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La isla donde la diversidad y los márgenes se expresan

Chevi Muraday: «Los límites y las fronteras no existen, entonces, ¿por qué vamos a estar limitándonos?»

El coreógrafo y bailarín Chevi Muraday presenta Pandataria, nueva producción de su compañía Losdedae, con dramaturgia de Laila Ripoll, que podremos ver en Teatros del Canal -Del 14 al 25 de febrero-, en la que trabaja junto a la actriz Cayetana Guillén Cuervo para hablar sobre la diversidad y la utopía de una Europa mejor a través del arte urbano, la danza contemporánea y el teatro.

Pandataria nace de tu deseo por participar en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, ¿cómo descubres esta historia y por qué decides que este es el proyecto con el que ir al festival?

Losdedae es una compañía de pequeño formato que apunta alto porque yo soy ambicioso. Siempre he querido ir a Mérida, pero sinceramente no me veía haciendo un clásico, una de estas grandes tragedias griegas. Así que me puse a estudiar y a leer textos y encontré la historia de Pandataria, esta isla que utilizaron los romanos para las patricias expulsadas, cuando se creó la ley ‘Iulia de adulteriis’ -allí llevaban a las mujeres condenadas por adulterio- y empecé a tirar del hilo, descubriendo que en esa misma isla Mussolini también exiliaba a los disidentes, a los que no eran participes del régimen fascista. Ahí salió la figura de Ursula Hirschmann, quien coescribió el Tratado de Ventotene, la Europa en la que vivimos está basada en ese tratado. Imagínate, cómo decir que no a ese regalo que yo no sabía que existía. Sabía de los Césares, pero no de las mujeres que estaban detrás de ellos, todas ellas expulsadas y desterradas a Pandataria. Entonces le dije a Cayetana (Guillén Cuervo): “Esto es lo que tenemos que llevar a Mérida”.

 

Kiti Manver, Marta Etura, Aitana Sánchez-Gijón, Juana Acosta y ahora Cayetana Guillén Cuervo, te estás especializando en introducir en la danza-teatro a actrices a las que jamás imaginaríamos en este tipo de espectáculos. ¿Cómo ha sido en esta ocasión el trabajo junto a Cayetana?

Cayetana y yo nos conocemos hace muchísimos años. Hemos querido siempre trabajar juntos y este ha sido el momento de hacerlo porque nos ha enamorado a los dos el proyecto, ha estado muy de la mano conmigo en el proceso, yo le iba proponiendo y entre los dos íbamos encontrando las piezas. Es una trabajadora incansable. Yo creo que es con la primera intérprete actriz que yo me peleo porque le parecían siempre pocos las horas de ensayo (Risas), para ella nunca es suficiente, es una tía con un nivel de trabajo muy bestia. Te puedo decir que cuando los bailarines estábamos agotados, y los bailarines tú sabes que tenemos ocho horas de ensayo, ella continuaba. El trabajo con ella ha sido muy incisivo. Así como otros intérpretes se dejan más en tus manos, ella marca y va dibujando su propio territorio. Es muy interesante verla trabajar. Es perfeccionistas, maravillosa y hemos encajado muy bien porque yo soy muy currante también.

 

Además de ti y de Cayetana, os acompañan otros artistas, ¿quiénes son los habitantes de esta Pandataria escénica?

Para mí era muy importante tener un elenco muy diverso. Creo que todos componemos distintas caras de una sociedad que igual no tiene mucha visibilidad. Hubiese sido muy fácil trabajar con cinco bailarines con los que ya hubiese trabajado, bailarines de danza contemporánea con el mismo vocabulario con el que yo trabajo, gente que ha currado conmigo anteriormente, pero me lo puse difícil porque necesitaba vocabularios distintos, ya no solo físicos, sino que viniesen de distintos lenguajes, que viniesen cada uno de culturas distintas para entender ese mapa que queríamos crear, y para poder entender ese mapa de diversidad pensé tener ese elenco tan diverso, entonces por eso está Chus Western que igual es el que está más cercano a mí porque viene de la danza contemporánea, pero tiene una biografía muy potente; él viene de África, niño adoptado a los 9 años en un orfanato de Malawi, vivía en unas condiciones terribles y llegar donde ha llegado, estar donde está en este momento, pues me parece muy conmovedor y me parece muy importante para Pandataria. Así como La Merce, que viene del mundo performático, es un personaje que transita entre lo masculino y lo femenino que viene de Chile y que ella en sí misma es un acto político. O Basem Nahnouh, es un chico que viene del ambiente del Street, de familia musulmana procedente de Siria, prácticamente cruzaron el estrecho en patera para llegar a España y tener un salvavidas; o Elio Toffana, el Príncipe de Aluche, que viene de la calle y del mundo del rap. Lo que yo he intentado es encajar esas piezas que no creas que han sido fáciles, tallándolas poco a poco y darles libertad para exponerse desde un lugar muy conmovedor. Eso hace que aun esté descubriendo la pieza.

