Medea habla del abandono y el escenario es la desolación del alma. Pero más que el abandono de la manada, del amante o de Dios, esta obra trata del abandono a que nosotras mismas nos entregamos. Jasón traiciona a Medea y a sus hijos por su sed de poder; y Medea se traiciona a ella misma y a todo lo que le es caro por su sed de amor. Dos caras de la misma moneda.
Esta es su tragedia. Y en un escenario así, que proyecto, qué relación, qué país puede prosperar? ¿Es posible que algo florezca cuando falta lo primordial, la relación con nosotros mismos? Este trabajo invita a una actualización del espíritu, de tú a tú. Y, por consiguiente, a un cuestionamiento: ¿qué pasa cuando nos habita una guerra interior, cuando nuestra alma está sin alimento? No solo a título personal, sino como generadores de contenido histórico, cultural, en la calidad de tejido social y, en última instancia, como planeta.