“Somos lo que nos sorprende. Somos también aquello que aún no entendemos, pero sentimos como propio”, decía sobre el Festival de Otoño su director artístico, Alberto Conejero, en la presentación de su cuadragésimo primera edición, la cuarta de su director quien, agradecido, celebraba que en estos cuatro años la ocupación haya rondado el 90% “aun en tiempos de pandemia”, además de señalar que es “el mejor porcentaje en relación presupuesto-recaudación de su historia”. Logros a los que habría que sumar la paulatina descentralización de su programación, abriéndola a los diferentes municipios de la Comunidad de Madrid y la incorporación de nuevos espacios dentro de la capital como el Teatro de La Comedia o el Círculo de Bellas Artes, lugar donde se celebró la presentación.
Esta edición toma casi como lema que “lo híbrido sea cada vez más la norma”, tanto en estilos y lenguajes como en los encuentros entre figuras consagradas y emergentes. “Un Festival de Otoño con un enorme anhelo de emoción y reflexión y con una programación heterogénea, como los poemas que configuran un poemario o las teselas de un mosaico, todas distintas para formar una gran experiencia”.
LOS GRANDES NOMBRES INTERNACIONALES
La oportunidad de poder conocer algunos trabajos de compañías y artistas internacionales vienen dadas gracias a la programación de los festivales, en este caso algunas de las citas más esperadas serán las de Dimitris Papaioannou, que presentará INK junto a Suka Horn, nueva propuesta con la que continúa explorando la belleza y la poética plástica. Ivo van Hove que pondrá en escena Quién mató a mi padre de Édourd Louis. Además, asistiremos al regreso al festival, después de 12 años de ausencia, de Sasha Waltz. Milo Rau jugará a combinar los lenguajes del cine y el teatro con Antígona en el Amazonas o Catherine Gaudet con Les jolie choses, a partir de la música maquinal de Antoine Berthiaume.
En cuanto a la presencia latinoamericana, en esta edición podremos ver Encuentros breves con hombres repulsivos, pieza dirigida por Daniel Veronese donde se exploran las distintas masculinidades. La Comedia Nacional de Montevideo visitará el festival con Constante, a partir de El príncipe constante de Calderón, dirigida por Gabriel Calderón. Y con motivo del 50º aniversario del golpe militar que derrocó a Salvador Allende en Chile, llegará Villa de Guillermo Calderón, 12 años después de su estreno.
REPRESENTACIÓN NACIONAL
La responsable de abrir la programación de esta edición será Angélica Liddell, quien presentará Liebestod, inspirada en el torero Juan Belmonte. También asistiremos a los estrenos absolutos de la trilogía Bekristien/Cristianos de La Phármaco y Estudios elementales de Jesús Rubio Gamo. También dentro del terreno de la danza, el festival contará con la doble presencia de la compañía Mal Pelo con The Mountain, the Truth & the Paradise y Double Infinite. The Bluebird Call. En cuanto a lo teatral, nos encontramos El lector por horas de José Sanchis Sinisterra, La gran cacería de Juan Mayorga, a Marian Goiricelaya y su premiada versión de Yerma, o Albert Boronat con Una cada en la montaña.
Además, programación nos acerca algún que otro tándem tan estimulante y apetecible como los conformados por Nao Albet y Marcel Borrás, con una anti-autoficción que escenifica su separación como pareja artística; María Velasco y Tulsa con Amadora, Lobato & Rojas que nos presentan Sodoma, Shaday Larios y Jomi Oligor y su agencia de detectives de objetos; o Eva Rufo junto a Enrico Barbaro en un recital electrónico de ‘inconfesiones’ feminista en Yo deseo.
El teatro emergente encontrará su espacios desde el SURGE MADRID en Otoño con los trabajos de Silbatriz Pons con Esquizofonía, y Contención mecánica, de la compañía Teatro de los Invisibles.
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