“Si tuviera una vida por delante -yo, que estoy a punto de morir-, la pasaría relatando esta historia sin pararme nunca, mil veces, para comprender qué quiere decir que la verdad solo se concede al horror, y que para alcanzarla hemos tenido que pasar por este infierno, para verla hemos tenido que destruirnos unos a otros, para poseerla hemos tenido que convertirnos en bestias feroces, para sacarla de su escondrijo hemos tenido que desgarrarnos de dolor. Y para ser verdaderos hemos tenido que morir”. Este fragmento del libro Océano Mar, interpretado por Cyan, el protagonista de la obra, nos plantea el hilo conductor de Blue, un proyecto existencialista que tiene como objetivo visibilizar la salud mental de los jóvenes de la generación de los noventa. Cyan se identifica con el capítulo Vientre de mar, una metáfora directa de la muerte y el suicidio a través de un naufragio. El agua, los diferentes tonos de azul y la sensación de ser un náufrago experimentando lo más hondo de la vida crean una estética melancólica y poética que tiñen a la perfección la energía de este proyecto.

 

RETRATO EN PRIMERA PERSONA SOBRE LA SALUD MENTAL

Inspirado en la experiencia de la autora, Olympia Sotelino habla en primera persona de la salud mental de los jóvenes de forma cruda, sin adornos y sin estigmatización ni morbo. Sotelino explica que la poética, la metáfora y la disociación de la realidad son claves para poder hablar de la muerte sin que el morbo aparezca. Es una obra incómoda y directa que cuenta situaciones reales que le sucedieron a la autora y a personas cercanas de su entorno. “Utilizo mi experiencia como pretexto para hablar de una situación generacional, por eso es una autoficción para cuatro personajes y no un monólogo”. La obra también cuenta con influencias de poetas confesionales (o poetas suicidas, como les llama la autora) como Sylvia Plath, Anne Sexton, Alfonsina Storni o Sarah Kane.

El texto presenta datos alarmantes de la salud mental de los jóvenes y reflexiona sobre la siguiente pregunta ¿qué es lo que está pasando con la generación joven de nuestros días para que tengan la cifra más alta de suicidio registrada hasta la fecha?

Sotelino asegura que las causas de esta preocupante situación provienen de diferentes motivos. En primer lugar, menciona el concepto de la modernidad líquida de Zygmunt Bauman, que defiende que las realidades sólidas de las generaciones anteriores han desaparecido y que actualmente vivimos en un mundo más incierto y provisional, lleno de dudas y nuevas preocupaciones. También se inspira en la filosofía de Foucault para explicar los cambios de la nueva realidad socioeconómica y cultural. El equipo de la obra rechaza el discurso de la ‘Teoría del contagio’ y habla del suicidio como un acto rebelión y de inconformidad con la vida, haciendo una crítica al capitalismo como “un sistema violento, competitivo y agresivo que nos enseña a ser depredadores y a comernos los unos a los otros”, explica la autora.

 

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EL INFINITO DEBATE SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE

La dramaturgia de la obra gira alrededor de dos ideas que se van entretejiendo durante toda la pieza. La primera es debatir sobre lo que consideramos que significa morir, y, por lo tanto, lo que significa vivir. Cyan, interpretado por Hugo De la Vega, se sumerge en un viaje a través de unos testimonios ajenos para entender el auténtico significado de vivir y de morir. “La muerte no puede existir sin la vida y viceversa y es que ahora que estoy muerto es cuando he empezado a comprender lo que es la vida, pero cuando estaba en vida no podía comprender la muerte”, explica De la Vega.

El otro es el concepto del recuerdo o de no tenerlo, más bien. “Yo tuve una adolescencia con varios episodios traumáticos, relacionados con el maltrato, que mi cerebro ha borrado deliberadamente. Esta incapacidad física y emocional para recordar la época más traumática, y por lo tanto, más dramática de mi vida, me hizo ponerme a pensar, más que en esos recuerdos, en lo que representaba esta incapacidad para mi identidad”, explica la autora. La obra pone sobre la mesa la idea de ‘amnesia disociativa’ basada en la propia experiencia de Sotelino y plantea cuál es la finalidad de recordar o no del no recordar.

 

FIESTA TEMÁTICA TINTADA DE AZUL

La obra propone una investigación plástica sobre el color azul y su asociación con la tristeza mezclado con el elemento acuático del agua, utilizado históricamente para hacer metáforas sobre la melancolía como hundirse o ahogarse. “Todo es azul, es como una fiesta temática”, explica Sotelino. Los nombres de los protagonistas, Cyan (el ya mencionado Hugo de la Vega), Klain (Lucas Ares), Celeste (Ouyang Zhou) y Cobalto (la propia Olympia Sotelino), siguen esta misma línea para potenciar el proceso estético y conceptual de la obra. Ambientada en una ciudad abandonada durante una noche, Blue tiene una estética apocalíptica contemporánea, de videojuego, con referencias a estilos muy actuales como el cyberpunk, a la animación japonesa y al movimiento emo de los 2000. Sotelino rinde homenaje a los animes donde ella se refugiaba en su adolescencia y explica que este cobijo y protección en los cómics japoneses es una de las pocas cosas que recuerda de su época de pubertad, “ es una referencia directa a mi yo del pasado”, asegura la autora.

Alba Trapero, escenógrafa y videoescenista del proyecto, explica que en la obra se utilizan distintos lenguajes visuales para apoyar la puesta en escena. “La escenografía  como un no-lugar, un lugar de espera, que apoya a la narrativa de los personajes que no pueden salir de allí. La iluminación como hilo conductor durante toda la obra, crea espacios oníricos y por último la video escena, apoyando con imágenes al texto, aporta referencias culturales y estéticas de este universo aesthetic en el que queremos que se adentre el espectador”.  La autora asegura, además, que es una propuesta postdramática que mezcla el teatro narrativo con el asociativo collage, proponiendo piezas que se dividen y que tratan diferentes puntos de vista sobre la misma cuestión.

 

EXLÍMITE ABRE LAS PUERTAS AL PROYECTO

Olympia Sotelino se estrena en el ámbito profesional con esta obra en la que dirige y actúa su propio texto. Ella misma afirma “que no sabe si esto va a volver a suceder’’. La obra se podrá ver el 19, 20 y 21 de mayo en la sala exlímite con la cual han hecho una colaboración. Desde la compañía agradecen la confianza del equipo de la sala, asegurando que esta oportunidad significará un punto de partida para empezar a mover la obra. exlímite está dotando de tiempo y espacio a las compañías emergentes para que puedan abrirse al mundo, mostrar sus trabajos y consolidar su propio lenguaje. Una labor impagable la que está haciendo el espacio de Usera, ofreciendo una gran ventana al mundo a las jóvenes creadoras de que se oiga su voz, para que no queden apagadas por el ruido insustancial que provoca la multitud.

 

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