Aún estamos recuperándonos de la resaca de los Premios Max, organizados por la Fundación SGAE. Las redes sociales siguen repletas de fotos y vídeos de los momentos más emocionantes vividos el pasado lunes 4 de octubre en la gala de entrega de los galardones en el Teatro Arriaga de Bilbao.
A los premiados y premiadas de la noche ya se les ha mencionado en infinidad de crónicas, así que en esta ocasión hemos querido descorrer el telón y echar un vistazo a la trastienda de estos premios y recuperar alguno de los momentos más memorables que ocurrieron tras las cámaras. Una jornada maratoniana que el equipo de Godot intentamos hacer llegar a nuestros lectores, a pesar de las caídas de Whatsapp, Facebook e Instagram, y que rematamos con esta crónica desenfadada.
Lo que ocurre en los Max, ¿se queda en los Max?
Por Ka Penichet
Fotos de José A. Alba
Las artes escénicas desplegaron la alfombra roja este lunes en el Teatro Arriaga de Bilbao para entregar sus galardones, los Premios Max, otorgados por la Fundación SGAE.
La dirección artística de la gala la firmó Calixto Bieito , que volvía a ponerse al frente de la misma tras su paso por la de Barcelona en el año 2006, nos lo contaba horas antes en una entrevista.
La gala, celebrada en la ciudad vizcaína por tercera vez, llevaba como lema «Toda la ciudad es un escenario» y no contó con un conductor como tal, fueron ciudadanos vascos relacionados con las artes escénicas los que se encargaron de repartir los premios, entre otros una técnica de iluminación, una taquillera, el director de exposiciones del Museo Guggenheim, el escritor Bernardo Atxaga…
Entre otros políticos pudimos ver en el patio de butacas al Consejero de Cultura y portavoz del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, el Alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto y el Ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta.
El bar que se tragó a todos los españoles y La mort i la donzella fueron las obras que más premios acapararon, tres cada una: la primera recibió galardones como mejor espectáculo teatral, mejor autor para Alfredo Sanzol y mejor escenografía para Alejandro Andújar; y la segunda, mejor espectáculo de danza, mejor coreografía para Asun Noales y mejor iluminación para Juanjo Llorens. Una vez más, volvió a repetirse el mismo esquema de premios que en las últimas ediciones quedando bastante repartidos.
Si bien algunos premiados fueron bastante reivindicativos en sus discursos, desde nuestro punto de vista, y en líneas generales, a la gala le faltó más fuelle en ese sentido.
El encargado de abrir la ceremonia fue Asier Etxeandia que a través de la música de Kurt Weill, y su particular versión del Bilbao Song, rendía homenaje a la ciudad anfitriona; le siguieron, entre otros, la cantante de origen guineano Afrika Bibang, la bailaora flamenca Adriana Bilbao o la artivista Yogurinha Borova que reivindicó los derechos del colectivo LGTBIQ+ al grito de “No vamos a consentir que nos insulten” y «¡Viva la diversidad y el cariño!».
El presidente de la SGAE, Fernando Onetti, entregó a Gemma Cuervo el Max de Honor tras interpelarnos y preguntar si nos imaginábamos “un teatro sin mujeres”.
Como en toda gala que se precie, siempre hay momentos que te pudiste perder, que ocurrieron fuera de cámara o en la fiesta posterior. Por este motivo os queremos ofrecer 5 grandes momentos (y un Bonus Track) de lo que pudimos vivir el equipo de Godot:
1.- Discurso de Gemma Cuervo: La mayor ovación del público se la llevó la consolidada actriz catalana Gema Cuervo que al recoger el mismo nos regaló un sentido y emocionado discurso “llorando de amor” en el que manifestó que esperaba “ser siempre valedora de un premio como este” y “no desperdiciar el honor” que se le concede.
2.- La desolación del #tuiteatrero: En la sala de prensa nos encontrábamos arropados por un pequeño, pero representativo, grupo de #tuiteatreros, del que me siento parte, que celebran los premios de teatro con la misma intensidad que un aficionado de fútbol ve a su equipo favorito. Aunque arropamos a todos los ganadores por igual, a veces nos llevamos decepciones porque tenemos otras apuestas y el pasado lunes vivimos alguna de esas todos. Lo que ocurre es que ver desde fuera cómo la expresión de la cara de @guixp11 pasó de una ilusión apabullante a una decepción similar a la de un niño, terminó siendo bastante graciosa entre el resto de asistentes a la sala de prensa que nos ayudó a superar que Francesco Carril ni Fernanda Orazzi se llevaran la preciada manzanita.
3.- La reivindicación por los técnicos: Entre algunos presentes a la gala nos encontramos a algunos con una pegatina en la solapa con la letra X que reivindicaban la protesta de los técnicos temporales del INAEM porque la convocatoria de empleo público que sacó a concurso sus plazas no les permite presentarse al exigir titulaciones de FP que no se corresponden con su oficio. Juanjo Llorens (Premio Max a Mejor Diseño de Iluminación) aprovechó su discurso para respaldar a dicho colectivo destacando la labor del “tramoyista”. A continuación, en la misma línea continuó Deborah Macías (Premio Max al Mejor Diseño de Vestuario) manifestando que “el telón no se baja y sube solo.” ¡Bravo por él y por ella!
4.- La euforia de Antoine: Una cosa son los discursos sobre el escenario, la tensión y la responsabilidad de ser coherente en un momento como ese muchas veces restan espontaneidad al ganador, otra cosa es cuando llegan a la sala de prensa, esa tensión se convierte en una explosión de euforia. Desde luego nos quedamos con la de Dario Regattieri, CEO de Beon Entertainment, que ganó el Max al Mejor Espectáculo Revelación por Antoine, quien dio rienda suelta a la alegría y no era capaz de dejar de chillar, saltar y abrazar a Ignasi Vidal, director del espectáculo. ¡Viva la espontaneidad!
5.- Las lágrimas del actor Pablo Chaves: Cuando Fernando Delgado-Hierro se subió al escenario a recoger su manzana en la categoría de Mejor Autoría Revelación por Los Remedios, las cámaras captaron un breve momento, que igual pudo pasar desapercibido ante los ojos de los allí asistentes o de los espectadores de Televisión Española, en el que el compañero de reparto de Fernando, Pablo Chaves, lloraba mientras el autor sevillano le dedicaba palabras de agradecimiento para él y su familia. Nunca eso de dedicarle el premio a la familia había tenido tanto sentido como en esta ocasión.
6.- El karaoke de Carmen Barrantes: Seguramente al leer su nombre estés pensando en el emotivo discurso que dio entre lágrimas, junto a su compañero el gran Jorge Usón, al recoger el Premio Max a Mejor Labor de Producción a Nueve de nueve Teatro, agradeciendo al público y a la prensa la continuidad de su montaje, y aunque no puedo obviar que fue una momentazo, el regalo nos llegó después a los asistentes a la fiesta de los Max. Al finalizar la misma y ya casi de camino a casa, se alzó con un micrófono y nos sorprendió a los pocos que allí quedábamos arrancándose a cantar una estrofa de Como una ola de Rocío Jurado, dejándonos enmudecidos con su arte. Y es que ‘la Barrantes’ es puro amor.
La noche tuvo muchos más momentos inolvidables, pero ya se sabe que igual que pasa en Las Vegas, lo que sucede en los Max, se queda en los Max…
