Cargando...Fotos: Diego Miranda
Recién cumplidos los 40 años, Atalaya retorna a Valle-Inclán, uno de sus referentes estéticos, a través de su obra cumbre que muchos críticos literarios consideran el más excelso texto dramático escrito en castellano a lo largo de los últimos siglos. Su anterior versión de Divinas palabras recorrió cinco continentes, finalizando su gira en Pekín, lo que da idea de la universalidad de esta obra. En esta ocasión la apuesta ahonda en un lenguaje aún más contemporáneo.
El tema central no es otro que la avaricia, la lujuria y la muerte, que Valle describiera como nadie y que muestra con tremenda crueldad, pero también en clave grotesca, la miseria humana encarnada en la familia de un sacristán de aldea, pero que bien puede extrapolarse a nuestra realidad más cercana.
A lo largo del texto, Valle-Inclán utiliza un lenguaje poético y simbólico, y sus personajes son representativos de la decadencia moral y social. La obra aborda cuestiones como la religión, la codicia, la violencia y la desigualdad, ofreciendo una crítica mordaz de la sociedad de su tiempo, pero también del actual. Divinas palabras es conocida por su estilo expresionista, su uso innovador del lenguaje y su representación de personajes grotescos.
