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Laila Ripoll nos propone un Calderón en cinemascope

“Tengo necesidad de frescura y diversión tras la pandemia”

La primavera se instaura en el Teatro Fernán Gómez acogiendo el estreno este mes de Mañanas de abril y mayo, una comedia llena de alegría y vitalidad de Calderón de la Barca versionada por Carolina África. Esta pieza, que se construye como un homenaje al cine de Blake Edwards, nos hará viajar al Madrid de los años 50 y 60.

Pablo Béjar, Guillermo Calero, José Ramón Iglesias, Sandra Landín, Juan Carlos Pertusa, Alba Recondo, Nieves Soria y Ana Varela conforman el reparto de esta función que habla de las relaciones humanas, sobre todo en lo que al amor se refiere. Para conocer todos los detalles de este montaje que estará en cartel del 13 de abril al 14 de mayo, hemos charlado con su directora Laila Ripoll, que recientemente ha sido galardonada con un premio ADE a mejor dirección de escena por Rif (de piojos y gas mostaza).

¿Cómo nace la iniciativa de representar este clásico de Calderón de la Barca?

Bueno, yo tenía ganas de abordar algún clásico durante el tiempo que estuviera en la dirección del Fernán Gómez. En un principio, había pensado sobre todo en Lope de Vega porque la programación de toda la temporada iba a girar en torno al Barroco e iba a haber una exposición que al final no pudo hacerse porque el comisario falleció y se pospuso. Como la premisa era que todo iba a girar en torno al Barroco pensé en Calderón. Es un texto al que le tenía muchas ganas desde hace mucho tiempo porque la montaron Narros y D’Odorico y, de alguna manera, es un homenaje a este último porque trabajé muchos años con Andrea, le he querido muchísimo y es una manera de recordarle y de tenerle presente a él y a Miguel.

 

¿El texto te eligió a ti o tú elegiste al texto?

Hace mucho que me lo leí y es de esos textos que siempre tienes apartados en la mochila a ver si surge la oportunidad y puedes montarlo.

 

¿Cómo entra en esta ecuación Carolina África para versionar el texto?

A Carol la fui a buscar porque, aunque las versiones normalmente las hago yo, en esta ocasión quería que fuera una cosa más grupal, más de equipo. Me gusta muchísimo lo que hace Carol y cómo lo hace. Me gustó mucho la versión que hizo de El desdén con el desdén en el Clásico y se lo propuse, estaba con muchísimo lío, se lo pensó, pero al final la tenté lo suficiente y creo que ha hecho una cosa muy bonita.

 

¿Qué cosas ha aportado la diferencia generacional que hay entre Carolina y tú y el elenco?

La verdad es que yo no noto diferencia, no sé si es que uno tiene la cabeza en un lado y el cuerpo y la biología va para el otro. A ver, la insultante juventud de algunos de los intérpretes aporta una frescura y una vivacidad, que es lo que requiere, porque las parejas de la función son muy jóvenes. Los actores tienen la edad de los personajes.

 

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Foto: marcosGpunto. Imagen de Laila Ripoll.

 

¿Cómo se llega a la idea de contextualizar la función en los años 50?

Es una especie de homenaje al cine de Blake Edwards, sobre todo es un homenaje a El guateque, a La pantera rosa, a esa época de finales de los 50, principios de los 60, a Desayuno con diamantes, a la época dorada de la comedia, y también porque yo tengo una necesidad, y que yo creo que nos pasa a todos los miembros del equipo, de frescura, de belleza, de diversión, después del pozo del que venimos como la pandemia, el confinamiento y toda la muerte que nos ha rodeado durante estos últimos años… de pronto es como que llega la primavera, como en la función, y es una época muy bonita, aunque en España no fuera lo mismo. Es cierto que con el tipo de teatro que yo hago normalmente me está costando obviar una serie de circunstancias históricas y políticas de España, pero bueno, esta vez vamos a intentar irnos por Blake Edwards a tope y obviar todo el contexto y trasfondo social y político de la España de esos años, porque no es de eso de lo que estamos hablando. Nos estamos quedando con la parte más bonita de ese Madrid de Chicote, de ese Madrid de los parques, de los jardines y de esa alegría que tiene esa época en todo el mundo y de esa comedia de Blake Edwards, aunque tiene su contrapunto en Atraco a las tres, en la comedia española y en esos actores secundarios magníficos, también tienen ahí su presencia dentro de la función en el mundo de los criados.

 

La música en esta función cobra mucha relevancia, ¿por qué no es un musical?

