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El intenso y violento viaje de Irene Escolar a Finlandia

“Es una función que va a generar muchísima controversia”

 

La actriz e Israel Elejalde protagonizan Finlandia, la primera obra de Pascal Rambert en castellano. Ambos repiten con el director y dramaturgo francés tras Hermanas y La clausura del amor, respectivamente, para meterse en la piel de una pareja que disputa la custodia de su hija. En una fría habitación de hotel de Helsinki asistiremos a una virulenta batalla que hará aflorar lo peor de cada uno, fiel reflejo, a su vez, de ciertos valores anclados en nuestra sociedad. La obra estará en el Teatro de la Abadía del 22 de septiembre al 23 de octubre.

 

 

Nuevos roles, viejos (y malos) hábitos

 

 

Por David Hinarejos

Fotos obra: Vanessa Rabade

 

Pascal comenta que escribió expresamente esta obra para ti y para Israel. Supongo que es un lujo siempre, pero más viniendo de quien viene.

A Pascal le gusta mucho trabajar y escribir teniendo en la cabeza dos cuerpos. Y dos corazones, creo… Yo creo que él tenía pendiente hacer algo con la compañía Kamikaze después de que tuviera que cerrar el teatro y, además, quería volver a España porque le gustó mucho trabajar aquí y crear una obra en nuestro país. Es la primera vez que escribe una obra original en castellano y la estrena mundialmente en España.

 

 

Al leer el texto me ha llamado la atención que no tiene puntuación en vuestras intervenciones y solo unas pocas acotaciones.

Es genial que hayas podido verlo porque así, tal cual, es como nosotros lo tenemos. Los textos de Pascal tienen una gran complejidad a la hora de trabajarlos, él escribe así, escribe sin puntos ni comas, porque no quiere condicionarte, entonces hay miles de posibilidades. Si tú ves una pregunta, una exclamación, un punto o un punto y coma, eso son indicaciones del autor que te está dando. Él, por el contrario, te da la libertad absoluta para que tú decidas cuál es la intención, qué pensamiento es, qué quieres hacer con eso y cómo vas a lanzarlo. Deposita mucha confianza en los actores, pero también el trabajo es mucho más complejo.

 

Es que, además, cada intervención vuestra es extensa y de una intensidad brutal.

Sí, son como flujos de pensamiento, bocanadas… Es como soltar todo lo que el personaje guarda dentro de una vez, muy visceral. Pascal se sienta a escribir y va saliéndole el texto de golpe, como cuando alguien que pinta un cuadro, a mí me parece prodigioso. Cuando lo subes al escenario tú también tienes que estar al filo de ti mismo, llegar a un punto en el que tu cabeza deja de pensar y de casi cero control para dejar salir las palabras como si hubieran estado mucho tiempo esperando dentro de ti y explotaran en ese momento. Es fabuloso cuando entras en ese estado, a mí no me había pasado nunca.

 

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Lo que me parece increíble es que puedas llegar a ese estado y mantener el texto.

Es muy duro. Es de las cosas más titánicas, junto con Hermanas, que yo he tenido que hacer nunca. La verdad es que llevo cinco meses. Empecé a memorizar este texto en marzo y lo llevo pasando todos los días desde marzo, tienes que hacer ese trabajo previo muy bien porque si no tienes el texto muy interiorizado es muy fácil que se te vaya. Este tipo de función requiere que te lances, perderte un poco y arriesgarte cada día.

 

Tengo entendido que los ensayos con Pascal son muy particulares.

No te voy a mentir, nunca me lo he pasado tan bien. Pascal viene de trabajar con muchos tipos diferentes de actores en muchísimos idiomas. Es una persona con una apertura de miras gigantesca y muy divertida. Estás allí haciendo unos ensayos durísimos donde físicamente acabas reventada y emocionalmente también, pero te lo pasas bien. Si no fuera así no sé si me hubiera metido a hacer esto porque realmente hacerlo va más allá de lo que es el teatro. En Hermanas ya lo viví con él, pero ahora todo ha ido a más porque la obra muchas más escenas vibrantes, más violentas. Sostener eso cada día es muy difícil. Solo puedes cuando el ambiente en el ensayo es de ligereza y de alegría y tienes a un director que te agradece mucho el trabajo constantemente, siempre dando las gracias.

