Regresa al Teatro de la Zarzuela la producción de Doña Francisquita (zarzuela de zarzuelas) firmada por el director de escena Lluís Pasqual (que en este montaje también escribe los textos hablados) y coproducida con el Gran Teatre del Liceu y con la Opera de Lausanne, cuya intención primera es la de otorgar a cada detalle un inconfundible espíritu de alegría y de emociones felices, dejando también, como es habitual en sus trabajos, un espacio para la reflexión útil. A un lustro desde su estreno en el coso de Madrid, esta propuesta regresa a su casa natural tras haber sido recompensada con el Premio Max a la Mejor Producción Lírica (2020), y después de recibir los aplausos cálidos y encendidos del público de Barcelona, Valencia o de Lausanne en Suiza.

Se ofrecerán 10 funciones, del 19 al 30 de junio, de la obra compuesta por Amadeo Vives, considerada como una de las partituras más brillantes e inspiradas de nuestro patrimonio musical, con textos cantados de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw inspirado en La discreta enamorada de Lope de Vega. Se da además el caso, en esta ocasión, de que las funciones coinciden con la celebración de los 100 años de la primera vez que pudo verse en el Teatro de la Zarzuela, cuatro meses después de su apoteósico estreno en el Teatro de Apolo de la calle Alcalá. Por tanto, en 1924 la obra llegó por primera vez al escenario de La Zarzuela —se conserva el cartel publicitario—, y fue en este Teatro donde la Gran Compañía Cómico-Lírica Amadeo Vives posó para la posteridad con los autores; y desde donde salió rumbo a América para llegar al Teatro Colón de Buenos Aires.

 

Madrid, epicentro de la zarzuela en Madrid

 

AMOR LUMINOSO

En la Francisquita que podremos disfrutar en los próximos días, frente a la Orquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro) ocupará el foso Guillermo García Calvo, quien considera las páginas musicales de esta pieza “una de las mejores obras de música en escena no solo de nuestro repertorio, sino de toda la música occidental. Y aunque no es necesario comparar una obra con otras para destacar su valor intrínseco, el maestro observa que la calidad de esta partitura está al nivel de las mejores partituras de ópera y opereta de sus coetáneos europeos como Puccini, Richard Strauss, Kálmán o Lehár».

Pasqual, por su parte, evoca la alegría al enfrentarse cara a cara con la obra de Vives, Romero y Fernández-Shaw, y al cabo de los muchos años transcurridos desde que se la escuchara a su madre en los días luminosos: “La alegría, algo tan difícil de conseguir en el mundo en el que vivimos si uno intenta ser mínimamente consciente de la realidad que nos rodea, ha vuelto a mí, sino la misma, con el mismo perfume y la misma intensidad”. Y la emoción que esto le causa le lleva a pensar que tal vez solo la música, “evocadora y real al mismo tiempo”, sea capaz de producir esos sentimientos. El director lo tiene claro: esa alegría, “ese espíritu de fiesta compartida es lo que no podía no estar en el espectáculo”.

El reparto, que compartirá la escena de esta historia de amor a cuatro y más bandas con el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, volverá a contar con esas dos colaboraciones especiales de altura que son la de la inmensa maestra de las castañuelas Lucero Tena y el actor Gonzalo de Castro. Los elencos están integrados, en su mayoría, por voces habituales en los más importantes recintos líricos, muchas de las cuales repiten participación en esta producción. Así, las sopranos Sabina Puértolas y Marina Monzó darán vida a esa joven hermosa llamada Francisquita, cuyo amor se disputan Don Matías y su hijo Fernando, quien se desvive por otra hasta que Francisquita le sale al paso; los tenores Ismael Jordi y Alejandro del Cerro interpretarán el papel del estudiante Fernando, que pretende a Aurora, la Beltrana, una popular actriz que por su parte nada quiere de él, cuyo apasionado rol lo encarnarán las mezzosopranos Ana Ibarra y María Rodríguez. Los tenores Enrique Ferrer y Manuel de Diego serán Cardona, también estudiante y amigo inseparable de Fernando que urde y desurde historias. La soprano Milagros Martín dará vida a una muy especial doña Francisca, madre de Francisquita; el barítono Santos Ariño a Don Matías, padre de Fernando y pretendiente igual que este de Francisquita, y el barítono Isaac Galán a Lorenzo, alias el “pollito”, amante de Aurora que ve cómo la suerte en el amor se le escapa cuando ella se siente atrapada de Fernando precisamente desde el momento en que este la ignora en favor de Francisquita. 12 bailarines y 12 actores, completan el elenco de esta comedia lírica en tres actos y amor a cinco bandas.

