Foto: Virginia Rota
Tres mujeres sin hogar viven en un centro de acogida, atrapadas en una rutina que las consume. Juntas crean un espacio onírico, un refugio frente al olvido y la violencia que las rodea. Unidas por una experiencia nunca verbalizada, su rutina se quiebra cuando Feli, guiada por las voces que escucha, encuentra una nota que lo precipita todo.
Desde ese momento, los recuerdos cobran fuerza, la ausencia se agranda y el silencio se convierte en un eco profundo, tal vez de esperanza. La voz de Lola indaga en el vínculo entre la violencia íntima y la violencia estructural, revelando cómo los espacios cerrados y los ciclos repetitivos desafían al alma, llevándola a encontrar maneras de seguir adelante.
¿Cuáles son las voces más enfermas dentro de nuestro Estado de derecho? ¿Pueden la imaginación y el afecto convertirse en refugios para preservar la esperanza?
Este proyecto es una historia de ficción, pero nace de un profundo compromiso personal con las mujeres en situación de sinhogarismo, tras años de trabajo a su lado.