Fotos: Adrián Martín
Vamos construyendo nuestra vida a través de las palabras. Las que decimos, las que nos dicen, las que leemos, las que nos enseñan. Pero, ¿qué sucede cuando las palabras comienzan a pesar?, ¿en qué momento lo hacen? y, ¿qué sucedería si, de repente, nos quedáramos sin ellas? Las creadoras Amaia Bono y Damián Montesdeoca han indagado en estas cuestiones y el resultado es Palabrería pesada un intento de musical pseudo-cantado, compuesto e interpretado por ellas mismas.
Que quede claro. A pesar de la cercanía de la sala donde se representa con Gran Vía, poco tiene que ver este musical con las producciones musicales del Broadway madrileño. Aquí no veremos grandes artificios, ni cuerpos de baile haciendo piruetas, ni a una soprano entonar el All by myself. Pero, Bono y Montesdeoca cantarán o, más bien, darán el cante en una pieza que estudia el peso de la palabra desde un tono crítico, absurdo y humorístico.
Palabrería pesada sobrevuela, profundiza y se sumerge en el lenguaje. Una temática que el dúo lleva investigando desde hace cinco años con otros montajes como Cuando las cobras cosan sentido (2018), Ahora_Ya (2018), o La Repetición (2021). Todos ellos con un nexo común: abordar el lenguaje con una perspectiva analítica, crítica y reflexiva, pero siempre desde el ingenio, la socarronería, el juego y el disfrute del momento presente. «Desde que nos conocimos, nuestra manera de comunicarnos ha sido desde el juego con las palabras, esto que nos pasaba en la vida era casi irremediable que lo lleváramos a escena. Hemos desarrollado una manera de relacionarnos con el lenguaje totalmente propia y estimulante. Nos retamos, nos lanzamos juegos y nos completamos las palabras o frases», apuntan las dos.
En esta ocasión el trabajo escénico se compone de tres juegos diferenciados que se desarrollan partiendo de estrategias con las que persiguen desarticular, materializar y pervertir el lenguaje. Así, asistimos a un espectáculo en el que observamos cómo las palabras se llevan al límite, explorando todas sus posibilidades literarias, sonoras, corporales o espaciales. Una vorágine en la que significante y significado acaban por desvirtuarse.