta a los desafíos creativos del siglo XXI. Para ello, nos reunimos con Javier Hernando, la mitad creadora de Los Bárbaros y miembro del equipo de dirección del Máster —junto al dramaturgo José Manuel Mora y a la actriz Elisa Marinas—, y con la poeta Ángela Segovia, una de las muchas pensadoras que integran el nutrido plantel de profesores: a artistas y creadores escénicos de reconocida proyección como El Conde de Torrefiel, Marta Pazos, Gianni Forte, Lucía Carballal o Luz Arcas, se unen pensadores y expertos de otras disciplinas con una sólida trayectoria académica como la antropóloga Yayo Herrero, el filósofo Santiago Alba Rico o el arquitecto Alberto Odériz, por citar solo algunos.
Esta formación “tiene el núcleo de la escena, pero entendida como un paisaje muy amplio, como un lugar de prueba para transformar la realidad y el campo de lo social. Pero para pensar un poco el mundo tenemos que contar no solo con gente que haga teatro, sino también con personas que se dediquen a reflexionar desde otros lugares”, indica Javier Hernando.
Como son enseñanzas artísticas, la ratio de alumnos es muy reducida. Solo pueden acceder 15 personas cada curso, lo que “permite que los estudios sean fundamentalmente prácticos y se pueda hacer un seguimiento mucho mejor”, asegura Hernando, secretario académico del Máster.
Hasta el 15 de noviembre permanecerá abierto el plazo para presentar la candidatura a esta nueva edición del primer título oficial de posgrado —homologado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional— que imparte una escuela de arte dramático en España.
Pensamiento crítico para nutrir las artes
El primer bloque, más teórico —de los tres que articulan la formación entre enero y noviembre—, se denomina Pensamiento y sociedad contemporánea. Para Javier Hernando, “si alguien quiere dedicarse a la práctica o a la investigación artística, lo primero que debería hacer es tener una visión o una postura frente a la realidad que le rodea. Y vivimos en un mundo, tan complejo y enmarañado, donde hay tantas capas, que uno muchas veces no puede encontrar dónde están sus asideros para sobrevivir. Y el pensamiento es lo que nutre las artes. Pienso que realmente toda práctica artística sirve como máquina para generar pensamiento también en los otros. La gente que se va a dedicar a las artes debe tener esa relación cercana con la filosofía, con los programas del pensamiento, con la cultura letrada, con determinados mitos y relatos que han construido también la historia de la humanidad, pero a la vez se han ido reformulando… Creo que es imprescindible”.
Poéticas contemporáneas que ensanchan los imaginarios
El segundo bloque del Máster estudia las poéticas artísticas contemporáneas a través de una mirada transversal hacia las distintas disciplinas que tejen la escena (teatro, danza, música y artes vivas).
Entre las singulares asignaturas, los alumnos se encuentran con Superficies textuales, en el marco de la cual imparte su seminario de cerca de 20 horas la prolífica poeta Ángela Segovia. “Suelo pensar mucho el texto en toda mi obra como superficie en la que penetrar, así que me encaja pensar la asignatura desde mi propio trabajo. Vemos sobre todo poesía. Hago una selección de distintos poemas de diferentes autores, sobre todo textos bastante oscuros y herméticos, para que entiendan la textualidad en su materialidad; para que vean que también, dentro de lo meramente textual, haya una performatividad, una sensualidad que la mente habita”.
La autora de La curva se volvió barricada (Premio Nacional de Poesía Joven 2017) se propone hacer ver a sus alumnos qué tienen en común el cine de David Lynch o el teatro de Angélica Liddell con la poesía de Dante y Emily Dickinson. En ocasiones, por ejemplo, les pone películas para acercarlos a estos mundos personales, complejos y difíciles de describir porque “funciona muy bien el plano de la espacialidad dentro de algo muy lírico. Ahí donde no se comprende, es donde de repente parece que se abre un espacio desconocido donde descubrir”, explica Ángela Segovia.
De cara al trabajo que luego entrega el alumnado, Ángela pide que “intenten explicar cuál ha sido el espacio que han tenido que abrir para entrar en esa textualidad”.
Estudiar sin tener todas las respuestas
Al igual que Ángela, Javier destaca la importancia de “enfrentarse al no saber, permitirse ir a estudiar a un sitio donde no hace falta que tengas todas las respuestas. Creo que a veces lo académico tiene algo de intentar estar seguros y ser objetivos con el conocimiento, y de meterlo todo en determinadas etiquetas que para la práctica artística no sirven, porque no todo entra en los mismos cajones. Como dice Ángela, enfrentarnos a ese no saber, o ver de qué manera puedo solucionar y resolver ese no conocer, es un ejercicio que se convierte en una búsqueda personal de voz artística muy importante. Entonces, tener una clase de poesía y quedarte perplejo, es un motor”.
