El próximo mes de julio se cumplirán 3 años de la apertura de Espacio Abierto Quinta de los Molinos, el centro que ocupa el rehabilitado antiguo palacete situado dentro del parque que le da nombre en el distrito de San Blas-Canillejas. Un período que ha servido para ver crecer y florecer este oasis de reunión y creación artística concebido específicamente para la infancia y la adolescencia. En junio, aprovechando que la tercera edición de una de las iniciativas que mejor definen su filosofía, Mundo Quinta, subirá al escenario de su auditorio la obra Érase una vez… (19 y 20 de junio), queremos descubrir cómo han sido capaces de crear en tan poco tiempo, con cierre por la pandemia de por medio, una auténtica comunidad, casi una gran familia, en la que responsables, creadores, formadores y todos los que disfrutan de las diversas actividades aportan por igual al proyecto.
Por (y para) lxs niñxs y adolescentes
Por David Hinarejos
Cruzar las puertas del recinto que alberga Espacio Abierto es, como ya apuntábamos, entrar en un auténtico oasis en medio de la agitación de la ciudad. Su maravilloso entorno natural sólo es el preámbulo de la acogedora y original reforma que ahora presenta el palacete de estilo prerracionalista. Sin embargo, todo sería simplemente un atractivo envoltorio sin el sostén de un sólido proyecto cultural detrás. Y aunque sabemos que no se encontrará cómoda ante este reconocimiento, hay que decir que la responsable de dotar de alma y contenido al mismo es la directora artística del centro, Beatriz de Torres. Su pasión por crear un espacio concebido desde la base para niñxs y adolescentes y su experiencia y trabajo para que la creación artística sea el eje vertebrador de cada iniciativa ha logrado que Espacio Abierto tenga una identidad propia y diferente. En sus propias palabras: “un proyecto que por un lado tiene unas instalaciones pensadas y adaptadas para que nuestro público pueda utilizar libremente, y que por otro está atravesado por el arte y por propuestas de calidad creadas por profesionales con una formación y experiencia específica para trabajar con cada franja de edad a la que nos dirigimos”. Algo que tiene un gran valor si consideramos que “no existe una oferta cultural parecida en nuestra ciudad y que nosotros conozcamos tampoco en España».
Aquí, los menores son los auténticos protagonistas, los papás y mamás, o los abuelos y abuelas, pueden venir y también disfrutarlo, pero básicamente como acompañantes”. El éxito se mide por las positivas reacciones del público que asiste: tanto el de los alrededores, que aprovechan más el espacio diariamente para pasar la tarde, como el de cualquier parte de Madrid y fuera de la capital que se acerca más a participar en las actividades concretas o asistir a los espectáculos. Los comentarios van desde el agradecimiento por albergar esta oferta de ocio tan especial y el entusiasmo por la decoración y el edificio en sí hasta mostrar cierto pesar por no poder disponer de un Espacio Abierto en cada barrio de la ciudad o más cercano a dónde viven.
Creatividad contagiosa
Uno de los lemas de Espacio Abierto desde que inició su andadura proclama: “La creatividad es contagiosa ¡Pásala!”. Una explicación perfecta para comprender qué mueve a todo el equipo y red de colaboradores que trabajan en las bambalinas del centro. Compartir filosofía y compromiso a veces no es sencillo y para lograrlo cada persona tiene que sentirse escuchada y valorada. “Durante décadas para niños ha albergado mucho cutrerío, tanto por parte de los profesionales que lo veían como un extra para cubrir el mes o el expediente como para los centros que no se preocupaban de la calidad de los espectáculos. Aquí seleccionamos mucho a los creadores y organizadores de actividades, pero también les tratamos muy bien. No están muy acostumbrados a eso porque a los profesionales que dedican a trabajar con niñxs en muchos sitios se les ve como de segunda categoría. Para nosotros son de primera división y escuchamos sus opiniones y nos encanta que nos propongan nuevas ideas”, explica la directora.