 

Otra nombre que se ha unido a este proyecto es Laila Ripoll aportando la dramaturgia del espectáculo.

La verdad que eso estaba muy pensado, no es casual. Sabes que yo trabajo mucho con Juan Carlos Rubio, también con Pablo Messiez, pero decidimos que tenía que ser una mujer, a Pandataria tenía que darle voz una dramaturga. A mí me siempre me han fascinado los textos de Laila y le encajaba muy bien esta historia. Ha hecho un trabajo maravilloso hablando de esas primeras patricias que por el simple hecho de sentirse iguales a sus maridos, a sus padres o a sus hijos, las acusaron y las exiliaron, por ser mujeres poderosas. Me parece muy potente que esta historia sea contada en este momento.

 

 

Pandataria llega ahora a Teatros del Canal y lo hace además estrenando un documental, Mapa Pandataria.

Sí, se ha estrenado en Caixaforum, para su plataforma. Les presentamos el proyecto para hacer un documental, ya no solo sobre el proceso de creación, sino para profundizar en la biografía del elenco. De alguna forma que conviviese según se iba creando Pandataria, y hacer partícipe a cada persona de por qué estaban ahí y cómo era su vivencia de llegar hasta Mérida desde el lugar desde donde ellos vienen. Les interesó mucho porque hay una cosa muy social, habla mucho de la diversidad, y nos apoyaron al cien por cien con el proyecto. Lo estrenamos el 31 de enero. Estamos muy contentos. Lo hemos hecho con Cultura Inquieta.

 

¿De qué manera complementa a la función?

Lo estrenamos justo antes del estreno en febrero para que la gente tenga la oportunidad de entender por qué Pandataria y cómo se ha creado, porque es verdad que ahora, que lo puedo ver un poco de perspectiva, es un espectáculo bastante inusual.

 

¿En qué sentido?

Por ejemplo, para mí no está en la línea de trabajo en la que yo he llevado igual los últimos años, hemos querido darle como una vuelta de tuerca, sobre todo en la búsqueda del elenco, en que sean gente muy dispar. Mis procesos, de entender las piezas son lentos porque también estoy dentro como intérprete, igual si estuviese estado fuera como director tendría una visión más global de la de la pieza, pero estando dentro es todo muy inmersivo. Para mí eso es todo muy estimulante y bueno tardo en entender las piezas y cada día que tenemos una función, pues eso son funciones muy relevadoras. Pandataria es una pieza que cobra sentido también por todo lo que está sucediendo ahora mismo socialmente, está muy latente, es muy sorprendente.

 

La isla donde la diversidad y los márgenes se expresan en Madrid
Escena de Pandataria de la compañía Losdedae.

 

¿De qué manera dialoga con la situación actual?

A través de esta sociedad tan sumamente polarizada. Lo que está sucediendo entre Israel y Palestina. Yo creo que viene muy de acuerdo. Tampoco creas que la pieza está politizada ni es más de izquierdas, ni es más de derechas, pero sí habla de la libertad y sí habla de la diferencia, de aceptar la diferencia. La pieza es verdad que tiene una cierta oscuridad y es ‘darky’ lo que cuenta, pero yo no me quería quedar ahí, va hacia esa utopía que escribió Ursula Hirschmann y Eugenio, su marido, en Ventotene. Esa utopía de una Europa libre sin fronteras que aceptase todo tipo de ideología y que aceptase a todos por igual. Además, estamos respaldados y abanderados, por una pieza que es la bandera de la diversidad, la estrella del caos de Okuda San Miguel, para mí un sueño hecho realidad y es como que hemos conseguido cerrar y comprimir un círculo porque él además es un referente y un exponente del arte urbano.

