8 de marzo. Qué celebramos y qué reclamamos
CELEBRAR
El debate es vasto pero voy a centrarme en dos aspectos concretos y a mi modo de ver llamativos. En el lado de la celebración pienso que hay que destacar el talento que desde hace algunos años están demostrando numerosas mujeres en oficios que no hace mucho estaban destinados a los hombres. Hablo de la regiduría, musical y teatral; de las diferentes áreas técnicas: iluminación, maquinaria, sonido…; en la fotografía, los audiovisuales, la dirección técnica. Es visible que ya no solo trabajamos con conocimiento y habilidad en sastrería y peluquería, o maquillaje, que también.
REFLEXIONAR
Echo en falta más compañeras en puestos de dirección, en todos los ámbitos de las artes escénicas. Echo en falta más mujeres en la gestión y producción ejecutiva, en la estela de una Concha Busto. Y esto está ligado, seguramente, al segundo punto que quería abordar: las -en general- inexistentes políticas de conciliación en los teatros (tanto para mujeres como para hombres). Si bien es cierto que esta falta es social, podemos aprender de otros sectores que sí están poniendo en práctica actitudes, planteamientos y políticas mucho más avanzadas. En las organizaciones escénicas tengo la impresión de que no hay un debate sobre ello. Y hay que seguir denunciando que en las entrevistas de trabajo continúen preguntándonos a las mujeres velada o abiertamente (pese a su ilegalidad) acerca de nuestro «momento vital», sobre cómo nos vamos a organizar con nuestros hijos en los estrenos, o cómo nos ocupamos de la crianza… Algo que no preguntarían si nos llamáramos Manuel o Pepe. Esto ocurre cada día en un sector en el que todos nos definimos y sentimos muy progresistas.