Esta cercanía y respeto por el trabajo de calidad está siendo respaldada por toda una serie de artistas y expertos de diferentes disciplinas que están ya muy vinculados al centro: la creadora escénica Andrea Díaz Reboredo, el artista urbano OTTSTUFF, el prestigioso coreógrafo Chevi Muraday, el rapero El Chojin, las pedagogas Vesna Stegnar y Leire Amonarriz, la editorial de Filosofía para niños Wonder Power o la dramaturga y pedagoga Itziar Pascual (Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2019), entre otras muchas. Sin embargo, a la hora de crear comunidad también las familias tienen que sentirse parte activa de todo lo que sucede: “cuando nos descubren y comprueban cómo pueden moverse libremente por todo el espacio y conocer y hablar con los responsables de una forma directa, mucha gente nos recomienda actividades o artistas. Cuando ven que muchas de esas sugerencias luego las llevamos a cabo les hace sentir muy partícipes del proyecto”.
El contagio del que hablábamos ha llegado hasta a los responsables del cuidado del entorno de Quinta de los Molinos. “Vamos poco a poco haciendo cosas fuera, ya que hay que tener en cuenta que al ser un Parque Histórico todo tiene sus permisos y normas. Nuestro centro de acción es el edificio, pero ya regularmente hacemos instalaciones de arte y naturaleza y alguna actividad. Los de Medio Ambiente, que son los que cuidan el parque, al principio yo creo que pensaban: ¡Cómo vas a llenar este parque de familias para que lo destrocen! (risas). Y se están dando cuenta que la gente es muy respetuosa y van cediendo más”.
Los proyectos de La Quinta
Además de espacios de entretenimiento como la Urbanoteca (de 0 a 12 años), #PlayQuinta (de 13 a 18 años) o diferentes aulas para actividades, Espacio Abierto alberga diferentes proyectos propios (La Quinta Crea, La Quinta Con-Ciencia, La Quinta en Compañía) o en colaboración con distintas asociaciones. Dentro de estos últimos se encuentran dos de los más importantes: Mundo Quinta, de la que hablaremos más adelante, y La Quinta Cocina, un programa desarrollado junto a la ONG CESAL que, a través de la gestión del bar/restaurante del edificio, crea un espacio solidario donde se promueve la formación y la inserción sociolaboral de jóvenes vulnerables. Para Beatriz de Torres “es increíble ver a chicos y chicas que muchas veces vienen de situaciones muy muy complicadas cómo se encargan de llevar a cabo todas las tareas de una manera responsable y cómo cuidan el espacio y establecen vínculos. Hay que decir que aquí hemos tenido desde chicos pertenecientes a bandas hasta inmigrantes que han cumplido los 18 años y literalmente se ha quedado en la calle. Hemos vivido situaciones complicadas, pero nos han demostrado que existen muchos prejuicios injustificados. Recuerdo que cuando estábamos a punto de abrir, nos dijeron que deberíamos poner arcos de seguridad si queríamos un espacio en el que cualquiera pudiera deambular y estar el tiempo que quisiera. Nos negamos, era la antítesis de los que buscábamos. Pongo un ejemplo: no ha faltado desde que abrimos ni un juego, ni fichas, ni libros de los espacios de ocio, siendo la entrada libre y sin control”.
Atraer a lxs adolescentes
Sin duda, Mundo Quinta en este apartado es una de las iniciativas con la que se sienten más orgullosos desde Espacio Abierto: “Es un ejemplo perfecto del tipo de proyectos que buscábamos para ofrecer a adolescentes entre 13 y 18 años”, afirma entusiasmada la directora del centro. “Es que, si para niños conseguir formar una oferta de calidad es difícil, para adolescentes es infinitamente más complicado. Hay muy poco. Sin embargo, lo que pasa es que es un público que cuando lo enganchas es muy fiel y apasionado. Recuerdo que cuando me hicieron el encargo de poner en pie Espacio Abierto me extrañó que no se reflejara en las líneas generales de actuación ofrecer algo para esta edad. Para mí, por otro lado, era importantísimo darles cosas en las que pudieran participar, espectáculos que les pudieran gustar. Obviamente requiere un gran esfuerzo y mucho tiempo y paciencia”.
