En 1592, Christopher Marlowe escribió una obra teatral sobre el monarca inglés Eduardo II (reinando desde 1307 hasta 1327). Su punto de partida es la llegada de Gaveston (amante del rey) del exilio, desatando la ira de los nobles. Éstos, en compañía de la reina Isabel de Francia, urdirán un plan para destronar al monarca.
A Hero y Leandro no les estaba permitido amarse. A pesar de ello, cada noche Leandro atravesaba a nado el estrecho de Sestos, guiado por una lámpara que Hero dejaba prendida en su torre. Así, los dos amantes se gozaban en secreto.
En la obra sobre Eduardo II escrita por Marlowe, Gaveston asegura al rey inglés que, como Leandro, cruzaría los mares a nado para volver a verlo. Su regreso del exilio ha desatado la ira de los nobles, que urdirán, junto a la reina, un plan para destronar al monarca. El final de la historia de Hero y Leandro es trágico. Una noche, el viento apagó la lámpara de Hero y su amado se ahogó. El final de Eduardo II y Gaveston también lo es. Y, siglos después, el de Andersen, Wilde, Lorca, Turing… Bienvenidxs al teatro. Empecemos mejor por el principio.