La compañía Teatro en Vilo, último Premio El Ojo Crítico de Radio Nacional de España, aborda en Man Up, su nuevo espectáculo declaradamente feminista, un tema actual y controvertido y, sobre todo, urgente, porque toca remangarse y pensar lo masculino para alcanzar una igualdad real. Fernando Delgado-Hierro, Pablo Gallego, Alberto Jo Lee, Juan Paños y Baldo Ruiz son los cinco actores que, con Andrea Jiménez y Noemí Rodríguez, navegan la ola de la masculinidad y sus referentes a través de la ironía, la irreverencia y el humor absurdo, en un momento en el que los códigos masculinos tradicionales están obsoletos y los nuevos todavía por definir. Man Up estará en el Teatro Valle-Inclán del CDN del 11 de diciembre al 12 de enero.

 

Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer

Fotos: marcosGpunto

 

“Queridos amigos hombres:
Os escribo este mensaje porque, como quizás sabréis, estamos haciendo un espectáculo sobre masculinidad y nos encantaría poder es- cuchar vuestra voz para entender mejor qué es urgente y necesario contar respecto al tema. ¡Necesitamos vuestra ayuda!”

Recibí este mensaje por whatsapp el 27 de agosto de este año. Me lo envió Andrea Jiménez, el 50% de la compañía Teatro en Vilo, que por fin este mes estrena este espectáculo sobre la masculinidad, Man Up. En el mensaje, Andrea nos pedía contestar cuatro preguntas:

1.- ¿Qué te gustaría escuchar decir a otro hom- bre públicamente en un escenario?
2.- ¿Qué te gustaría ver hacer a otro hombre (o a varios) en un escenario?
3.- De los hombres de tu vida, elige uno: ¿hay algo que te gustaría que te dijera que no te ha dicho?
4.- ¿Te consideras feminista? Brevemente expresa cómo te sientes en relación al feminismo.

 

Mujeres empujando a los hombres

Reconozco aquí que nunca envié mis respuestas. No porque no quisiera, sino porque no encontré el momento de ponerme a pensarlas y a enviarlas. O eso me conté. Resulta que no soy el único. Por suerte, esto no ha comprometido mi amistad con Andrea y con Noemí, pero es sintomático. Man Up es un título que conlleva una llamada a la acción. “Es una frase que normalmente sirve para reforzar la masculinidad hegemónica, pero nosotras le damos la vuelta para decir: ¡despertad! No miréis a un lado por una vez”, cuenta Andrea. Han tenido que ser dos mujeres, en este caso, las que nos espolearan. No es nuevo, ya que es claro que en un alto porcentaje, las reflexiones en torno a la masculinidad vienen motivadas desde ámbitos feministas. Activistas como Rita Segato, sin ir más lejos, llevan años señalándonos que el feminismo nos viene bien, que en un punto muchos hombres también somos víctimas del machismo y del sistema heteropatriarcal. “Nosotras no fuimos conscientes de la diferencia que podía haber entre que esto fuera iniciativa nuestra o de ellos -sigue Andrea- y resulta que luego ha acabado siendo lo más importante del proceso al darnos cuenta de que la urgencia de hablar del tema era nuestra y no tanto de ellos. Aunque se ha abierto un espacio muy importante para ellos, al principio ha habido como que tirar de la manta, más de lo que pensábamos. Hemos habilitado un lugar para dar voz a gente que -pensábamos- quería hablar y no podía, pero luego resultó que no tenían tan claro que quisieran hablar, había un cuestionamiento casi siempre en el aire: ¿hablar de masculinidad, para qué?”

 

El carnaval de la masculinidad en Madrid

 

¿Por qué hablar de masculinidad?

El espectáculo se ha construido con los audios obtenidos, audios que primero se pidieron a mujeres, porque en un principio solo iban a ser audios de mujeres, pero poco a poco Andrea y Noemí pensaron que también debían pedirlos a los hombres. “En este punto es importante señalar -dice Andrea- que el porcentaje de respuestas recibidas por mujeres y la urgencia con la que han contestado ellas es mucho, mucho mayor. Las mujeres se abalanzaron a hablar”. En el proceso se fueron dando cuenta de dónde estaba el origen de este impulso, siendo además ellas pareja, como si ser lesbianas les restara licitud. “Había dolores propios como mujeres, distintos en Noemí y en mí, relacionados con la máscara masculina de los hombres de nuestro alrededor y de la que a veces una quiere imitar, pues en este mundo capitalista, comportarse como un hombre suele ser a priori lo que te puede traer reconocimiento, éxito. Hay a veces incluso fascinación por la máscara masculina, querer ser cómo, aunque sea inconsciente y soterradamente”.

 

Por eso mismo, el espectáculo -declaradamente feminista- se ha concebido como un gigantesco desenmascaramiento, un carnaval de la masculinidad, que tiene lo lúdico del carnaval y una cierta crudeza que aflora a medida que caen las máscaras. “Es verdad que, como la máscara de la masculinidad es tan cómoda -termina Andrea- parece que no es una máscara, parece que es uno mismo. Y nos hacíamos la pregunta de si por una vez, aunque sea por un segundo, puedes apartar la máscara de tu cara y mirarla, aunque luego te la vuelvas a poner”. Bueno, el ejercicio bien vale la pena. Creo, sinceramente, que nos va la vida en ello.