Fotos: Aitor Matauco
QuitamiedoS plantea que desde que una persona muere hasta que su cuerpo se enfría y se funde con la temperatura ambiente, se está produciendo un encuentro: el del fallecido con su ángel de la guarda. La función tiene la duración de ese encuentro, donde el tiempo se mide en grados centígrados. Una curva de una carretera comarcal, con un quitamiedos roto después de un accidente de tráfico, es el contexto para descubrir una visión singular de la muerte, poética y desacralizada, y los datos de una biografía (la del accidentado) cuyas piezas no acaban de encajar en la versión oficial del accidente.
El contexto es trágico y fantástico al mismo tiempo. En él, esa especie de purgatorio donde el tiempo se mide en grados centígrados es más bien una excusa, una manera de salir de la vida para poder observarla con perspectiva. QuitamiedoS no pretende en absoluto ser un espectáculo solemne. Tiene un perfume de auto sacramental y, al mismo tiempo, trazas de fábula de serie B. Aspira, por encima de todo, a ser un espectáculo poético, divertido y emocionante que aluda a cuestiones trascendentales de nuestra existencia: la vida, la muerte, el amor y sus contradicciones, la paternidad, el suicidio… pero siempre desde la anécdota más sencilla, desde el juego teatral y desde la metáfora.