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De risas con… Beni Pla

«Consumid aquella comedia que os guste y tolerad aquella que os hiera, pero sobre todo… ¡protegedla y amadla porque de ella dependen nuestras libertades!»

 

Por Jorge Gª Palomo/@jorgegpalomo

 

El bueno de Beni Pla es lúcido, afable, transparente y, como él se define, “un payaso nato”. Que conste que no solo vive del humor, pero seguro que lo conocéis por sus monólogos. Ha pisado incontables salas de toda España y su fervor por la comedia es ilimitado. “Consumid aquella que os guste y tolerad aquella que os hiera, pero sobre todo… ¡protegedla y amadla porque de ella dependen nuestras libertades!”, exclama en un momento de la conversación. Toda una declaración de intenciones de quien tan pronto suelta Barbaridades (¡id a ver su bárbaro espectáculo!) como confiesa una crisis existencial o reflexiona sobre el estado de la nación cómica con rigor académico. Y sí, a lo largo del test aparecen muchos referentes y momentazos. Y confidencias, pasión por el oficio, profesionalidad… Esta vez nos hemos ido de risas con ¡Beni Pla! ¡Bienvenidos todos!

 

¿Cómo se definiría Beni Pla y desde cuándo esta pasión por la comedia?

Soy un payaso nato. Cuando mi padre sacaba la videocámara en los 80 para grabar alguna bonita escena familiar, siempre aparecía yo dando la murga, jodiendo la escena. Y antes no era como ahora, con las tarjetas SD, que borras al ‘pesao’ de turno. ¡Anda que no han reciclado cintas VHS por mi culpa! (Risas).

 

¿Cómo es tu vida cotidiana? La comedia tiene una fama loca, de desenfreno, orgías, rock…

Es gracioso porque mucha gente piensa que me dedico solo a la comedia, y no. Me levanto diariamente a las 6 de la mañana para trabajar como Jefe de Proyectos en el Ministerio de Justicia. A las 18h hago transformismo y me pongo el disfraz de cómico. Todos los días hago algo: escribo, grabo, edito vídeo, hago radio, voy a un ‘Open Mic’, a un bolo… Los fines de semana los dedico íntegramente a la comedia y, bueno, cuando toca bolo nocturno sí que hay orgía. La leyenda urbana de que los cómicos ligan un montón es cierta. Así se conocieron Trump y Melania…

 

¿Dónde podemos verte habitualmente, amigo?

Llegué a Madrid en febrero del año pasado y tuvimos la suerte de que nos abrieran la puerta de La Chocita del Loro para empezar a jugar. Mi compañero Rocha y yo tenemos un espectáculo llamado Barbaridades, que podéis ver en cartelera hasta que nos echen… Aparte de esto, solemos ir a probar texto todas las semanas a varios ‘Open Mics’ de comedia por Madrid capital. A veces, nos contratan de diferentes puntos de España para hacer bolos en locales, teatros, galas… Suelo publicarlo todo en mi Instagram (@benipla) o en mi web (https://benipla.com).

 

¿Vivimos buenos tiempos para el humor, corrección política aparte?

Sin duda, sí. Nunca antes han existido tantas plataformas donde consumir contenido. Antes tenías 2 canales de TV, después 4. Ahora tienes 50 solo para teletienda y videntes. Puedes ver comedia americana, mexicana o argentina en Netflix, tienes redes sociales, mensajería instantánea… Es una pasada. La pena es que hay gente que no sabe usar la tecnología y aún no ha entendido que si algo no te hace gracia, lo que tienes que hacer es no verlo, cambiar de canal o no hacer follow. Que la peña se emperra en sacar el lanzallamas y amenazar de muerte. Eso, mal. ¿Le darías una pistola a un mono? Pues eso.

 

El humor para Beni Pla es…

Casi todo. Tengo un problema: soy extremadamente fácil para la risa; y eso es bueno y malo. Si estás en un show de comedia está guay, pero si estás en un entierro y alguien se tropieza, mejor que no me pille cerca porque lo paso fatal. Soy muy defensor de la comedia en el entorno laboral. Como ejemplo, una vez me tocó impartir un curso de formación a los equipos técnicos del Mobile World Congress. Nos dijeron que en años anteriores la gente no atendía y se distraían con los móviles y portátiles… Ante eso, en lugar de ponerles un examen, organicé un concurso de preguntas y respuestas con sus premios y todo. Compré una peluca, me disfracé de azafata y conseguimos la atención de todos. Aún hay gente que en lugar de Beni, me llama ‘Bony’, la azafata… (Risas.)

