¿Cómo surge la posibilidad de representar esta obra aquí en España?
Fiorella Pedrazzini: La dramaturga de la obra, María Zubiri, es íntima amiga y compañera escénica desde hace muchos años. Admiro mucho su trabajo como actriz y autora y cuando vi montada esta obra en Buenos Aires le propuse representarla en Madrid con un elenco local, y le pareció una gran idea. Una cosa llevo a la otra, fueron apareciendo los actores, el director y la magia hizo que llegáramos a estrenarla en mayo del 2024 en Madrid en AZarte. Y ahora llegamos al Lara.
¿Qué te pareció el texto de María Zubiri cuando lo leíste?
Fiorella Pedrazzini: María y yo y siempre nos pedimos opinión sobre nuestros trabajos, y cuando leí el texto, el personaje de Amalia resonaba mucho conmigo misma. En esa época yo estaba en conflicto con mi maternidad y su coraje al decir lo que siente y piensa en la obra me ayudó a esclarecer algunas cosas. Y cuando vi la obra ya montada por el elenco original, todo tomó una dimensión mayor y ya hizo que quisiera representarla yo también aquí a toda costa.
La obra lleva unos 5 años programándose en Argentina. Ha tenido un notable éxito allí, ¿no?
Matías Benedetti: Sí, es una obra que no para de hacer funciones y que continua en cartel allí actualmente. Creo eso se debe a que es un texto que interpela a cualquier espectador y en especial a cualquier relación de pareja. Pienso que el éxito de esta obra se debe a que el texto permite ahondar desde el humor los vínculos amorosos poniendo en palabras los fantasmas que existen en una relación.
De lo que he podido leer sobre la obra, todo el mundo destacaba el dinamismo de la puesta en escena allí. Matías, ¿tu trabajo de dirección ha ido en la misma línea?
Matías Benedetti: Cuando tengo que tomar decisiones estéticas y narrativas trabajo sobre las ideas que potencien el conflicto. Esto me llevó a pensar en la locura de los textos que provocan un ritmo y una dinámica muy desconcertante, así que fui por el camino de hacer una puesta en escena que pone al espectador en un lugar muy activo.
¿Cómo es la puesta en escena que habéis elaborado para esta versión? ¿Cambia mucho de la original?
Matías Benedetti: Esta es una obra donde los personajes están todo el tiempo en escena, aunque en espacios distintos. Constantemente están sucediendo acciones que producen mucha complicidad con el espectador que es el testigo de todo lo que sucede en la habitación de al lado, mientras que los personajes sólo perciben lo que sucede en las cuatro paredes que los limita.
¿El baño de la casa sigue teniendo una importancia vital en el desarrollo de la trama?
Matías Benedetti: Sí (risas), el baño, es ese lugar que muchas veces es un escape o una trinchera en medio de una guerra. ¿No te ha pasado que fuiste al baño solo para escapar un momento? Hay quienes van al baño para orinar, asegurar estar bien peinados, pensar, o solamente huir.
Hábladme un poco de los cuatro personajes de la obra…
Fiorella Pedrazzini: Yo estoy enamorada de estos cuatro personajes, creo que todos tenemos un poquito de cada uno y de los pares a la vez. En la obra pensamos a las parejas como pares en donde el individuo se va desdibujando y comienzan a funcionar como células que se mueven por la vida teniendo que coincidir en todo, adaptándose constantemente uno al otro, o chocando generando una reacción explosiva cuando no respondes a esa adaptación constante. Creo que parejas como la de Roberto y Joana, hacen mucho esfuerzo por seguir juntas inclusive renunciando a su voz para conseguir adaptarse al medio. En cambio Lorenzo y Amalia manejan un lenguaje sin filtros su incontinencia verbal, hace que muchas veces tengan que ser sordos para seguir adelante.
Ya se ha ido mencionando, pero ¿cuáles son los temas fundamentales que se abordan en el montaje?
Olivia Tomé: Aparecen varios temas en la obra como son la pareja, cómo no perderse en ella, la maternidad, los anhelos personales, el malestar en la cultura causado por los roles establecidos para un hombre y una mujer en la sociedad, la dificultad existencial que habita en cada personaje por no poder enfrentarse a sus deseos, que a veces no conoce, ni se ha preguntado por ellos… Las tensiones resultantes que esto genera, pueden ser el miedo, la frustración, la culpa, la ira y otros ‘monstruos’. Todas esas son un poco las líneas maestras de la propuesta.