El caso del espacio de #PlayQuinta es uno de las líneas de trabajo que más ha costado que funcionara. “Al principio nos costaba mucho atraer a los adolescentes y ahora ves los fines de semana que se juntan 20 o 30 chavales y nos da un subidón importante (risas). A veces simplemente se ponen por grupitos cada uno con su música, otras pues conectan, y a nosotros nos sirve para tirar de los que vienen para que participen en otras actividades. Programar para ellos es muy difícil y hay que ir muy despacio probando cosas, es más fácil si les conoces y escuchas”. Se trata de combinar algo que les atraiga, que les aporte y que, preferiblemente, les de la oportunidad de sentirse partícipes. “Por ejemplo, hemos realizado un ciclo de hip hop, al que costó que acudieran, o talleres de letras de rap con El Chojin que, aunque para ellos es un referente, al principio también costó”.
Otra de las líneas de actuación, en este caso truncada por la pandemia, es la de acuerdos con institutos para que acudan a ver un espectáculo o realizar una actividad. Justo acababan de comenzar en febrero de 2020 cuando se tuvo que parar por el Covid-19, pero en breve esperan poder retomar la colaboración, lo que supondría también dar más trabajo a diario a compañías y creadores.
Mundo Quinta
La orientación de Espacio Abierto hacia la franja de edad de 13 a 18 años se plasmó desde el inicio en el proyecto Mundo Quinta. “Lo tenía muy claro desde antes de abrir -explica de Torres-. Quería crear aquí una línea de trabajo escénico para construir espectáculos hechos por ellos, que surgieran de sus inquietudes, que fueran construidos casi artesanalmente por ellos y que, además, tuvieran una calidad determinada para mostrarlo al público habitual de otras compañías que traemos. No buscaba un curso de teatro y luego hacer una exhibición para los padres y madres. La prueba está en que yo le hago hueco a su montaje en la programación regular del espacio tanto en junio como en septiembre. El siguiente paso es conseguir que la obra salga a otros centros, aunque es complicado a nivel administrativo siendo menores”. Este junio acaba la tercera edición de Mundo Quinta y con ella termina el ciclo de tres años que como máximo pueden participar los chicxs, teniendo también en cuenta que el límite de edad es hasta los 18 años. Al final sólo se ofertan 20 plazas cada temporada y algunos participantes han estado apuntados desde el primer año, aunque cada año haya incorporaciones y bajas. “Nos gustaría poder albergar a otro grupo nuevo y que los que ya llevan 3 años pudieran continuar de alguna manera en otro más avanzado, tanto ellos como muchos padres nos lo han pedido reiteradas veces, pero el presupuesto es el que es al final. Estamos buscando alternativas”.
The Cross Border Project fue la compañía elegida para poner en pie el proyecto. La directora de Espacio Abierto tuvo clara la elección porque “conocía el trabajo de Lucía Miranda (fundadora de The Cross Border Proyect en 2012) con The Cross y la línea que llevaban era perfecta para la idea que tenía. Creo que fue un gran acierto porque cuando los ves trabajar te das cuenta de su profesionalidad, de cómo saben comunicarse con los chavales y conectar con ellos, siendo al tiempo muy exigentes”. En el centro la cara visible de la institución liderada por Miranda es Belén de Santiago, que se ha encargado durante estos estos tres años de vida de Mundo Quinta, los dos primeros junto a Nacho Bilbao, de dirigir al grupo de adolescentes. Para ella lo que proponía la dirección de Espacio Abierto “es el tipo de proyecto que llevamos a cabo en The Cross Border Proyect”. Es normal esta sintonía teniendo en cuenta que en su ADN está la unión de tres conceptos: teatro, educación y transformación social. Así que con ellos a bordo se pudo concretar la creación de ese espacio de trabajo en el que los chicxs pudieran desarrollar un espectáculo, pero también en el que pudieran pensar, reflexionar, compartir e, incluso, soltar el estrés de su día a día.
Vídeo resumen del primer espectáculo de Mundo Quinta, #NoFilter.
Vídeo resumen del primer espectáculo de Mundo Quinta, #NiIdea.