 

En este espectáculo encontramos diferentes disciplinas mezcladas con una historia clásica como la de Pandataria, ¿de qué manera lo has conjugado?

Se conjuga escuchando mucho, teniendo muy claro lo que quieres hacer, porque también corres el peligro de que se dispare hacia muchísimos sitios y hacer, por mi parte, un trabajo de contención muy grande. Escuchando las necesidades de cada una de las partes y encontrando puntos de encuentro, así es como se conjuga la pieza.

 

 

Con este espectáculo has vuelto a contar, como decías, con artistas que no son necesariamente bailarines, pero con los que trabajas la expresión a través del cuerpo y acabas por ponerles a bailar.

Bueno, yo llevo muchos años trabajando en esa línea, me fascina trabajar con bailarines y descubrir con ellos los límites del cuerpo, pero también me encanta trabajar con Elio Toffana o con Cayetana Guillén Cuervo, que no son bailarines, pero como yo tampoco soy actor y me marco unos monólogos importantes. Yo creo que los límites y las fronteras no existen, entonces, ¿por qué vamos a estar limitándonos?

 

Cada vez es más habitual la hibridación de lenguajes, el no acotar y condenar en cajones estancos cada disciplina, y descubrir de qué manera se pueden encontrar y pueden contar.

A mí me piden los programadores catalogarlo, pero decimos que es un espectáculo multidisciplinar, porque es que es que está el rap de Elio Toffana, el breakdance de Basem Nahnouh, también hay voguing porque está La Merce y ella viene de este mundo de los Ballrooms… Es que encorsetar este espectáculo como un espectáculo de danza contemporánea… También lo es, porque bailo yo y es mi lenguaje O baila Chus Western y es su lenguaje, pero bueno, también es un espectáculo donde hay texto, donde hay música… yo que sé, ¡es Pandataria! Es este mapa que hemos creado y que cada uno decida, es nuestra apuesta honesta.

 

¿Qué momento crees que vive actualmente el sector de la danza?

Como gran defensor de la danza, creo que está en un momento estupendo porque hay unos creadores y se están haciendo unas cosas que son la hostia. Yo voy a ver cosas de gente joven y es emocionante. Hay un cultivo estupendo. Es maravilloso ver a esos jóvenes. Se está haciendo un trabajo fantástico en ese aspecto. Ahora, ¿hay quien recoja todo eso? No, no hay quien recoja todo eso y eso me inquieta y me preocupa. Nosotros somos una compañía que llevamos muchos años y, desde nuestro lugar, intentamos dar impulso a esos jóvenes creadores, porque hacemos muchísimos trabajos para ellos, para crear cultivo, pero no es nuestro cometido, son las instituciones y no están recogiendo la pelota. Yo no estoy en absoluto de acuerdo con los programas que se están haciendo. ¿Qué tenemos o que hay para la danza? Las nuevas decisiones que se están tomando me preocupan. Los cambios siempre te mantienen muy alerta y ahora justo estamos en un momento de cambio por todos los lados. Yo te hablo desde un lugar más local, te estoy hablando de lo que es Madrid, pero creo que todo eso se ramifica a todo el territorio. Pero en Madrid hay una inestabilidad que el sector no tiene por qué sufrir. Al sector se le tiene que proteger y al creador se le tiene que proteger. Con las instituciones tengo una relación estupenda, pero yo hago mi trabajo y el que arriesga soy yo. Quiero decir, el que produce, el que dirige, el que interpreta, el que se gasta la pasta, el que hipoteca su casa para hacer esas producciones, soy yo. Por supuesto que tengo ayudas, pero las ayudas de producción son un 30% de la totalidad de la de la producción. Pero sí creo que hay un tejido increíble, que también hay que apoyarse en eso, no solo ver esa parte negativa, sino creo que hay que ver también desde el lado positivo. A la sede de Losdedae vienen coreógrafos jóvenes constantemente a hacer unos trabajos increíbles, ya quisiera yo tener esa capacidad de creación que tienen ellos, porque me vienen además con mucha fuerza.

 

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