 

¿La barrera del idioma con él no supone una barrera entonces?

Él entiende perfectamente español y tiene una versión del texto en francés por si se pierde algo. Además, tanto Israel como yo podemos trabajar en francés si hace falta también. De todas formas, él más que al texto presta más atención a la energía que sabe que tiene que haber en cada momento. Sabe perfectamente por dónde vas y lo que está ocurriendo y entonces en base a eso te lleva por un lado o por otro.

 

España está muy presente en el texto, aunque la acción se sitúa en un hotel de Finlandia. Las costumbres, ciertas cuestiones de actualidad y, sobre todo, ciertos comportamientos que tenemos. Está claro que Pascal nos tiene muy calados.

Hay mucha referencia a cómo somos los españoles en nuestras formas y maneras de vivir o de relacionarnos. Pascal es un gran observador. Cuando hicimos Hermanas yo le pregunté si él tenía hermanos o hermanas y me dijo que no. Yo no podía entender cómo alguien era capaz de comprender tan bien este tipo de relación sin haberla vivido. Cuando nos pasó el texto nos dijo que todo lo que sintiéramos como un cliché se lo dijéramos para cambiarlo. Lo pensamos mucho, pero no vimos nada que no nos pareciera real.

 

 

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El equipo de Finlandia: Israel Elejalde, Pascal Rambert e Irene Escolar. © Pauline Roussille.

 

¿Vosotros conocéis la verdad de todas las acusaciones que se vierten? Porque para el espectador va a ser complicado saber lo que es cierto y lo que no.

Pascal jamás te dice nada que tenga que ver con la psicología del personaje, te va a decir que lo que tú decidas será la verdad del personaje. El hecho de que no sepas muy bien de qué parte ponerte me parece genial, porque en la vida siempre hay dos versiones. En una discusión de pareja, siempre hay dos versiones de la misma realidad.

 

Es muy inquietante quedarte con la duda.

Claro, claro. La cuestión es que lo importante es cómo lo han vivido cada uno y hasta dónde han podido aguantar o no. En el caso de ella, ahora ha llegado a un punto donde ha tomado muchísima conciencia de una nueva situación. Ella ya no quiere aceptar cierto tipo de cosas porque ha descubierto que hay otras posibilidades de amarse, de respetarse, de entender la vida, de entender la realidad. También es cierto que hay hechos que los dos discuten que sí podemos dar por sentado que han pasado y otros sucesos que viendo, por ejemplo, la actitud de él, los ves claros.

 

Lo que está claro es que ella quiere acabar la relación y él no está dispuesto dejarlo tan fácilmente, por eso recorre 4000 km. con la excusa de querer llevarse a su hija.

Eso es de lo que te hablo, de que hay ciertos hechos. Él no está respetando que ella ha decidido irse a trabajar fuera y que no quiere cogerle el teléfono. Él necesita que las cosas se hagan como él quiere.

 

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Es uno de los grandes temas de la obra, esas maneras de las viejas masculinidades, ¿no?

Sí, más exactamente la confrontación entre lo masculino y lo femenino o entre las viejas masculinidades y los caminos que se han abierto para las mujeres gracias a las nuevas corrientes feministas. También creo que habla del dolor, del fracaso amoroso y cómo duele aceptar que el amor se ha acabado. En todo caso, una de las cosas que más me gustan de los personajes es que están llenos de contradicciones y eso es porque se habla profundamente de la esencia del ser humano. Es una función que va a generar muchísima controversia y mucha polémica también, y a mí eso me fascina, me encanta que sea así.

