Susana ha enloquecido y se considera una reina que ha sido desplazada del trono por un coronel. El médico que la atiende dice que la única forma de terminar con su delirio es recreando esa fantasía y poniendo fin a la vida del intruso frente a los ojos de ella, confía ciegamente en que el horror que provocará esa imagen terminará definitivamente con los fantasmas que la acechan… pero la demencia no es tal: todo es una farsa creada por un grupo de jóvenes artistas que persiguen divertir al público a costa de la ingenuidad de un vendedor de mantequilla a quien convencen de la mentira y de ser partícipe interpretando al coronel.
La Farsa Trágica de Roberto Arlt revive en un crudo testamento que metaforiza el sistema en el que vivimos, poniendo en el centro de la escena la corrupción del ser humano y el placer que encuentra en lo destructivo.