Construyendo un espectáculo
Belén de Santiago comenta que cada edición se comienza “creando grupo, generando un espacio seguro, de confianza, donde puedan expresarse sin miedo”. Algo que los chicos y chicas con los que tuvimos el placer de conversar valoraban “porque enseguida se genera un ambiente en el que no te cortas. Muy diferente a otros espacios como el instituto, por ejemplo”. Ellxs destacan que es más difícil abrirse con el resto del grupo que con Belén, que añade “que al final es un proceso muy personal que cada uno lleva a su ritmo”. Aún así, todos afirman que en todo caso la creación de los vínculos es mucho más rápida aquí que en otros ambientes de su vida. Nos cuentan cómo aquí son más respetuosos con las opiniones de cada uno porque “nos apuntamos para eso” y consideran que al venir porque quieren y al encontrar otras personas con intereses parecidos el grupo es más abierto.
Ellxs mismos nos cuentan los siguientes pasos: “Belén nos va poniendo juegos en los que vamos soltándonos y luego empezamos a plantear cosas que nos interesan o preocupan o cómo nos sentimos y ahondamos sobre ello”. De ahí poco a poco cada año van surgiendo las ideas que se desarrollarán en el espectáculo. “Desde el inicio todo lo que hacemos va orientado a crear la obra. De todo lo que se habla, casi con sus mismas palabras, voy creando una dramaturgia que luego repasamos para pensar cómo ponerla sobre el escenario. También invitamos a diferentes artistas a que vengan y aporten su experiencia al proceso”, confirma la directora de esta joven compañía. Lo que van aprendiendo, además, les sirve mucho en otros ámbitos de sus vidas porque como apuntan “ganamos en confianza, en creer que importa lo que tienes que decir. También en saber hablar mejor en público y que se nos entienda”. Este último punto, aclara de Santiago, “obviamente no estudiamos técnica vocal suele hacer un actor, pero trabajamos cómo proyectar la voz o traemos a un profesor de canto con el que un par de días se dedican a este aspecto. Por encima de la técnica lo importante es que entiendan que venimos a comunicar, a contar algo, y que se nos tiene que entender y oír”.
Durante todos los meses que dura la preparación del espectáculo, además de participar en la dramaturgia, el grupo va eligiendo y dando forma a otras facetas del montaje como el vestuario, la escenografía, la música… “ahora mismo algunos están realizando creaciones audiovisuales y proyecciones de cara al espectáculo de este año”, comenta de Santiago. Esta manera de involucrarse en todos los aspectos de creación trae consigo que los participantes en el curso desarrollen un mayor interés por ver otras obras de teatro y por el arte y la cultura en general.
Un mundo sin imaginación
El montaje de este año nacido de Mundo Quinta 3 se titula Érase una vez… y pondrá sobre el escenario el 19 y 20 de junio a 15 jóvenes. Nos resumen la historia como “un grupo de adolescentes confinados en un espacio determinado que, aunque al parecer tienen examen al día siguiente, tienen la cabeza en otro lugar, un sitio extraño donde la imaginación está siendo erradicada”. Explican que la idea surgió del Covid-19 y que lo que querían mostrar “es cómo nos sentimos en la situación actual y eso nos llevó a imaginar cómo sería el mundo si no existiera”. Podemos adelantar que la música será un elemento importante de la puesta en escena y aventurarnos a decir que, si son capaces de trasladar al escenario tan sólo una parte de la energía, la pasión y el compromiso que pudimos ver en ellos, el éxito está asegurado.
Mundo Quinta 3 lo integran: Mundo Quinta lo integran: Allison Ortiz, Andrea Santamaría, Ares B. Fernández, H4r0l0, Itziar G. Licht, Jakov R. Rojas, Javier Hidalgo, Lucía Porras, Lucía Ruiz, Miranda Castrejón López, Pablo Ávila, Ruth Martín, Sara González y Sara Ramírez. También han formado parte del proceso: Lucía San Nicolás, Alberto Espinar, Leonor García, Lucía Murillo, Cloe Ballester y Ángeles Giraldo.