¿Se puede enseñar a un artista a crear un estilo personal a la hora de pensar la escena? “Por lo menos encontrar su forma de leer ya es un paso; ya cuesta saber que la lectura es una cuestión personal subjetiva y mediada por tus circunstancias y tu cultura”, apunta Ángela Segovia. Hernando añade que “no se puede enseñar con un método porque no existe, pero se puede invitar a que ellos se deconstruyan, se descubran a sí mismos”.
Materiales no convencionales para la investigación artística
En su caso, el codirector de Los Bárbaros dice llevar “mucho tiempo dándole vueltas a qué es esto de la investigación artística, intentando huir de esos compartimentos estancos de la Academia, para no hacer una investigación positivista que hemos heredado muchas veces de la ciencia y que en ocasiones la práctica artística no encaja. Y ver cómo nos podemos relacionar con materiales que la Academia no considera fuentes de investigación artística, pero que en la práctica lo son: una imagen, un álbum de fotos, una canción, un recuerdo de tu abuela… Ver cómo todos esos materiales son investigación artística y cómo desde ahí se puede elaborar discurso, teoría y pensamiento”.
Concluidos estos dos módulos, los alumnos realizan prácticas con compañías o creadores que tienen un proceso de creación abierto y un trabajo de fin de Máster teórico o práctico (creación de una pieza escénica de una media hora).
Además, esta formación incluye las asignaturas Diálogos y seminarios con creadores I y II. La segunda, que “tiene muy buena acogida” —confirma Javier Hernando—, consiste en una residencia artística durante una semana en un núcleo rural de Castilla y León para trabajar con un creador. En estos intensivos han colaborado Marta Pazos, Óliver Laxe, Àlex Rigola, Angélica Liddell y Alberto Velasco, entre otros.
Con profesores así, dan ganas de apuntarse a este Máster, seas o no artista o creador. No en vano, cada año reciben peticiones de muy diversos perfiles profesionales, que, en algunos casos, acaban incorporándose a las aulas.
¿De qué miembro del equipo docente no os perderíais ni una clase? “Me gustaría mucho hacer el seminario con Shaday Larios [directora de Microscopía Teatro] porque es una crack”, fantasea la escritora e investigadora. “El de Ángela es uno de los seminarios que más me gusta que estén en el Máster; este año, el de Yayo Herrero, si puedo, no me lo pierdo; el de El Conde de Torrefiel [Tanya Beyeler y Pablo Gisbert], tampoco; o el de Nilo Gallego [músico y performer]…, es complicado elegir”, asevera Javier Hernando.
El respaldo imprescindible de la Administración
Cuando se les pregunta si consideran que falta formación en el sector de las artes escénicas, Hernando se aventura a apuntar que “a lo mejor hay que buscar contextos donde haya una cercanía entre profesor y alumno, y profesores que realmente conozcan la práctica y se dediquen a esto. Creo que muchas veces hay contextos que pueden ser interesantes sobre el papel, pero el profesorado no ha puesto en práctica nada de lo que cuenta, y el mundo de la Universidad muchas veces tiene determinados problemas. Como estoy en la parte de gestión, sé todo lo que cuesta sacar adelante un proyecto: que la escuela tenga autonomía; que el Máster cuente con un presupuesto propio; que tengamos el apoyo de la Fundación Universidades y Enseñanzas Artísticas dependiente de la Consejería de Educación de Castilla y León, y que esta nos apoye y sienta el Máster como algo que hay que apoyar; que la Administración confíe en el equipo que lo gestiona, sin decir ‘esto lo podéis hacer o esto no’, y lo siga dotando de presupuesto. Entonces, creo que por lo menos hay que apoyar estos contextos que son realmente fructíferos para seguir pensando la escena”.
Terminamos la charla con esos prolíficos artistas que, en paralelo a sus incursiones en el mundo académico y docente, no paran de crear. La exigente dedicación a la crianza, en el caso de Ángela Segovia, no le impide escribir y publicar con asiduidad, y dar forma a la novela, al poemario, e incluso a un proyecto de ópera, en los que anda inmersa. Por su parte, Javier Hernando se encuentra en ese momento de “enfrentarse al abismo” en el proceso de trabajo con Los Bárbaros; el mes de mayo en Conde Duque presentan Obra imposible, la última pieza de la trilogía que completan Obra inacabada y Obra infinita.
Más info: https://www.fuescyl.com/master
