El ciclo -o ciclón- ‘Mujeres que se atreven’ del Teatro del Barrio, que comenzó con EMILIA (sobre Emilia Pardo Bazán), continúa con GLORIA. Toca acercarse y descubrir en muchos aspectos quién fue y qué supuso para la cultura española la poeta queer Gloria Fuertes. Con dramaturgia de Noelia Adánez y Valeria Alonso y dirección de esta última, la encargada de dar vida a la eterna embajadora de Lavapiés sobre el escenario es Ana Rayo

 

 

Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer

Fotos: Jean Pierre Ledos

 

 

En noviembre de 2016 arrancó en el Teatro del Barrio el ciclo Mujeres que se atreven, con la idea de abordar las vidas y el legado de mujeres que no siempre han estado tratadas desde una perspectiva claramente feminista o que directamente han sido olvidadas por la historia oficial. El ciclo comenzó con la obra sobre Emilia Pardo Bazán, Emilia, a la que dio y sigue dando vida de forma excepcional Pilar Gómez. La idea era continuar con Eva Forest y María Teresa León, pero por el camino se cruzó Gloria Fuertes.

 

“Alguien me habló de Gloria -rememora Noelia Adánez, coautora del texto junto a Valeria Alonso– y lo cierto es que yo no conocía su poesía para adultos, pensé que no me iba a gustar, en mi imaginación debía sonar como una postista, como una poeta surrealista o algo así. Eso no me iba a interesar, pensaba yo. Pero empecé a leerla y me gustó mucho. Esto coincidió con el año del centenario y pude conocer a la presidenta de la Fundación Gloria Fuertes, Paloma Porpetta. Le entusiasmó la idea de montar una obra sobre Gloria, porque acababa de ver Emilia y le había encantado. Y a mí me ha encantado el espíritu democrático de la recuperación de la memoria de Gloria Fuertes que se ha llevado a cabo desde la Fundación. No ha sido un acto típico de patrimonialización por parte de una institución, que reivindica a un personaje y de esa manera se reivindica a sí misma como institución, sino que ha sido poner a disponibilidad de la ciudadanía a un personaje y su obra, para que fueran los propios ciudadanos los que lo pusieran a circular. Lo han hecho con una inteligencia política extraordinaria y con mucha generosidad”.

 

Ese mismo espíritu es el que mueve este proyecto de Mujeres que se atreven, donde se recupera la memoria de mujeres o autoras olvidadas, pero, como en este caso, participando de un proyecto de gestión cultural democrático y abierto, que es la esencia general del trabajo en el Teatro del Barrio. A todo esto, es un teatro que, como la propia Gloria Fuertes, está íntimamente ligado a Lavapiés.

 

 

Los niños… de uno en uno

Tras el personaje y la dramaturga, se incorporaron otras tres mujeres al proyecto: la actriz (Ana Rayo), la directora y co-autora a la sazón (Valeria Alonso) y su ayudante (Teresa Rivera). Valeria es argentina, con lo que su familiaridad con Gloria Fuertes no era tanta: “para mí ha sido descubrir a una poeta increíble, estoy como enamorada de ella. Al principio me parecía extraña, por su apariencia física, por su ambigüedad, por aquello de ser ídolo de los niños… todo eso la dotaba de una magia muy personal”.

 

Para Ana Rayo ha sido como despertar viejos fantasmas familiares: “yo crecí con ella, claro, con sus poemas, con sus apariciones televisivas. Para mí era claramente la poeta de los niños. Lo que pasa es que yo tengo un padre muy franquista y cada vez que aparecía Gloria en la tele la ponía a parir, la llamaba marimacho, roja… Rojo era lo peor que te podían llamar en mi casa, luego me lo han llamado a mí, claro. Y ahora me llamarán marimacho. Así que yo le tenía mucho cariño a Gloria porque mi padre le tenía mucha manía”.

 

Sea como sea, lo sorprendente es que esta obra, desde el principio, quiere acabar con el tópico de la poeta de los niños para poder adentrarse en la profundidad y complejidad de una persona y una poeta que, sí, escribió para niños, pero pensando en los hombres y mujeres que serían en el futuro. Como señala Valeria Alonso, Gloria tenía una relación “especial” con los niños, por decirlo así. Lo explica Noelia Adánez: “le gustaba ganar dinero con un trabajo que no estaba lejos de sus intereses, porque al final era jugar con las palabras, y aunque disfrutara más con la poesía para adultos, la de niños no deja de ser poesía. Lo que no le gustaba era el contacto directo con los niños, sobre todo porque eran siempre muchos, eran colegios, concursos, platós de televisión… todo ese le abrumaba, no es que les tuviera un odio cerval, pero le abrumaba”. Como recuerda Ana, “ella escribe para los niños y los adolescentes que serán el nuevo pueblo decente. Y otra frase suya dice: un niño con un libro de poemas en las manos nunca tendrá un arma entre ellas”.

