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Por Sergio Díaz
Foto: Juan Antonio Monsalve
El fin de la inocencia
Si en tu carta de presentación como actriz pone que has pasado 10 años formando parte de la compañía Odin Teatret bajo la tutela del italiano Eugenio Barba, uno de los maestros más importantes del teatro occidental, hay que, al menos, callarse y escuchar. Esto -y muchas cosas más, como que es hija de Juan Monsalve, director del Teatro de la Memoria, una importante compañía colombiana que destacó por su investigación sobre los rituales indígenas y de la cultura oriental- es lo que puede decirnos la actriz Sofía Monsalve. Y el mensaje con el que llega a España para compartir con nosotros es un interesante montaje que toma como punto de partida poemas del británico William Blake, además de textos del dramaturgo argentino Arístides Vargas y creaciones de la propia Monsalve. A eso se le suman los testimonios de mujeres víctimas de violencia de Estado para conformar un espectáculo de teatro donde la línea dramática combina textos, acciones e imágenes, que van contando retazos de la historia de una mujer (¿o muchas?) que recuerda, una y otra vez, ese momento en el que ‘perdió la inocencia’. La dirección corre a cargo de la argentina Ana Woolf, quien durante años ha oficiado como asistente de dirección de Eugenio Barba también en el Odin.
Una espera. La soledad es llenada por un juego que se repite una y otra vez, gestos que mantienen el mundo interno del personaje protegido y en perfecto orden. No sabemos cuándo comenzó esta historia, pero sí sabemos cuándo termina. Un lobo aúlla, y el mundo se desmorona. Llega un tiempo sin tiempo y un espacio árido donde una vieja transitará evocando sus recuerdos, de niña, de mujer, de vieja-niña-mujer. Una gran oportunidad para descubrir partes desconocidas del universo femenino y para ver el talento de una gran actriz que pone sobre el escenario todo lo aprendido. La semilla plantada por su padre, cuidada por Barba y alimentada por sus propias experiencias vitales ha crecido, se ha hecho corpórea, y se muestra orgánica, viva y poderosa sobre el escenario, aullando como una loba orgullosa que avisa de que ahora ya conoce la triste verdad del mundo y que su tiempo ha llegado.