 

También se tocan muchos otros temas durante sus discusiones: política, los extremismos de izquierda y de derechas, la profesión de actriz, las frustraciones vitales, la crianza, etc.

Sí, sí, toca muchos palos. Hay mucha gente que va a salir muy revuelta, pero creo que eso está bien, hacer vibrar un poco al público.

 

Vamos a ver sobre el escenario una auténtica batalla que en muchos momentos alcanza un nivel de violencia bastante alto.

Hay mucha violencia y mucha tensión. La que ejerce ella es más física y la de él, para mí, es casi peor porque es una violencia menos evidente, una violencia pasiva pero constante que muchas veces no te das ni cuenta de que estás siendo víctima de ella.

 

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Y, a pesar de todo, y ya que mencionabas las contradicciones de los personajes, en ciertos momentos no parece quedar del todo claro que se vayan a separar.

Él tendría que aceptar que las cosas están cambiando y que él también tiene que cambiar si quiere continuar con ella. En cuanto a ella, a priori, se ha acabado, aunque cuando ha habido amor siempre uno tiene muchas dudas.

 

Cambiando de tercio. ¿Habéis quedado satisfechos por el recorrido de la película Tenéis que venir a verla de Jonás Trueba? 

Para mí ha sido una manera de redescubrir el cine, de encontrarme con un grupo de amigos con los que estaría rodando siempre. Ha sido algo inesperado que la película haya funcionado tan bien con esa idea loca de Jonás a la hora de promocionarla: Esta cosa de tenéis que venir de vuelta a las salas, tenéis que venir al cine. Creo que el proyecto iba más allá de los 65 minutos, que ha representado otra cosa. Esto demuestra que es muy impredecible, uno nunca sabe nunca a ciencia cierta si lo que está haciendo va a terminar de conectar con la gente o no, pero eso tiene una parte muy hermosa porque te puede dar grandes sorpresas.

 

 

 

Entre tanta oferta en todo, es complicado destacar. Hay que buscar fórmulas nuevas, ¿no?

Claro, y además es bueno saber que hay mucha gente que también tiene ganas de esa nueva manera, de que te puedan contar historias desde otro lugar. Hemos visto que hay un público para eso, aunque también te digo que esto se ha podido llevar a cabo porque Los ilusos y Jonás invierten su propio dinero para hace cine libre. El riesgo es de ellos. Realmente son pequeños coletazos de gente que ama profundamente lo que hace y que como lo ama tanto y cree tanto en ello no lo hace como una manera de enriquecerse,  lo hace por amor. Y qué pocas cosas se hacen ahora por amor.

 

Hace poco has terminado de rodar precisamente a las órdenes de Itxaso Arana, compañera de reparto en el film de Jonás Trueba, Ruedas, que también cuenta en el reparto con Bárbara Lennie, Itziar Manero y Helena Ezquerro. Continuáis colaborando juntas y, además, en una historia que os toca mucho porque habla de un grupo de actrices que se reúnen para ensayar una obra.

Hay un montón de sinergias ahí que Itxaso ha querido juntar. Ella ya llevaba mucho tiempo con esta película en la cabeza como un homenajea las mujeres de su vida y a sus dos grandes pasiones, que son el cine y el teatro, como lo son también de Bárbara y míos. Creo que las tres hemos crecido con las dos disciplinas muy presentes en nuestra vida. Es una es una película que habla sobre cinco actrices, que básicamente somos nosotras, que vamos a un espacio en medio de la nada a ensayar una obra de teatro y todo lo que ocurre en el encuentro entre esas mujeres. Es una historia sobre el amor, la muerte, la amistad, la interpretación, y de cómo nosotras lo vivimos como actrices y mujeres. Ha sido un rodaje súper placentero entre amigas con un equipo técnico de prácticamente todo mujeres. Yo nunca había trabajado con tantas mujeres y la energía de lo que ocurría en el set era muy bonita.

 

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Imagen de Ruedas

 

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