Esta videoinstalación se basa en una representación espectral de todos los nombres. Todos los sustantivos que aparecen en el diccionario italiano (y luego traducidos a otras lenguas) se proyectan, en una secuencia, uno a uno, en una pantalla gigante.
Estos sustantivos representan potencialmente todos los objetos de la realidad que tienen un nombre. La velocidad de esta secuencia viene dada por nuestra capacidad, determinada por nuestra retina y nuestra memoria, de retener una palabra que aparece en un instante, con una duración de una vigésima de segundo. Esto constriñe nuestra mirada, que pronto alcanza un punto de inflexión en el que se produce una fusión, justo antes de que nuestra percepción pierda el control. En el parpadeo resultante, ya no es posible distinguir los términos individuales. En la situación límite creada por esta serie frenética de palabras, algunas de ellas dejarán huella en la corteza visual de cada espectador, mientras que otras, la mayoría, se perderán. El espectador, indefenso al ser tratado de este modo, se ve sometido a la palabra humana, como una cuestión de cantidad. No el qué, sino el cuánto. Este furioso fardo de sustantivos no deja lugar a la elección ni al discernimiento. El núcleo del lenguaje vuelve al ruido blanco, que conduce al caos.
Il Terzo Reich es la imagen de una comunicación impuesta, obligatoria, cuya violencia va pareja a su pretensión de igualdad. Aquí, el lenguaje-máquina agota esferas enteras de la realidad, ya que los sustantivos son todos iguales, producidos mecánicamente en serie, como edificios prefabricados en un saber que no deja lugar a escapatoria.
Todas las pausas son abolidas, ocupadas. La pausa, o la ausencia de palabras, se convierte en un campo de batalla para las palabras y su agresión militar; los sustantivos del diccionario, proyectados en la pantalla, son banderas plantadas en una tierra conquistada.
La proyección irá precedida de una acción simbólica en la que un intérprete dará vida a una ceremonia en la que se ‘enciende’ el lenguaje. El sonido que acompañará la instalación, compuesto por Scott Gibbons, será apodíctico.