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Por Miguel Pérez Valiente
Fotos: Javier del Real
Hacia la obra de arte total
Pablo Heras-Casado dirige un reparto con renombrados cantantes wagnerianos como Greer Grimsley, Sarah Conolly y Samuel Youn en este arranque de la colosal tetralogía de El anillo del nibelungo de Wagner.
La escala monumental en la que, por lo general, se presenta el género operístico queda empequeñecida cuando se aborda un proyecto tan descomunal como la tetralogía wagneriana. El anillo del Nibelungo es el verdadero monte Everest del repertorio lírico: un prólogo y tres jornadas que suponen unas quince horas de música sobresaliente, drama desaforado y sesudas reflexiones sobre lo humano y lo divino.
En la primera entrega, El oro del Rin (1852-1854), que podremos ver en el Teatro Real a partir del 17 de enero, se introducen algunos de los elementos simbólicos y personajes mitológicos que desfilarán en esta épica saga creada por el propio Wagner sobre la base de varios mitos germánicos y escandinavos.
Pero la tetralogía no destaca únicamente por su inusual extensión. El siempre ambicioso Richard Wagner quiso con esta obra poner en práctica un ideal estético que unificara bajo el lenguaje teatral todas las formas de arte, es la llamada «obra de arte total» o Gesamtkunstwerk.
La extraordinaria escala resultante supone un gran desafío (tanto técnico como financiero) para cualquier teatro de ópera del mundo. Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, ha optado por programar cada una de las óperas de la tetralogía en cuatro años consecutivos y, para ello, ha elegido una veterana producción que fue estrenada hace casi veinte años en la Ópera estatal de Colonia y que firma el canadiense Robert Carsen.
Matabosch conoce bien este trabajo que ya programó en el Liceo de Barcelona en el año 2013. Sobre su elección el director artístico comentó en aquella ocasión: «…siempre buscamos [directores escénicos] que respeten el sentido de la obra y de lo que Wagner quiere expresar. Carsen es uno de ellos y su tetralogía es una de las mejores». En efecto, la propuesta de Carsen destaca por su fidelidad al libreto de Wagner, prácticamente todos los elementos de libreto aparecen fidedignamente representados mientras que, por otro lado, el montaje está aligerado de los elementos superfluos que recargan otras producciones. Otra de las claves de esta producción es un fuerte alegato ecologista que pone sobre el tapete un elemento muy contemporizador como es el conflicto entre el hombre y la naturaleza.
El granadino Pablo Heras-Casado, principal director musical invitado del Real, asumirá la dirección de las cuatro entregas de la Tetralogía en lo que seguramente vaya a ser el mayor reto de su vida profesional.