 

El teatro y la cultura son…

Extremadamente necesarios. Mira que no pensaba así hace unos años. Cuando no me dedicaba a la comedia, consumía muy poco espectáculo en directo. Con los años me he dado cuenta de que en las obras teatrales, sobre todo en los monólogos, oyes cosas que no escuchas en televisión, me hacen pensar y razonar de una manera que no me planteo viendo contenido de masas. He escuchado y dicho cada barbaridad en el escenario…

 

Los medios y las redes sociales son…

Como una escopeta recortada. Si se la das a un policía combatirá el terrorismo y se usará para hacer el bien; si se la das a un mandril, se disparará en el pie y se hará un destrozo. Y, cuidado, porque si te pilla cerca… te puede hacer daño a ti.

 

Barbaridades…

Barbaridades es un show de comedia que nace en La Chocita del Loro a raíz de su invitación para subirnos a su escenario más modesto, en Carabanchel, que tiene un color especial por ser la primera Chocita que abrió. También estamos en la nueva Chocita de Avenida de Brasil y nos lo pasamos genial. Al principio se llamaba BARBAridades, pero Fernando Moraño nos insultó hasta que quitamos las mayúsculas. Decía que las mayúsculas eran de fascistas porque oprimían a las minúsculas. (Risas).

 

¿Qué y quiénes te hacen reír a ti?

¡Muchísima gente! La comedia goza de tanta salud que ves chistes brillantes en cualquier micro abierto. Me río con casi todo, pero valoro especialmente a aquellos cómicos que hacen cosas que me sorprenden: la valentía en los chistes de Luis Álvaro, la energía que le pone Hovik, el universo creativo de Joaquín Reyes… De fuera te diré que Jimmy Carr, Anthony Jesselnik, Dave Chapelle, Jim Jefferies y Ricky Gervais son mis favoritos, pero me dejo a tantos de casa y de fuera que sería imposible mencionarlos a todos. Cuando consumes mucha comedia, el cuerpo te va pidiendo más y más caña, como una droga, supongo. Y los chistes de humor negro, que son los menos comunes, te van arrastrando al lado oscuro.

Ver en Netflix a Gervais hablando de bebés que mueren o a Jesselnik comentando la pederastia de su primo y escuchar al público riendo a carcajadas, mientras en España mandamos a Dani Mateo a los juzgados por un sketch con la bandera es algo que se me hace muy cuesta arriba, aunque como diría aquel filósofo español: “Estamos trabajando en ello”. (Risas).

 

¿Consejos para un buen monólogo?

Buffff… ¡Tantas cosas…! Hay gente que se sube y es graciosa de por sí, pero un buen monólogo, que no solo te haga reír, sino que te haga pensar, requiere otras cosas: observar el mundo, escribir casi todos los días sobre ello, subir a probar ese texto, corregirlo, volver a probar, volver a observar… Y todo esto guiado por un mínimo de cultura de stand up si quieres hacerlo bien. Hay que leer mucho sobre el tema. El buen cómico necesita disciplina. También talento, por supuesto, pero ya sabemos cómo acaba el talento sin disciplina: no hay más que ver a Maradona.

 

¿Cómo recuerdas tu primera vez… en escena?

Nervioso, como no puede ser de otra forma. Iba a clase de interpretación en Barcelona con Alejandra Jiménez Cascón, una actriz como la copa de un pino. Al final del curso hicimos una muestra de monólogos. El micro colgaba del techo a una altura considerable, nos estaban grabando, no había escenario, solo unas 40 sillas delante de un espacio diáfano. No tener un micro de mano la primera vez que haces stand up es una putada. Me remangué la camisa como 30 veces en 10 minutos. Durante la actuación no me di cuenta, pero cuando vi el video parecía que era un fontanero a punto de arreglar un retrete. Poco después conocí a Gabriel Córdoba en su escuela Stand Up Academy Barcelona. Gabriel es un maestro del stand up puro, me enseñó las bases sobre la que construyo toda mi comedia hoy, y me abrió las puertas del circuito profesional. Él fue quien me hizo ver que la comedia, además de un hobby precioso, es una profesión, y que quería formar parte de ella. Al principio, lo que más me preocupaba era que se me olvidara el texto, y eso me quitaba naturalidad. Apenas improvisaba con el público, más bien me daba miedo que alguien me interrumpiera y me hiciera perder el hilo. Después han pasado los años y las improvisaciones con la gente es lo que más me hace reír. Me meto en jardines a la mínima oportunidad.

 

¿Cómo ves el furor mundial (y en España) del ‘stand up comedy’?