 

“Mi sitio es estar en medio del pueblo” en Madrid

 

 

Poesía, ambigüedad y tolerancia

A saltos en el tiempo, como en una ensoñación y a través de una «dramaturgia laberíntica», en palabras de la directora, Gloria va repasando asuntos y momentos de su vida encerrada en su camerino, al que llega huyendo de los niños que la asedian y donde entabla conversación con dios, con su dios, el que ella se ha diseñado para hablarle de tú a tú, no el de los nacional católicos que sumieron a España en una guerra y una dictadura en la que ella sobrevivió con su colorido y su palabra. Fue tan honesta y tan sincera consigo misma, que nunca se casó con nadie y recibió palos por todos lados. “La dimensión socio-histórica del personaje -comenta Noelia Adánez- le da una gran relevancia. Emilia fue una mujer que en el siglo XIX se atrevió a tener lo que no era propiedad característica de las mujeres: ambición. Gloria Fuertes, en el siglo XX, aspira a ser ella misma, siendo ella un tipo de mujer que no encaja en ningún canon, ni de belleza física, ni de normatividad sexual, ni de filiación política. Se reivindica de forma sutil siendo tan extraña y consigue que se le acepte. Esa contradicción es muy interesante y desde el punto de vista político muy fértil. Y no podemos pasar por alto que ella era una mujer muy queer, con una sexualidad nada convencional. Creo que estamos en un momento especialmente interesante para hablar de todo esto».

 

¿Hasta qué punto abonó la propia Gloria ese personaje suyo que se había ido creando, con sus ambigüedades a cuestas? «Esta es la pregunta que nos hacemos cada día -comenta Valeria-. Y nos quedamos con esa pregunta, porque es muy interesante: ¿ella quién creía que era ella?». Añade Adánez, por su parte, que a Gloria «le fascinaban las personas y los personajes que no tenían clara su identidad. A mí me sorprende su amistad con Maripepa de Chamberí en la etapa final de su vida, o su relación con los travestis. Le gustaba la ambigüedad, que las personas cargaran preguntas sin estar todo el tiempo formulando respuestas. Mirar a Gloria Fuertes desde ese lado la hace sumamente interesante. Y muy poético. Por eso el montaje nos ha quedado muy poético». La figura de la poeta está acompañada en escena por un solo objeto, un globo, para abundar en ese lugar poético desde el que se cuenta esta historia.

 

 

Amor, humor y Mari Trini

Dicen las responsables de este montaje que Mari Trini, nueve años después de su muerte, se va a convertir en trending topic. Su música está presente en un espectáculo que, además de todo lo que llevamos dicho, inspira y expira amor. «Siento que hay mucho amor y entusiasmo en este proyecto -dice Valeria Alonso-, y espero que podamos transmitirlo. Hay mucha creatividad en este equipo y algo del espíritu de Gloria está con nosotras. Amor y humor, porque también el humor nos acompaña desde el primer día».

 

«A mí me gustaría incidir en que esto no sería posible sin los socios de este teatro, del Teatro del Barrio», señala Noelia Adánez. «El Teatro del barrio es una cooperativa de consumo cultural, es un proyecto atípico, raro, no existe otro igual en España, y cada vez va mejor, y la prueba de lo bien que va es que está incrementándose el número de producciones propias como esta, y si no fuera por el impulso de los socios no podríamos seguir adelante, No hablo de dinero, porque el capital de los socios en el teatro representa muy poco, pero es que los socios sostienen con su energía y muchos casos con su trabajo el teatro. Hay parte de la actividad que está profesionalizada, pero mucha otra actividad que se desarrolla en el teatro no, y muchos socios aportamos trabajo en forma de activismo. Llevo desde el origen del teatro haciendo actividades sin cobrar, como mucha otra gente, es verdad que menos que al principio, porque se puede hacer activismo durante un tiempo y luego tienes que recuperar otra vez músculo económico, y nos vamos rotando en el esfuerzo, y eso es muy particular. Esto es iniciativa privada pero de una comunidad».

 

 

GLORIA

Teatro del Barrio

A partir del 22 de marzo