Fundadora de Monologamia
La cómica, actriz y monologuista nos cuenta cómo le está afectando el COVID-19
Por Jorge Gª Palomo/@jorgegpalomo
Lo primero de todo: ¿Cómo estás?
Aprovechando el tiempo para engancharme a series de comedia.
Ahora os preguntamos por cosas concretas a raíz del coronavirus, pero antes: ¿por qué “hacer el humor” en estos tiempos?
Cito a Fernando Moraño: es la mejor manera de humillar a la muerte.
Con la actividad escénica interrumpida, ¿estáis pudiendo desarrollar otras actividades: gestión, contacto con las instituciones, preparación y difusión de recursos digitales…?
Escribir nuevas rutinas, promocionar contenidos y crear nuevos contenidos aunque sean desde casa.
Cuando escucháis lo del teletrabajo como recomendación gubernamental: ¿qué sentís?
Que no todo se puede teletrabajar.
¿Qué ha supuesto esta situación para vosotros a nivel de puestos de trabajo de forma directa? ¿Habéis tenido que prescindir de alguien de vuestro equipo o podéis mantener vuestra estructura de trabajo?
Por ahora seguimos el mismo equipo trabajando a media máquina.
E indirectamente… ¿Cuántos espectáculos vamos a dejar de ver en vuestra sala y cuántas compañías se ven afectadas?
Muchísimas pero, como aún hay tanta incertidumbre, los cálculos numéricos ahora mismo no son reales.
¿Cuáles creéis que van a ser para vosotros las repercusiones a largo plazo de esta crisis del COVID-19? ¿De qué forma lo vais a sufrir de cara al futuro?
Muchos, pero no he querido echar cuentas para evitar la depresión. Creo que el retorno va ser muy duro, porque está afectando económicamente a todos los ciudadanos, pero nos dejará buen material de comedia para próximos escenarios.
Se está hablando mucho de las medidas que ha tomado el Gobierno. ¿Creéis que son suficientes para la cultura a nivel general y para vosotros en particular?
La verdad, no sé si llegarán a ser suficientes pero, al carecer de industria, creo que posiblemente no sean suficiente.
¿Qué necesitáis vosotros particularmente de las instituciones en un momento así?
Vamos a necesitar mucho apoyo, los artistas de la comedia estamos muy poco protegidos, no tenemos ni epígrafe propio. Muchos no son ni autónomos y mucho menos están dados de alta. Hay comediantes que van a tener que abandonar la profesión cuando salgamos de esto. Nuestra economía en general será frágil, por lo tanto, va ser muy difícil que la gente pueda gastar dinero en ir al teatro o en los clubes de comedia. Además, se acerca el verano, donde los espectáculos pegan un bajón de espectadores… Esto es una catástrofe para nuestro sector.
Para atacar a este sector siempre se habla de que la cultura está muy subvencionada, pero llega una situación como esta o una crisis económica y vemos que es un sector que sufre mucho y en casi todos los niveles. ¿Por qué la sociedad no reconoce al sector como debería? ¿Por qué siempre le dan de lado?
Ya les cuesta reconocer que nuestra profesión es una profesión: a veces creen que hacer lo que te gusta no es trabajo y hasta parece que está mal que cobremos por ello. Y la comedia es un trabajo que lleva muchísima preparación antes de poder cobrar. Y cuando ya empezamos a cobrar es muy inestable. Todavía hay mucho desconocimiento sobre nuestra profesión. Hay gente que aún se cree que subimos y vamos contando lo que se nos ocurre y ni se imaginan que son horas de preparación. El comediante trabaja las 24 horas, no hay horario para nosotros y las reuniones de ocio en muchos casos se convierten en trabajo. Y sin olvidar todo el trabajo de redes, edición de vídeos, memes, fotos, promoción de shows. Pero cuando mostramos nuestro material ya preparado en una espectáculo de pago y que ha pasado por todo este proceso, tenemos que mostrarlo enmarcado en una espontaneidad como si estuvieras hablando con unos colegas en el bar. Ese es nuestro trabajo: es difícil reconocer que es un trabajo cuando no lo parece.