No lo es, lo que pasa que Calderón se inventa la zarzuela y tenía que haber presencia musical. Además, tenemos la suerte de que la mayoría del elenco canta de maravilla. Por ejemplo, Nieves Soria acaba de hacer con Ron Lalá un infantil en el Teatro Pavón y es una cantante espectacular, Pablo Béjar canta que te mueres, Alba Recondo… cantan todos que es una delicia y creo que había que aprovecharlo. Tenemos hasta a Sandra Landín que es una actriz muy joven, pero divina, que lleva cantando jotas en su pueblo desde que tenía cuatro años. Hay algunos momentos musicales muy Henry Mancini de esa música tan característica del cine de esa época. Nos está quedando una cosa preciosa. La verdad que lo estamos disfrutando un montón y está siendo muy divertido.

 

Sin obviar que estamos hablando de teatro, ¿podemos decir que la función es una versión cinematográfica del clásico de Calderón de la Barca?

La verdad que hay homenajes clarísimos como a ‘Desayuno con diamantes’, a El extraño viaje de Fernán Gómez… Hay muchos referentes cinematográficos y no podemos obviar tampoco que la caja escénica del teatro es una pantalla, es Calderón en cinemascope. Estamos jugando mucho con el lenguaje cinematográfico que, por otra parte, creo que es algo que tenemos presente en cualquier función de teatro. El cine forma parte de nuestro imaginario desde hace muchos años.

 

¿Cuánto crees que han cambiado las relaciones humanas desde que Calderón escribió este texto?

Pues evidentemente, entre hombres y mujeres muchísimo, de hecho, yo creo que es el trabajo más difícil que ha hecho Carolina África, de adaptar cosas que hoy en día no se sostienen. No solo no se sostienen, sino que además te golpean un poco, como esos celos desaforados del galán con ese punto incluso de maltrato. Todo eso ahora, encima de un escenario, te echa para atrás si estamos hablando de comedia y si queremos tratar una cosa amable. Como siempre que haces una versión de un texto de esa época tienes que pasarle el peine mucho porque son funciones muy largas, con momentos que se repiten y uno elige lo que peina y en este caso se han peinado algunos momentos un poquito de decir: “Ay, que nos vamos a otro lado”. Lo que pasa es que esta función es muy moderna en el sentido de que hay algún personaje como Doña Clara que es una mujer absolutamente contemporánea, es una mujer libre y es un personaje muy interesante. De hecho, está ambientado en los 50 y 60 porque en esas décadas en algunas cosas se parece más al mundo de Calderón que al de las mujeres del 2023. Las mujeres del 2023 no tenemos absolutamente nada que ver con las mujeres de los 50-60 ni mucho menos con las de Calderón. Los sentimientos sí que están ahí, el cortejo está ahí, el humor y todo eso no cambió.

 

Hoy en día la relación de Don Juan y Doña Ana la definiríamos de maltrato machista, sin embargo, los casos de violencia en la actualidad se mantienen estables y no remiten…

Creo que lo tenemos tatuado en la educación. Viendo el otro día en la sala pequeña del teatro Daniela Astor y la caja negra, explica, de alguna manera, de qué polvos vienen estos lodos, esa cosificación del cuerpo de la mujer y, luego aparte, ahora hay un discurso muy peligroso con la extrema derecha que está calando sobre todo en los chavales de instituto que eso es lo que más miedo me da y me preocupa. Por eso, es importante no normalizar esas conductas incluso en un texto del siglo XVII. ¿Cómo se hace eso? Pues, por ejemplo, Alba Recondo que es muy lista y muy buena actriz ha llevado al personaje por unos vericuetos que se le ha despojado de toda esa cosa mártir que tiene Doña Ana, igual que el personaje de Pablo que se ha llevado por una cosa casi tenebrosa. Es un tío que se le nota que bien de la cabeza no está, que tiene que ver con esa cosa oscura de Mr. Ripley y de Alan Delon de ese mundo. El personaje de Doña Ana también tiene mucho de esa Audrey Hepburn de Desayuno con diamantes, en fin, que hay muchas cosas que ayudan a justificar de alguna manera esa relación. Si a todo esto le sumas que ha habido un trabajo por parte de Carolina de pico y pala que logra que esos celos enfermizos se acaben convirtiendo en algo ridículo encima de un escenario que, de alguna manera, yo creo que también es el objetivo de Calderón. Creo que estas cosas se hacían muchas veces no para decir que aquello estuviera bien sino para ridiculizar. En ese sentido, creo que hay que ir a favor de obra.

 

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¿Crees que esta función que representa costumbres del pasado ayudan a comprender los valores de la cultura actual?

No sé, creo que lo que sí que tiene es un lenguaje tan cuidado y hermoso, bueno, y luego el verso que es puro cristal y es una elegancia tremenda la que tiene esta función en este sentido que cultiva de alguna manera y que encanta, entonces sí que creo que es algo muy importante para ahora mismo. Hace que la cabeza se te abra a la poesía, que para mí es muy importante.

