José K es un terrorista cuya intención es detonar una bomba en una plaza abarrotada de gente. La policía lo detiene y, ante la premura de tiempo, lo tortura para obtener información y evitar la masacre. Esta es la premisa de José K torturado, un texto escrito por el periodista Javier Ortiz, al que ha dado forma Carles Alfaro, que protagoniza Iván Hermes y que ahora llega al Teatro del Barrio tras su paso por el Teatro de la Abadía la pasada temporada. El protagonista de este montaje nos habla de esta obra que apela a la ética y la responsabilidad ciudadana y que el propio Iván aborda como un punto de inflexión en su carrera.
Por Sergio Díaz
¿El uso de la violencia -en el sentido que sea- legitima la lucha política?
No es una pregunta de fácil respuesta. Es una de las primeras cuestiones que nos planteamos al abordar el trabajo. También es una de las muchas que esta función deja sin resolver. Digamos que existe la violencia de estado y la violencia contra ese estado y las dos, de alguna manera justifican la existencia de la otra. Sobre el papel, intelectualmente, es fácil negar el uso de la violencia como una opción, en cualquiera de los dos casos. En la práctica, en una situación límite como la que plantea el texto, existen infinidad de matices de grises entre el blanco y el negro, que hacen más difícil una respuesta clara. Ese es precisamente el dilema que plantea la obra al espectador. No es una pregunta de fácil respuesta.
¿Cómo llegas a protagonizar esta obra? ¿Conocías el texto y era una inquietud tuya llevarlo a cabo? ¿O te lo hicieron llegar desde Moma Teatre y te lo propusieron?
Por un lado yo había escuchado hablar del trabajo con Carles y estaba impresionado por las maravillas que contaban del proceso actoral con él. Por otro la casualidad lo trajo a mi vida. El resto es un gran gesto de generosidad por su parte. Un acto de amor.
¿Conocías/conoces la obra de Javier Ortiz? Un periodista muy comprometido políticamente…
No conocía su trabajo. A raíz de esta función, he tenido la posibilidad de leer algunos artículos suyos y conocer su biografía. Este tipo de claridad de ideas y de compromiso político es el que, a mi juicio, da sentido a la profesión de periodista. Ojalá hubiera más como él.
¿Cómo has afrontado meterte en este papel? ¿Has leído testimonios de gente que ha sufrido tortura? ¿Has hablado con alguien sobre el tema?
Leí algunos artículos y documentación que había recopilado Carles para el montaje anterior. El resto ha sido un trabajo exclusivamente sobre el texto de Javier Ortiz y la dramaturgia de Carles.
La casualidad también me hizo conocer a una persona que había sido torturada durante la dictadura. Un gran hombre con un gran corazón. Fue muy inspirador hablar con él.
¿Viste la versión de la obra que protagonizó Pedro Casablanc ó preferiste partir de cero?
Vi el video de Pedro Casablanc. Admiro mucho su trabajo y deseaba ver como lo había defendido él. Eso no hace, en ningún caso, que no empezara de cero. Los textos y los personajes cambian por completo al ser transitados por actores diferentes. Por otra parte, si se me pega algo de su manera de interpretar, me puedo sentir afortunado.
Sobre el trabajo del director y dramaturgo, Carles Alfaro, no sé si él ha ido introduciendo modificaciones en la obra a lo largo del tiempo (igual que hizo el autor, que no paró de corregir este texto hasta el último día) o si se mantiene la versión original…
Carles hizo la dramaturgia a raíz de una conferencia escrita en primera persona por Javier Ortiz, que es lo que en un principio era este monólogo. Consiguió los borradores que había hecho él preparando dicha conferencia. Hasta diez. Y lo que más le llamo la atención fue lo contradictorio y ambiguo que resultaba el personaje en sus primeras versiones. El texto es íntegramente de Javier Ortiz, pero de diferentes borradores. Carles ha querido resaltar esa contradicción en José K, esa ambigüedad. Es un personaje que sabe que va a morir y se enfrenta a unas nada fáciles ultimas conclusiones con respecto a su vida y a las decisiones que se ha visto forzado a tomar.
