La Pastilla de la Felicidad
En un futuro no muy lejano, en el que solo nos comunicaremos a través de las redes sociales, surgirá un nueva enfermedad: el T.A.S (Trastorno de Aislamiento Social). Dos productos prometen curar ese trastorno: un método de autoayuda impartido por un gurú de las redes y un fármaco, la Solitudipina, cuyo eslogan es «la pastilla de la felicidad».
Una distopía cercana
Carla Guimaraes, la autora: «Nuestra distopía plantea una alarma en un mañana no muy alejado del hoy. Dibujamos paisajes con altos niveles de dependencia. Necesitamos ser felices, ansiamos serlo y por supuesto, que lo aprueben los demás».
Gustavo del Río, el director: «El uso de apps organiza de una manera nueva nuestro lenguaje y nos comunicamos de una forma diferente a como lo hacíamos hace un tiempo. Pensando en las dramaturgias de dentro de veinte años, me pregunto cómo se elaborarán las escrituras, la forma de redactar y la visión escénica de lo narrado».
¿Por qué duele la felicidad?
Dos temas están en el inicio de la investigación. Por un lado, la imagen, su poder y su manipulación; por otro, las redes sociales, donde exponemos en público esa imagen y el texto que la acompaña. ¿Podemos diseñar nuestra propia felicidad? Si es así, ¿es de mejor o peor calidad que la que surge de forma espontánea?
“Preferimos tratar la tristeza profunda con antidepresivos y la angustia con ansiolíticos en lugar de preguntarnos si, quizás, nuestra situación personal y nuestro modo de vida son las causas de esos problemas mentales. Es comprensible que, como sociedad, no hagamos ese cuestionamiento porque seguramente nos llevaría a poner en jaque todo el sistema”.