Fotos: Carlos Vizzotto
Buenos Aires, 1945. Al finalizar la función del estreno mundial de La Casa de Bernarda Alba, Margarita Xirgu vuelve emocionada a su camarín en el Teatro Avenida.
Allí comprueba que el teatro es un ritual de invocación: atraído por la gran interpretación de su actriz predilecta, Federico García Lorca aparece para festejar el éxito y celebrar su amistad, impulsándola a tomar una importante decisión.