Matías Benedetti: De todo lo que ha comentado Olivia, yo creo que lo más importante en la obra son los vínculos de pareja, lo que somos y lo que mostramos de eso que somos para convivir.
Matías, ¿qué premisas les has dado a lxs intérpretes para abordar sus papeles? ¿Cómo has trabajado con los cuatro para que den vida a Amalia, Lorenzo, Roberto y Yohana?
Matías Benedetti: Creo que es una construcción colectiva, me interesa escuchar la mirada de cada intérprete para generar un diálogo, y como director funcionar como un mediador entre lo que se muestra, lo que realmente se cuenta y revisar si lo que se ha expresado es conveniente para la historia que escribió María Zubiri. Al final, lo que mas me importa es que el espectador sienta y tenga algo para hacer cuando salga de la función.
Las dos parejas de la obra son reflejos opuestos y en su más íntimo ser desearían otra cosa en su vida. ¿No es un poco lo que nos pasa a todxs, que parece que siempre deseamos lo que no tenemos?
Fiorella Pedrazzini: Yo creo que debido al excesivo estímulo externo estamos demasiado bombardeados viendo las vidas de otros y eso hace que dudemos constantemente de lo que estamos construyendo o deseando para nuestras vidas.
Olivia Tomé: El deseo es el deseo del otro, como diría Lacan. O como diría mi peluquera: la que tiene el pelo liso lo quiere con rizos y la que tiene rizos lo quiere liso.
Matías Benedetti: La insatisfacción es un virus mortal que se propaga cada vez mas. La obra es un reflejo de ese síntoma confuso que lleva a los personajes a actuar de formas inesperadas.
A veces es necesario que nos pongan un espejo delante para confirmar lo que ya sabíamos, pero hacernos cargo de ello. ¿Es esta una de las funciones del teatro?
Olivia Tomé: Totalmente de acuerdo con eso. En toda obra de teatro existe un componente de realidad que se torna satírico. Y en esta ocasión el reflejo que nos devuelve el espejo tiene el impacto de lo siniestro. Esta obra en especial tiene mucho de eso. Y casi te diría que es en lo que más puede identificarse el espectador. Todo lo que les pasa a estos personajes podría o debe haber sucedido.
¿Qué pasaría si cada unx de nosotrxs diese rienda suelta a sus verdaderos pensamientos y en lugar de lo políticamente correcto apareciera lo más salvaje y primitivo? ¿Sería sostenible?
Matías Galimberti: En muchas ocasiones hacemos esto, nuestros monstruos aparecen cuando nos quedamos dormidos, están ahí esperando a que le dejemos una puerta de nuestra conciencia abierta. Lo que sucede en la obra es que vemos muchas de estas ocasiones todas juntas, inundando la escena. Una invasión de nuestros monstruos tomando los cuerpos de los personajes. La sostenibilidad de todo eso ya es otra historia.
Fiorella Pedrazzini: Yo creo que sí sería posible hacerlo así, sólo que muchos estaríamos solos o con vínculos contados con una sola mano de personas que realmente nos quieran tal y como somos.
¿Y qué ocurre en la obra cuando las apariencias se desvanecen y las verdades ocultas emergen?
Lautaro Narvaja: Explota todo, aparecen las confesiones que aterrorizan, las reacciones violentas, aparece todo lo reprimido… y no sabemos si para siempre.
¿La sinceridad en cada ocasión es imprescindible o está sobrevalorada?
Olivia Tomé: La sinceridad es imprescindible hasta por una cuestión de salud. Ahora bien, si entendemos sinceridad como la entienden las personas que dan su opinión permanentemente hasta cuando no es requerida sí que está totalmente sobrevalorada y no es necesaria. Incluso te diría que es violenta, tan violenta como la mentira. En esta obra la sinceridad surge como reacción a la mentira, de manera caótica, se vomita, duele y deja confundido al interlocutor. Se puede apreciar hasta como un acto de liberación incontenible.
¿Al final todo el mundo de cerca es un monstruo?
Lautaro Narvaja: Todo el mundo tiene sus monstruos, otra cosa es que te los quiera presentar, sobre todo por temor al rechazo. Lo que para uno mismo sus monstruos son sus propios miedos o sus emociones reprimidas, para el otro, quien cree conocerte, tus monstruos serán lo que te convierte en desconocido por un momento. En esta obra los monstruos tienen más que ver con esto último, con abrir La Caja de Pandora.
Fiorella Pedrazzini: Todos tenemos un lado oscuro porque es parte del equilibrio de la vida.