La puesta en escena que llega al Teatro del Barrio es realmente potente… ¿Qué nos puedes decir de ella?
Me parece realmente brillante la solución que ha encontrado Carles. Estéticamente es impecable y tremendamente contundente. Frío y aséptico y al mismo tiempo muy cercano y envuelto en sudor.
Estoy toda la función metido dentro de un cubo de metacrilato, desnudo, maniatado y de espaldas al público. El único contacto que tiene el público con mis ojos es a través de una pantalla de cine, conectada a un circuito cerrado de video, en la que se proyecta un primer plano de mi rostro. Mi propio aliento hace que el cubo se empañe y el público deje de verme, si no a través de la cámara. Es un montaje claustrofóbico para una situación no menos claustrofóbica.
Ya te metiste en la piel de un asesino, Roberto Zucco y son personajes distintos, inquietudes distintas… pero te has metido en sus pieles y ¿encuentras paralelismos entre ellos?
Siendo dos animales totalmente distintos, se asemejan en la determinación de ser consecuentes consigo mismos. Los dos han tomado unas decisiones terribles y están dispuestos a asumir sus consecuencias.
¿Llegas a ‘entender’ las motivaciones de tu personaje aquí, por atroces que sean?
Entiendo más su contradicción al tener que aceptar las consecuencias de las decisiones que uno ha tomado en su vida y dónde le han llevado. Por otro lado aunque mi conciencia me impele hacia la paz, este texto me ayuda a legitimizar esa otra parte de mi «yo pacifista» que está tremendamente cabreada y frustrada por el maltrato constante que recibe el individuo en esta dictadura del capital en la que nos ha tocado vivir.
¿Hay muchos monstruos escondidos en los armarios de esta sociedad? En lo que llaman las cloacas del Estado.
Sí, los hay. Lo peligroso es que ya no tienen por qué estar escondidos en armarios, algunos campan a sus anchas a plena luz del día, a la vista de todos.
Y si es que sí, ¿los ciudadanos anónimos realmente queremos conocerlos? ¿O preferimos no saber para acallar nuestra conciencia y pensar que es por el ‘bien común’?
En la última fase de ensayos llegamos a cuestionarnos si el debate que plantea la obra no sería ya un debate cerrado. Mi percepción me hace pensar que actualmente la mayoría prefiere no saber mientras se encarguen otros de los trapos sucios. Los hombre/mujeres buenos somos mayoría pero aun nos mantenemos como espectadores. Por eso creo que es fundamental esta obra en los tiempos que corren. Es importante volver a abrir este debate, volver a planteárnoslo.
La obra nos pone en una diatriba muy potente a los espectadores. La mayoría tendríamos clara la opinión de partida, pero según en qué circunstancias… podríamos cambiar nuestra postura. No pretendo arrancarte un discurso moral, pero ¿tú tienes alguna opinión clara al respecto de si la tortura debe ser erradicada de las sociedades sin excepción o si sería justificable en según qué casos?
Creo que debería ser erradicada, como la pena de muerte. Ahora bien, si la seguridad de mi familia dependiera de hacer hablar a alguien… no sé de lo que sería capaz. Posiblemente… Realmente no lo sé.
¿Consideras que es preferible perder libertades a costa de ser una sociedad más ‘segura’?
Si se pierden libertades jamás será una sociedad más segura. El miedo es un mal compañero a la hora de tomar decisiones y me temo que los estados lo utilizan con demasiada frecuencia para justificar el recorte de libertades.
¿Qué aprendizaje te llevas de protagonizar un montaje así?
Carles Alfaro. Gran maestro donde los haya.
Por lo que he podido leer y me han contado compañeros de Barcelona, tu interpretación es brutal. Tienes ya una gran carrera en televisión y teatro, pero ¿sientes que este personaje de José K es como un espaldarazo, un punto de inflexión en tu carrera?
Sin duda lo es. Llevaba mucho tiempo sin reciclarme como actor y sin tomar ningún paso definido dentro de mi profesión. El trabajar con Carles me ha abierto la puerta a una manera de trabajar nueva para mi. También me ha dejado entrever todo un mundo, que desconocía, en el que tengo muchísimo que aprender pero al que me ilusiona mucho enfrentarme.