Fotos: Sergio Parra
A Tirso de Molina no solo le debemos la creación de Don Juan, uno de los mitos que quizá junto con Hamlet, Don Quijote y Fausto han llegado a ser algunos de los elementos fundacionales de la cultura europea. También le debemos una de las articulaciones más sorprendentes por su libertad y fuerza en cuanto a personajes femeninos se refiere.
Tirso de Molina se somete, en su vergonzoso en palacio, a una de las grandes convenciones teatrales de su época: la dificultad del amor entre clases sociales diferentes, pero lo hace recorriendo un camino que seguirán Marivaux, Lope de Vega, Beaumarchais o Goldoni. Y en ese camino traza la maravilla de su comedia de enredos, equívocos, transgresiones y profundidades psicológicas de unos personajes que nacen en las primeras décadas del siglo XVII.