Me encanta. Tenemos al alcance de la mano 200 monólogos en Netflix, 100 en YouTube en Phi Beta Lambda… La comedia se está especializando y segmentando para que cada espectador pueda consumir lo que le gusta. Hoy, si quiero ver un monólogo de chicas ‘curvy’, voy a Eva Cabezas, si quiero una crítica social ácida, a Miguel Lago. Si me apetece un espectáculo donde el monologuista hace chistes y poesía, el Medi en Barcelona con Quique Macías… La variedad es infinita, y eso es muy buena noticia.

 

Un momento inolvidable de tu vida fuera de los escenarios, acaso relacionado con el humor… Quién sabe.

Venga, que me sincero. El divorcio… A mis 30 años vivía la vida para la que me habían educado: tenía estudios, un buen trabajo, una hipoteca, me acababa de casar, y ahora tocaba la parte de los niños. De repente, la vida me soltó una ostia y me encuentro con el divorcio, sin anestesia. La multinacional para la que trabajo entra en crisis y deja de pagar los salarios, y me quedo con 39 añitos de hipoteca por delante a pagar, en exclusiva. Perdí 12 kilos, dormía poquísimo y empecé a estar más tiempo en la calle que en mi casa. Toqué fondo. A los tres meses dije: “Se acabó”. Puse el piso en alquiler, busqué un nuevo trabajo y me fui a vivir a Barcelona. Es entonces cuando empiezo a hacer comedia. Poca gente lo sabe.

 

 

De risas con... Beni Pla en Madrid
Beni Pla

 

 

Un teatro o lugar para reír a carcajadas. De Madrid o el mundo entero.

Los jueves, de ‘Open’ en el Barcelona Comedy Club y, por supuesto, en una de las cunas del stand up madrileño: La Chocita del Loro… ¡viendo Barbaridades!

 

Una película, libro o canción para sentirnos bien en épocas anodinas.

¿Solo una? Voy a barrer para casa y os voy a recomendar una que seguro que no habéis visto: El Mundo es Nuestro. Con Días de Fútbol me reí muchísimo. Extranjeras, no puedo con Jeff Bridges en El Gran Lebowsky: me parto. Y para los frikis como yo, Napoleon Dynamite y Loaded Weapon 1.

 

Un viaje inspirador para gente sensacional, como todos nosotros…

Una de las cosas que más me gusta de trabajar en una multinacional es que a veces me toca viajar; y no hay nada más gratificante que viajar gastándote el dinero de otro. Me queda mucho mundo por conocer, pero si se me permiten un par de recomendaciones, diré que no hay que morir sin bañarse en las cataratas de Buracao en Brasil y sin salir una noche de fiesta en el centro de Tel Aviv.

 

¿Seguimos buscando la comedia, como hiciste con la amiga Carolina Noriega? Parece que, pese a todo, es fácil encontrarla…

Carolina Noriega es una de las personas más importantes en mi bisoña carrera cómica. La conocí en un curso sobre creatividad que ella misma impartía en Barcelona y me ofreció la oportunidad de participar en un documental con ella y Raúl Massana, cuando yo llevaba apenas un añito en esto de la comedia. Fue un regalo que me permitió conocer a muchos de los referentes cómicos del país: Berto Romero, Joaquín Reyes, José Corbacho, Luis Álvaro, David Guapo… Cada charla de estos artistas fue una masterclass en sí misma que pude disfrutar incluso en el sofá de mi casa. Sin duda, le debo mucho. La sensación que se me queda la final es que, quien se esfuerza en buscar la comedia, la termina encontrando.

 

Algo que me haya olvidado y te parezca ignominioso y quieras decirlo públicamente aquí, sin pudor…

Te diré sin pudor que he tenido que buscar ignominioso en Google. (Risas).

 

Un mensaje a los lectores de Godot y teatreros del mundo, ávidos de cultura, sexo salvaje, risas y espectáculos…

¡Lectores ávidos del sexo salvaje, risas y espectáculo! Recordad que la comedia es necesaria en la vida en todos sus colores: blanco, verde, amarillo y ¡negro! Consumid aquella que os guste y tolerad aquella que os hiera, pero sobre todo… ¡protegedla y amadla porque de ella dependen nuestras libertades!

¡Y ahora, soltad vuestros smartphones, dejad el Tinder! Si de verdad queréis conocer los secretos de la vida, venid a ver Barbaridades a la Chocita del Loro, que os contaremos las ventajas del sexo con octogenarias.

 

Palabras del grandioso cómico Beni Pla… ¡Infinitas gracias y risas, amigo!

 

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