Natalie Pinot se sube al escenario del Teatro Lara para marcarse un monólogo espectacular sobre la crisis de los 50 y la sexualidad femenina. Es un texto de Annie Ernaux dirigido por Eduardo Recabarren.
La petite mort en el Teatro Lara
Por Sergio Díaz
Quiero comenzar esta página poniendo el foco en Nathalie Pinot, una actriz ma-ra-vi-llo-sa que da verosimilitud a cada papel que interpreta. Es un auténtico lujo ver trabajar a esta mujer. La verdad es que en este caso tengo fácil personalizar en ella, y no le hago el feo a nadie, ya que es la única protagonista en escena de esta obra que se estrena en el Teatro Lara.
Nathalie Pinot ha aceptado el reto de meterse en la piel de Jeanne, una mujer que se acerca a la temida crisis de los 50. Ella es profesionalmente exitosa, se muestra abiertamente feminista, está divorciada y tiene un hijo en la adolescencia tardía. Sin embargo, en su intimidad vive una relación extremadamente pasional con un amante que anula por completo su raciocinio, dejando en segundo plano todo lo que hasta ahora era importante para ella.
La petite mort es una obra con dramaturgia de Eduardo Recabarren, quien se ha inspirado en textos de Annie Ernaux para conformar este monólogo en el que la actriz compartirá con los espectadores la parte más íntima de su ser. Se desnudará emocionalmente para nosotros haciéndonos partícipes de lo que a ella le supone esta suerte de sensaciones cada vez que comparte, imagina, insinúa, idealiza o verbaliza momentos con su amante. Ella es una mujer educada para otras cosas, para otros pensamientos, y sucumbir al placer, hacerlo de esa manera como lo hace en este momento de su vida le provocará constantes contradicciones que tiene que afrontar en su vida diaria, además de sentirse totalmente sometida y vulnerable.
Lidiar con la sexualidad, esa invocación continúa que nos acompaña -y de qué manera- a lo largo de nuestra vida, no es fácil. Requiere mucho trabajo tener una vida sexual plena, sin tabúes y en libertad. Sobre todo en libertad y sobre todo a según qué edades. Es maravilloso poder librarse de las ataduras morales y entregarse al placer absoluto, dejando que todo tu cuerpo sucumba a ‘la petite mort’ (‘la pequeña muerte’, la forma en que lo franceses denominan al orgasmo). Pero siempre hay que hacerlo de forma sana, sin dejar que ese placer nos arrastre al abismo. No sabemos si Jeanne será capaz de conseguirlo.