Amaya Jiménez reflexiona sobre identidad femenina, maternidad y conciliación familiar en ‘Magna Mater’.
Quienes vean Magna Mater no verán una historia lineal, de principio a fin. La dramaturgia ha sido construida a partir de retazos, como si de un puzle se tratara, intentando encajar las piezas de la herencia y la propia identidad de la protagonista, añadiendo, además, la dificultad que supone conciliar la maternidad con la profesión artística. Una temática social con una problemática actual. Teatro, música en directo, cante y baile flamenco hacen de Magna Mater un espectáculo de danza-teatro único en su especie.
Al frente de Tirititrán Danza-Teatro, la actriz y bailarina presenta en el ciclo Danza en la Villa un espectáculo que aborda una problemática de candente actualidad.
Música, cante y palabra acompañan el movimiento de una artista que despliega en el escenario una dramaturgia construida a partir de retazos.
Amaya Jiménez en el Teatro Fernán Gómez
Por Redacción
Entre los muchos asuntos que la pandemia ha puesto sobre la mesa del debate social está el de la conciliación familiar. Un tema que afecta mayormente a la mujer, dadas las muchas dificultades para lograr que maternidad y profesión convivan de una forma armónica. Antes de que el coronavirus viniera a ponerlo casi todo patas arriba, la actriz y bailarina Amaya Jiménez ya había recapacitado sobre los problemas que ser madre genera a toda mujer que desea compaginar el cuidado de los hijos y la actividad profesional (en su caso, artística). El resultado de sus reflexiones fue el espectáculo Magna Mater, una propuesta que combina danza y teatro con música en directo y que se presentará los próximos días 30 de abril y 1 de mayo, a las 20h30, en el madrileño Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa, dentro del ciclo Danza en la Villa.
Bajo la dirección escénica de Javier Aranzadi y la compañía de música y cante en vivo, Amaya Jiménez despliega sobre el escenario una dramaturgia construida a partir de retazos, a modo de puzle, en la que se van encajando las piezas de la herencia y la identidad de la protagonista, junto a aquellas que se derivan de la dificultad de ser madre y artista a un tiempo. El flamenco, la salsa, las nanas y el cante actúan de hilo conductor de una propuesta escénica en la que la palabra es utilizada para enfatizar el mensaje en sí, aunque el mayor protagonismo corresponda al propio movimiento: una mujer, Amaya Jiménez, recorre el espacio, lo respira, lo gravita, lo danza, lo disfruta…
Hablar de identidad es un ejercicio complejo para las mujeres, más aún cuando a esta se le suma la maternidad. Y de eso trata Magna Mater. “Las mujeres asumimos una posición de desventaja cuando hablamos de maternidad. Vivimos un tiempo mejor que el que tuvieron nuestras abuelas y madres. Nunca fuimos más libres y, sin embargo, seguimos renunciando a muchos de nuestros derechos actuales cuando entra en juego la maternidad. Conciliar maternidad con cualquier profesión reglada -siempre hablando de horarios, bajas maternales y ayudas- no es fácil, pero en el caso de las profesiones artísticas, en las que el camino no está definido y somos los propios artistas los que tenemos que diseñarlo una y otra vez, la dificultad se magnifica, llevando a muchas mujeres a tomar la decisión de negar su deseo de ser madres”, reflexiona la bailarina y actriz madrileña.
Sobre Amaya Jiménez
La carrera profesional de Amaya Jiménez siempre ha girado en torno a dos mundos paralelos y entrecruzados: danza y teatro. Comienza a bailar flamenco en 1993, a la edad de 11 años, en la Asociación Cultural Flamenca Carmen Amaya (Madrid). Continúa en los Estudios de Danza Amor de Dios con profesionales del flamenco: Merche Esmeralda, Ciro, Beatriz Martín, Felisa de la Cruz, Mónica Fernández, Manuel Reyes o Guadalupe Torres. Luego, estudios en ballet clásico con Dagmara Brown (Ballet Nacional de Cuba) y en danza contemporánea con Gustavo de Ceglie y Manuel Barrero (Losdedae).
En 2003 decide compaginar la danza con el teatro y se forma en Interpretación Textual en la Escuela en Artes Escénicas La Lavandería Teatro. Obtiene el Máster Oficial en Artes Escénicas por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Posteriormente estudia Interpretación ante la cámara, en Central de Cine y realiza un Posgrado en Teatro de Movimiento y Expresión Corporal Método Schinca (URJC-ISDAA, 2011). En la actualidad, sigue con profesionales como Antonio Ruz o Laila Ripoll.
Profesionalmente, empieza con la Compañía de Teatro infantil Dragón (2000-2003); forma parte de la Compañía Kantinelas Teatro (2003-2007); actúa en Mío Cid, de Amaya Curieses (2007); escribe, dirige e interpreta En el laberinto de mi piel (2008); actúa en distintos espectáculos: La cocina de mortero, Teatro Jugable Homeward Journeys, Mata la Reina, Homeward Journeys, Me Too Theatre Company o Tarde Barroca. Participa en ficciones televisivas: Hoy quiero confesar, Acacias y La otra mirada.
Ha bailado en diversos festivales internacionales como Festival Flamenco de Fridburg (Alemania), Festival Flamenco de Taranto, Trento y Roma (Italia), Festival de Atenas (Grecia), Pueblo Inglés (Casa Patas) o El Brisbane Festival Flamenco (Australia).
Actualmente trabaja en CHAPEAU, un homenaje a Las Sin Sombrero, en coproducción con La Lavandería Teatro, que se estrenará el 6 de mayo en el C.C. Paco Rabal (Madrid).