La escenografía y el vestuario de esta propuesta están firmados por Alejandro Andújar, la iluminación por Pascal Mérat, la coreografía por Nuria Castejón y el diseño audiovisual es de Celeste Carrasco. Asimismo, en las funciones participa la Rondalla Lírica de Madrid «Manuel Gil».

 

Madrid, epicentro de la zarzuela en Madrid

 

UN GRAN CLÁSICO

Doña Francisquita es uno de nuestros grandes clásicos de la lírica, hasta la fecha se han visto grandes producciones en el escenario del Teatro de la Zarzuela donde llegó por vez primera en 1924 (este año celebramos un siglo de aquello), con la misma producción del estreno de cuatro meses antes en el vecino Teatro de Apolo, firmada por Manuel Fontanals, y casi con idéntico reparto. Desde entonces, la obra de Amadeo Vives se ha representado en numerosas ocasiones en este recinto.

En 1934, se había transformado ya en una comédie lyrique en trois actes en el escenario de la Ópera de Montecarlo, y poco después en una opérette à grand spectacle en el del Teatro Real de la Moneda de Bruselas, para en 1954 pasar a ser un Spiel aus Spanien en la Volksoper de Viena.  Esa fue precisamente la razón por la que en 1956 fue el título seleccionado para la gala de reinauguración de la sala del Teatro de la Zarzuela con dirección de escena de José Tamayo. En 1972 volvería a subir a estas tablas nuevamente de la mano de Tamayo, aunque con una nueva propuesta escénica dirigida al público de Madrid. Pero 1985 fue realmente un año excepcional para Doña Francisquita en el Teatro de la Zarzuela: la versión escénica de José Luis Alonso viajó a las ciudades belgas de Amberes y Gante —en el marco del Festival Cultural Europalia 85: España— y volvió a este mismo escenario de la plazuela de Jovellanos con el Ballet Nacional de España que la estrenó como un espectáculo de danza, con música de Vives, arreglos de Antón García Abril y coreografía de Alberto Lorca.

En 1998 estuvo en Buenos Aires y Washington DC con una nueva y espectacular coproducción del Teatro de la Zarzuela dirigida por Emilio Sagi. Y por último, en 2019, volvió a Madrid con esta propuesta escénica dirigida por Lluís Pasqual, que ha viajado con éxito a Barcelona y Lausanne, coproductores del montaje, y que ahora regresa al Teatro de la Zarzuela.

 

 

CINE Y FILMOTECA ESPAÑOLA

El Teatro de la Zarzuela y la Filmoteca Española firmaron hace unos años un convenio de colaboración para la restauración de la película Doña Francisquita de Hans Behrendt (1934). Esa fue la primera vez que ambas instituciones se unían para abordar un proyecto conjunto de recuperación de patrimonio cultural español, en este caso cinematográfico y musical. Algunos de los fragmentos de dicho largometraje se ven en la producción que ahora regresa al Teatro de la Zarzuela.

En 1992 la Filmoteca Española encontró en el fondo de la Cinémathèque Française de París un negativo de imagen y sonido de una película hasta el momento desaparecida; se trataba de Doña Francisquita (1934), del director alemán Hans Behrendt, producida por la compañía Ibérica Films en los Estudios CEA de Madrid. En 1993 se logra, como intercambio entre ambos organismos, que se enviara la copia a Madrid para su restauración. Primero se restauró físicamente y luego, entre 1995 y 1996, se realizaron nuevos trabajos con el Laboratorio Polisitem de Barcelona: el duplicado del negativo de imagen, el negativo de sonido y una copia estándar. Y en 2018 el Teatro de la Zarzuela colabora con la Filmoteca Española en el tiraje de una nueva copia digital.

La película, rodada íntegramente en Madrid en el año 34 con Raquel Rodrigo (Francisquita), Fernando Cortés (Fernando), Matilde Vázquez (Aurora) y Antonio Palacios (Cardona) en el reparto, es un importante ejemplo del cine sonoro del periodo republicano en España. El promotor del proyecto original fue el hijo de Amadeo Vives, José Vives Giner, quien ejerció de supervisor artístico de esta adaptación de la popular zarzuela.

 

 

Para su segunda versión cinematográfica Doña Francisquita se vestirá de colores y fantasía —con el nuevo Cinefotocolor— de la mano de otro director exiliado, el húngaro Ladislao Vajda, en 1952. El reparto está formado por Mirtha Legrand (Francisquita), Armando Calvo (Fernando), Emma Penella (Aurora) y Antonio Casal (Cardona). En esta ocasión la película llegará hasta las pantallas del Festival de Cannes como Mascarade d’Amour en 1953.

 

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