 

¿Qué pensaría Calderón si viera esta obra versionada y dirigida por dos mujeres?

Creo que le haría muchísima gracia, ¡si es que era muy gracioso! Siempre nos ha llegado su cosa más seriota, pero luego lees los entremeses de Calderón y era un cachondo. Era un señor muy divertido. Yo creo que le encantaría.

 

¿Por qué crees que no se ha representado más esta obra?

Creo que hay tanto que es complicado. La última versión de la que yo tengo conocimiento que se representó fue en la RESAD como trabajo de fin de carrera hace relativamente poco. Profesionalmente, fue la de Narros y Andrea D’odorico hace 20 años ya. Sí que es una obra que está ahí, pero a lo mejor a la hora de elegir una comedia de Calderón pues hay muchas. También, hace mucho tiempo que no se representa No hay burlas con el amor que es un prodigio de comicidad, La dama duende se hace más y es enorme. Posiblemente esta se coma a otras. Y luego, pasa una cosa curiosa que a veces, aunque la última vez se haya hecho hace 20 años de cara a moverla parece que se ha hecho antes de ayer.

 

Cuéntanos un poquito cómo se conforma el resto del equipo de esta función.

Hay gente con la que ya había trabajado y gente con la que no, pero que yo tenía muchas ganas. El grueso del equipo viene de la Compañía Nacional de Teatro Clásico porque yo quería gente que estuviera muy acostumbrada al verso y al clásico. Este grupo de Pablo Béjar, de Nieves Soria… creo que fue la 4ª promoción de La Joven. Trabajé mucho con ellos en la compañía, entonces los conozco muy bien y me gusta muchísimo cómo trabajan. Luego, Ana Varela lleva trabajando con Micomicón desde hace muchísimo tiempo. Con José Ramón Iglesias tenías muchísimas ganas de trabajar con él que me moría porque me flipa. Con Juan Carlos Pertusa, en la otra joven de Arellano hice con él un montaje sobre Galdós. Son actores que me gustan mucho y yo soy muy de grupo y de hacer familia.

¿Qué balance haces de tu dirección artística en el Fernán Gómez?

Pues estoy en mi 4º año y ya se cierra etapa. Quitando que el primero fue un horror, primero por la pandemia y luego por Filomena, ha pasado de todo, pues yo la verdad es que estoy muy contenta. Creo que los objetivos que tenía se están cumpliendo y luego tenemos la alegría de Tea Rooms que tiene una nominación a los Max, tres a los Talía y empieza la gira ahora. Por la exposición de Las Sinsombrero han pasado más de 60.000 personas, una barbaridad. Estoy muy contenta, hemos trabajado muchísimo porque somos muy poquitos. Es un equipazo lo que hay ahí. Creo que estamos recogiendo los frutos y hemos colocado al centro en un sitio que no estaba hace unos años. Yo quería que hubiese mucha vida y creo que eso está. En eso estamos trabajando.

 

¿Acaban de concederte el premio ADE a mejor dirección de escena por Rif (de piojos y gas mostaza), un trabajo realizado por tu compañía Micomicón. ¡Enhorabuena!, ¿qué ha significado para ti?

El premio ADE para Rif ha sido una gran alegría porque es un montaje al que queremos muchísimo, que nos está dando muchísima felicidad. El reconocimiento por parte de los compañeros hacia el trabajo de Rif hace mucha ilusión. Ahora mismo está nominado a los Premios Talía Arturo Martín Burgos, su escenógrafo, y Almudena Rodríguez Huertas por el vestuario a los Premios Max. La pena es que se acaba ya, nos quedan dos funciones en Canarias y se acabó porque ahora los espectáculos tienen una vida corta y breve pero el reconocimiento por parte de los compañeros, directores del trabajo de Rif hace mucha ilusión.

 

Se acaba de estrenar también un texto tuyo en el Quique San Francisco, El día más feliz de nuestra vida

Bueno este texto tiene ya algunos años y no tengo nada que ver con esa producción más allá de que, efectivamente, el texto es mío. Es una producción de Valquiria Teatro y aún no he tenido la oportunidad de verlo y tengo muchísimas ganas porque me han hablado muy bien del montaje. Es un texto que se escribió en dos fases: La primera es la parte que habla de las niñas, que surgió a raíz de una propuesta de una serie de dramaturgos, españoles y argentinos, de escribir un texto breve, a partir de una noticia aparecida en el periódico el día de nuestro nacimiento; como se quedó muy corto, escribí la segunda parte que es 20 años después en los años 80.

 

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