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Por Miguel Pérez Valiente
Foto portada: Michele Crosera
Entre las disparatadas exigencias que los censores napolitanos impusieron a Giuseppe Verdi para permitirle estrenar en el Teatro de San Carlo su nueva ópera Un ballo in Maschera [Un baile de máscaras] sobresalía la obligación de eliminar cualquier motivación política a las acciones de los personajes. Para un artista eminentemente político como era el compositor del Nabucco, este requerimiento debió resultar determinante en su decisión de dejar Nápoles renunciando al estreno de una versión descafeinada de su obra.
Verdaderamente el maestro se había embarcado en una ópera cuyo argumento iba a resultar necesariamente polémico en los convulsos años previos a la unificación italiana. Verdi se encontraba en un momento de madurez artística tras haber completado su gloriosa ‘trilogía popular’ Rigoletto, Il Trovatore y Traviata. Ahora era un hombre rico que podía permitirse acometer sus proyectos de una forma más calmada. Sin embargo, a la hora de elegir el argumento para su nuevo título, Verdi se sintió inspirado por un tema delicado, la historia del asesinato del rey Gustavo III de Suecia ocurrida en 1790 durante un baile de máscaras. Si en esa época llevar a escena un regicidio ya era una propuesta arriesgada, pretender que este tuviera una motivación política podía ser considerado un mensaje subversivo.
Finalmente, Verdi estrenó la ópera un año después en Roma, ciudad que todavía formaba parte de los Estados Pontificios y cuya censura fue algo más permisiva, pero, eso sí, tuvo que: trasladar la acción a los Estados Unidos; en vez de un rey el asesinado sería el gobernador inglés de Boston y la motivación de la conjura sería básicamente sentimental.
La producción que veremos en el Teatro Real será una adaptación reducida (medidas antipandemia) de la que realizó Gianmaria Aliverta para el teatro de la Fenice de Venecia en la temporada 17-18. Aliverta propone en cierto modo deshacer el trabajo de los censores volviendo a dar una lectura política a la trama que esta vez se desarrolla al final de la Guerra de Sucesión tras la abolición de la esclavitud en un momento de grandes tensiones sociales por el racismo rampante de buena parte de la sociedad americana. El tema no puede estar más de actualidad en el contexto del movimiento #BlackLivesMatter
